miércoles, 30 de enero de 2013

Danny Elfman (Compositor)


Danny Elfman

Daniel Robert Elfman, Los Ángeles (Estados Unidos), 1953

Compositor ecléctico de gran prestigio en los ambientes cinematográficos, además de autor de grandes bandas sonoras tanto para la pequeña como para la gran pantalla.
Cuenta en su haber con cuatro nominaciones al Oscar, tres nominaciones a los Globos de Oro, un Grammy de once nominaciones, un Emmy de dos nominaciones, dos nominaciones al BAFTA… de momento.

Como ya hemos comentado con otros autores, Elfman, también ha realizado incursiones en el nuevo campo abierto por los videojuegos. Así, ha compuesto para las sagas de los juegos de rol de acción “Kingdom Hearts II” (2006), “Fable” (2007) y “Fable II” (2008). O en la mayoría de las melodías de los videojuegos de “Los Simpson”.
Incluso, se ha atrevido con la publicidad, en donde nos dejaba la bella melodía que acompañó a nuestro spot de la lotería de navidad en 2011. Obra, que nos recuerda a la del mágico film “Eduardo Manostijeras”, película de la que hablaremos más adelante.

Danny Elfman, aun siendo un autor muy versátil, tiene un estilo muy recurrente en sus composiciones. Este se caracteriza por el uso de voces corales junto a sus composiciones sinfónicas, temas con los que consigue generar su logrado ambiente gótico. Con ellas, proporciona a las películas esa curioso atmósfera camino entre lo tétrico y lo mágico que hacen adquirir tanto a lugares como a aquellos personajes extraños esa atracción y belleza de la que carecen y que tan buenos resultados le ha dado junto a obras del director y amigo Tim Burton. Director a quien ha compuesto casi todas las bandas sonoras de sus películas.

Pasaremos ahora a realizar un pequeño repaso a la obra de este autor. Para ello, comenzaremos por sus inicios y terminaremos con algunas de sus últimas obras destacadas.

Iniciaremos el repaso con su primera composición para el mencionado director, Tim Burton. Obra que no fue la primera del músico, ya que en este caso, se trató de la composición hecha por el grupo Oingo Boingo (banda del cual era el líder y compositor) en el film de su hermano Richard en 1980: “La zona prohibida” (Richard Elfman).
Como comentaba. Su relación con el director Tim Burton fue muy precoz. Así, en 1985 componía para este la banda sonora del film “La gran aventura de Pee-Wee”. Melodía que acompañaba a este chirriante Mr. Bean a la americana, de ridículo nombre: Pee-Wee. Obra en la cual, Elfman, nos deleita con una fantástica composición donde, en algunos momentos, nos llegaba a recordar a aquellas melodías que el gran Nino Rota compusiera para el genio de la dirección italiana, Federico Fellini.

En 1988 componía para Richard Donner la banda sonora de la curiosa versión de “Un Cuento de Navidad”: “Los fantasmas atacan al jefe”. Donde, un entonces extravagante cómico de nombre Bill Murray, nos entretenía en esta satírica parodia.
Con ella, empezaba a hacerse patente el estilo gótico que mencionábamos anteriormente, aunque, en este caso, lo haga recaer sobre tonos más alegres.
Del mismo año, es otra popular obra de fantasmas compuesta por nuestro autor: “Bitelchús”. De nuevo a las órdenes de Tim Burton componía el que fuera uno de sus primeros éxitos.

Pero no sería hasta 1989 el año de su consagración, ya que en él nos dejaría con dos de sus obras más memorables. La primera, acompañando al héroe gótico por excelencia: “Batman” (Tim Burton), en la que realiza una espectacular banda sonora con la que lograba el Grammy a mejor banda sonora original.
La segunda, haciendo lo propio, sólo que en este caso acompañando al pequeño diablo más popular de la televisión: “Los Simpson” (Matt Groening). Estilos muy diferentes, para trabajos muy diferentes.

Y… ¡llegó 1990!... Ya que la nueva década nos traería la que posiblemente sea su obra más emblemática: “Eduardo Manostijeras”. Con ella, consolida su estilo y lo hace grande. Para ello, crea una de esas melodías que saben transmitir, llenan y emocionan. Y si la banda sonora consigue todo eso por sí sola, cuando le añadimos el estilista film de Tim Burton, la emotiva interpretación de Winona Ryder y la magistral e inclasificable del genio, Johnny Depp… ¿Qué nos da?... pues no seré yo el que lo diga:
"Obra maestra del cine moderno que, en su estreno, no fue recibida como se merece, pero que, con los años, se impone como una de la mejores películas de la historia del cine" (Javier Ocaña: Cinemanía).

Pero debemos continuar. Así, llegamos al año de 1993, año, en el que compondrá el musical producido por Tim Burton: “Pesadilla antes de Navidad”. Película de animación, en la que el director Henry Selick se enfrentó a la dura tarea de realizar un cuento para todos los públicos ¡sobre una pesadilla! y… salir victorioso.
En ella, además de una gran banda sonora, pudimos disfrutar de varias canciones interpretadas por el propio Elfman.

En 1994 compondría la bella melodía con aires celtas del film familiar: “Belleza Negra” (Caroline Thompson). En él, podemos comprobar la facilidad que demuestra el autor a la hora de cambiar de registros y seguir ofreciéndonos trabajos de gran calidad.

1996 nos dejaba con la partitura de la controvertida película de Tim Burton, “Mars Attacks!”. Personalmente, pienso que, aunque contó con un reparto espectacular, el film es un pestiño monumental, por más que intenten convencerme de lo contrario.
En él, Danny Elfman repite estilo compositivo y realiza algunas variaciones con la intención de darle un toque retro a película, añadiendo algunos temas que evocan a aquellas producciones de ciencia ficción de los años cincuenta-sesenta y aires herrmannianos.

Terminaremos la década de los noventa con la cinta fantástica “Sleepy Hollow” (1999). En la que el director, Tim Burton, vuelve a dejarnos una magnifica muestra de cómo elevar la estética gótica con suma maestría, sin abrumar y sin caer en estridencias. Dejándonos una película muy vistosa dentro de su oscuridad, a la vez que logrando dar ese ambiente claustrofóbico que hace tan particular el relato de Washington Irving.
Y todo ello, acompañado por la genial banda sonora de Elfman, quien mantiene el suspense cuando es necesario y no nos da respiro en los momentos de máxima tensión.

Adentrándonos en el nuevo milenio, volvemos a disfrutar con buen repertorio de bellas y magníficas composiciones.
Comenzamos en 2002, año en el que compone la banda sonora de “Spider-Man” (Sam Raimi). Banda sonora efectista y muy a la altura del arácnido superhéroe.

O una vez más junto a Tim Burton, y no será la última, lo escucharemos en la que para mí es la película más positiva y hermosa del director.
Cuento mágico donde Burton consigue deshacerse de su tan manida atmósfera gótica y dejarnos un film luminoso y cálido. Dramático pero positivo relato que nos deja un dulce regusto tras el visionado del mismo. Una hermosa película en la que sales de la sala de proyección siendo consciente de haber visto una gran obra. Me refiero al film: “Big Fish” (Tim Burton, 2003). 
En él, Elfman escoge una melodía que, al igual que hace el director, rehuye de su clásico estilo gótico, buscando una composición más sutil que la diferencie de otros trabajos realizados para el director. Aunque ello no significa que reniegue a usar temas de gran fuerza cuando el guion lo requiera, consiguiendo de esta manera una banda sonora de una gran belleza que lo llevaría a una de sus nominaciones al Oscar.

Nos vamos a 2005 para continuar con el dúo Burton/Elfman. En esta ocasión, la afortunada es una nueva versión de la novela de Roald Dahl: “Charlie y la fábrica de chocolate” (Tim Burton, 2005).
Andaba yo aun con el recuerdo de la versión de 1971: “Un mundo de fantasía” de Mel Stuart. Película en la que un fantástico Gene Wilder se transformaba en el excéntrico Willy Wonka. Personaje quien acompañado de sus tan reales Oompa Loompas, se encargarían de hacerme pasar una muy agradable velada en mi niñez. Cuando, el más excéntrico todavía, Tim Burton, acompañado del su estrambótico actor fetiche, Johnny Depp, nos dejaba esta nueva versión de 2005.
He de reconocer que en un principio la repudié, al considerarla una burda burla de la versión del 71. Afortunadamente, pocos años más tardes, mis hijos consiguieron sacarme del grave error que estaba cometiendo con ella. Logrando de esta manera que fuera capaz de valorar el gran trabajo realizado por el director y su magnífico actor talismán.
En cuanto a la banda sonora Elfman no hace nada nuevo, más bien, se dedica a hacer alguna modificación en algunos viejos trabajos, como ocurre en las canciones, las cuales nos recuerdan en exceso a las del otro film: “Pesadilla antes de Navidad”. Pero he de reconocer que, aun así, logra dar con ese toque especial que necesitaba la película.

De este mismo año es también el fantástico romance: “La novia cadáver”. Musical de animación, en el que, en esta ocasión, sí nos encontramos como director a Tim Burton.
Para ella, Elfman compone una obra menos gótica de lo que cabía esperar y en la que se incluyen varios temas para piano de una belleza exquisita.

En 2007, lejos de los ambientes góticos de su bienamado Tim Burton, lo vemos componiendo para la colorista cinta de animación de la Disney "Descubriendo a los Robinsons" (Stephen J. Anderson). Película para la que consigue crear una enérgica banda sonora cargada de giros y en la que suaviza mucho su particular estilo Elfman. Banda sonora en donde también nos encontraremos con algunas canciones muy interesantes como el tema de Rufus Wainwright "Another Believer".

Como vemos, nos encontramos en una entrada en el nuevo milenio con con un compositor muy activo, así lo escuchamos en varias películas de éxito del momento, además de las ya mencionadas, como la oscarizada cinta de Gus Van Sant: "Mi nombre es Harvey Milk" (2008) por la que sin ser uno de sus mejores trabajos volvía a obtener una nominación al Oscar, o las secuelas de las sagas Hellboy y Terminator: "Hellboy 2: El ejército dorado" (Guillermo del Toro, 2008) y "Terminator: Salvation" (McG, 2009), cintas a las que le imprime mucho ritmo, pero que tampoco darán mucho de sí.

Continuemos para irnos al comienzo de la segunda década del nuevo milenio. Fechas en las que Elfman/Burton vuelven a las andadas con “Alicia en el país de las maravillas”.  En esta ocasión, pienso, que el compositor consigue sacarle ventaja al director. Ya que si Elfman nos dejaba una potente y fílmica melodía. Burton, divagaba con esta surrealista adaptación de la obra de Lewis Carroll. Novela que, aunque parecía hecha a medida para el director, sin embargo, por alguna extraña razón, no consigue sacarle todo el provecho que de él se esperaba.

En 2012 tenemos varias composiciones destacables. La primera de ellas, la que acompaña al film de David O. Russell “El lado bueno de las cosas”.
Comedia romántica donde el compositor nos deja una bella y diferente composición de temas ligeros. En ella nos demuestra, una vez más, que es capaz de cambiar de registro con no mucha dificultad.
En el lado opuesto tendríamos el nuevo trabajo de Burton: "Sombras tenebrosas" (2012), film en el que vuelve a dejarnos sus características composiciones góticas que tanto gustan al director.

Y para terminar, nos despediremos con unas bandas sonoras de 2013. Si bien esperábamos más de la composición para la película de Sam Raimi: "Oz, un mundo de fantasía". Film al que Raimi daba ese característico aire Tim Burtonesco a su filme, y en el que Elfman se quedaba en un quiero pero no puedo, no complicándose la vida y dejándonos una aceptable pero trillada composición de estilo elfmanesco donde brillaba con nombre propio su tema principal. Afortunadamente, no sería la única composición del año y se resarciría con "Epic: El mundo secreto" (Chris Wedge, 2013). Cinta de animación de la Blue Sky para la que realiza una épica partitura de aires célticos en la que destacan temas como el vital "Leafmen" u otros en los que nos deja entrever su particular estilo algo dulcificado, como los interesantes: "Pursuit" o "Moonhaven parade".
En general, una excelente banda sonora que acompañaría a esta colorida nueva apuesta de la Blue Sky  y con la que obtenía la nominación a los ANNIE a mejor banda sonora.

No está siendo estos últimos años una mala temporada para nuestro compositor que, además de trabajar en los filmes ya mencionados, ha cosechado buenos resultados en cintas como "La gran estafa americana" o "Las aventuras de Peabody y Sherman", además de tenerlo en una de las películas que, ateniéndonos a los resultados cosechados por la novela en la que se basa, auguro que tendrá una buena recaudación de taquilla, al menos por el lado femenino se refiere: "Cincuenta sombras de Grey". Cinta de Sam Taylor-Johnson que tiene previsto su estreno a principios del año 2015.

Pues, es todo por el momento, solo deseo que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.

Dedicado a mi amigo Xuxo Franco y a su buen gusto cinematográfico. Mejor película del mundo: ...

jueves, 24 de enero de 2013

Elmer Bernstein (Compositor)


Elmer Bernstein

Nueva York, 1922 - Ojai, California, 2004 (Estados Unidos).

Autor que, como el resto de sus coetáneos (Mancini, Barry, Williams,…) recibe mucha influencia del jazz; alternando en sus composiciones estilos jazzísticos y sinfónicos. Si bien hay que decir que, en cierta medida, era más que lógico, ya que durante la II Guerra Mundial formaría parte de la banda militar de Glenn  Miller.

Como nota aclaratoria, comentar que Elmer Bernstein no guarda relación alguna con el también compositor estadounidense Leonard Bernstein (La ley del silencio o West Side Story), salvo que comparten el mismo apellido.

En su dilatada carrera, más de cien trabajos para el cine, obtuvo catorce nominaciones al Oscar, alzándose con una presea por el musical: “Millie, una chica moderna” (George Roy Hill, 1967), dos Globos de Oro de siete nominaciones, dos nominaciones al Grammy y una al Emmy, entre otras.

Pero si Bernstein es recordado, no es especialmente por su obra premiada con el Oscar, así, entre sus trabajos más representativas tenemos dos de las composiciones más aclamadas del séptimo arte: “Los siete Magníficos” y “La gran evasión”; trabajos que veremos más detalladamente a continuación.

Para conocer la gran obra dejada por nuestro autor de hoy pasaremos, al igual que en anteriores ocasiones, a detallar su trayectoria por el séptimo arte de forma ordenada.

Así, comenzamos en sus inicios, periodo en el que nos dejaría grandes obras de acompañamiento.
Aunque su primera composición fuera para el film de David Miller “Saturday's Hero” en 1951. No es hasta cuatro años más tarde cuando consigue su primer éxito y primera nominación al Oscar. La banda sonora que haría esto posible sería la del film “El hombre del brazo de oro” (1955). Para ella, Bernstein, compondrá una obra puramente jazzística, todo ello propiciado por el argumento de la propia película, al versar sobre la sórdida vida de un pianista ex presidiario, heroinómano y jugador. Papel, interpretado por Frank Sinatra y su inconfundible estilo macarra.

Un año más tarde se confirmaría como un compositor a tener en cuenta en años venideros tras componer la banda sonora para el film Épico “Los diez mandamientos” (1956). Film donde  Cecil B. DeMille realiza su segunda versión de este pasaje bíblico sobre la vida de Moisés. Y ara la cual, le hace a Bernstein una extraña petición, al solicitarle que componga, no una banda sonora a la usanza, sino, varios leitmotiv, uno para cada personaje principal, así como algunos temas de amor.

Pasamos a los años sesenta, donde, recién comenzada la década, compondrá su tema más popular cuando se le pide acompañar el remake del clásico japones Los siete samuráis” de Akira KurosawaJohn Sturges nos traslada la historia al lejano Oeste en “Los siete magníficos” (1960). Célebre cinta encabezada por un reparto de verdadero lujo (Yul Brynner, Steve McQueen, Charles Bronson, Eli Wallach, James Coburn...) para la que Bernstein nos dejaba con una banda sonora de gran fuerza y ritmo, además de una composición que presenta partes bien diferenciadas con temas específicos para buenos y malos. Creación, que le valió la nominación al Oscar. Y que lograba fraguar en uno de los temas más recordados de la historia del cine. Claro ejemplo de como una película entretenida pero mediocre puede llegar a convertirse en un clásico gracias, en esta ocasión, al éxito de su gran banda sonora.

Tan solo un año más tarde, en 1961, compondría otra de sus grandes y recordadas obras. Nuevamente para un western, en esta ocasión protagonizado por el amigo del rifle, John Wayne, y dirigido por el solvente Michael Curtiz: “Los Comancheros”. Para esta nueva entrega el compositor mantendría ese estilo intenso y emocionante que empleara en la película vista anteriormente y, una vez más, compondría un espectacular tema principal que volvería a quedar grabado en las cabezas de todos los bsoadictos.

Afortunadamente, aunque bien es cierto que gran parte de sus trabajos recayeron en filmes de acción, también nos deja composiciones de gran belleza para filmes que necesitaban de melodías más sutiles y delicadas. Así, en 1962, compone para el magnífico film antirracista del direcctor Robert Mulligan: “Matar a un ruiseñor”. En él, un magistral Gregory Peck interpreta el papel del singular abogado Atticus Finch, único capaz de enfrentarse con un pueblo y una justicia que, a falta de un culpable correcto, se buscan uno cuya única culpabilidad era ser de color. 
Estupenda interpretación que le valió el Oscar al actor y la nominación al compositor; quien sí conseguía alzarse con el Globo de Oro.

Un año más tarde, en plena etapa dorada de nuestro autor, daba forma a otro de sus temas más populares, la banda sonora del film bélico “La gran evasión” (1963), de nuevo a las órdenes de Sturges.
Nuevamente en un film coral del director, donde vuelven a brillar algunos de los nombres que lo acompañaron en "Los siete magníficos" como Steve McQueen, Charles Bronson y James Coburn a los que se les unen otros como James Garner, Richard Attenborough o Donald Pleasence, nuestro autor crea una fenomenal banda sonora con tema principal muy pegadizo y sugerente de ligero aire marcial.

En 1965, siguiendo con su patrón compositivo para películas del Oeste Americano, nos deja, en esta nueva colaboración con el director John Sturges, la animada melodía de la comedia “La batalla de las colinas del Whisky”. Estupenda melodía a la que da, además de su  particular estilo de acción, otro de cariz más cómico.

Finalizando la década, nos deja con otra gran composición para su género más recurrente, el western. En esta ocasión lo hará para la primera versión de: “Valor de ley” (Henry Hathaway, 1969). Film en el que un veterano John Wayne interpreta al agente del Gobierno tuerto y alcohólico, Rooster Cogburn. Interpretación que le valdría el Oscar y a una nueva nominación a Bernstein por su composición.

Esta película daría fin a un periodo muy fructífero y exitoso, para dar comienzo a otro, que, aunque sí fue muy productivo, no llega a tener la grandiosidad de tiempos pasados. Sin que ello signifique, que no nos deje algunas obras de incalculable belleza.

Así, como comentábamos, comienza la década de los setenta. En él, aún conserva el crédito de sus éxitos pasados y compone para algunas películas más del género del Far west. Donde vuelve a repetir estilo, que, aunque sí conseguían el efecto deseado, dejan un cierto aire a manido en sus composiciones.
De esta manera llegamos a finales de la década, donde Bernstein empieza a componer para filmes de calidad cuestionable. Películas, que tienen, más que nada, el objetivo de entretener, encontrándonos entre otras con: “Desmadre a la americana” (John Landis, 1978), “Los incorregibles Albóndigas” (Ivan Reitman, 1979).
Aunque, afortunadamente, consigue algún trabajo con el que resarcirse, como ocurriera con el film de Douglas Hickox, Amanecer Zulú” ( 1979), cinta que era una precuela del film que en 1963 rodaba Cy Endfield: Zulú” . Para él, Bernstein compone una ecléctica obra, en donde realiza una selecta mezcla de estilos de anteriores éxitos, que da lugar a una obra efectista y agradable.
Pero esto no era más que un espejismo en la pesadilla en que Bernstein se encontraba sumergido, Así damos paso a la siguiente década, los ochenta, donde la realidad no mejoraba sus peores augurios. Así, nos deja composiciones para filmes, que, aunque, sí alcanzaron una gran popularidad, en ellas, sus acompañamientos son lo de menos; viéndose muchos  de ellos masacrados en pos de las canciones que los acompañaban.
Entre ellos tenemos: “Aterriza como puedas” (1980), “El pelotón chiflado” (1981), “Entre pillos anda el juego” (1983) curiosamente, por esta obtuvo la nominación a mejor adaptación musical, y para finalizar con la lista… ya que podríamos seguir: “Los Cazafantasmas” (1984).

Como no me parece de rigor dejar a este gran compositor con esta extraña sensación de él, obviaremos el resto de composiciones de esta etapa crítica y nos centraremos en otras más reseñables. Que, lamentablemente, aunque no fueran muchas… sí nos dejó alguna.
De esta manera tenemos obras como la bella melodía que acompañaba al film de animación en 1985: “Taron y el caldero mágico” (Ted Berman y Rick Rich, 1985). Banda sonora, en la que combina temas oscuros para los entes del mal, y brillantes y mágicos para nuestros héroes.

Pasamos a los 90, donde comenzamos la nueva década con buen pie, ya que, en 1990, compone la intimista banda sonora del film irlandés “El Prado” (Jim Sheridan, 1990), composición con un tono más romántico y ritmos celtas que dejan, junto a la fotografía del film y la fenomenal interpretación del veterano actor irlandés Richard Harris, un muy agradable visionado, aunque como no quiero llevar a nadie a confusiones, se trate de un duro drama al más puro estilo lorquiano. Interpretación por la que Harris conseguía la nominación al Oscar.

En 1993, compondrá para Martin Scorcesse la banda sonora del film “La edad de la inocencia”. En él, nos vuelve a deleitar con temas de corte clásico y grandes composiciones orquestales. Consiguiendo la nominación al Oscar y al Grammy.

Terminaremos dando un salto y yéndonos al año de 2002, donde compone la que sería su última obra nominada al Oscar antes de su fallecimiento, nominación que compartió junto con otra al Globo de Oro. La culpable de ello es la bella y dulce composición realizada para acompañar al melodrama “Lejos del cielo” (Todd Haynes). Film donde destacaba el papel de la actriz principal Julianne Moore, que conseguía entre otros las mismas nominaciones que el compositor: Oscar y Globo de Oro.

Espero que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.

jueves, 17 de enero de 2013

Hans Zimmer (Compositor)


Hans Zimmer

Hans Florian Zimmer, Fráncfort (Alemania), 1957

Está claro, que la industria cinematográfica norteamericana es la más productiva de occidente, y sólo desbancada por la india a nivel mundial. Lo que la diferencia de esta última, es que la primera tiene como fin la obtención de pingues beneficios, y la segunda, está creada para satisfacer su consumo interno.
Bien, lógicamente, una factoría que busque la rentabilidad económica tiene que ser muy meticulosa a la hora de ofrecer su mercancía y de esta manera poder lograr un mayor campo de influencia. Por lo que industria norteamericana, para lograr esto, se ha basado en la realización de grandes superproducciones, destinando para ello una gran cantidad de dinero y medios, dinero que lógicamente prevé recuperar una vez el film salga al mercado.
Todo esta retahíla que os estoy largando, totalmente fuera del contexto de las bandas sonoras, y mucho más alejado aun del tema que nos trae aquí... nuestro autor. Viene a colación para hacer hincapié sobre una cosa. Hacer ver que, una industria que se soporta sobre estos pilares, debe estar continuamente reinventándose, y no sólo en el plano tecnológico, sino en todos sus aspectos. Y lógicamente, el musical también está obligado a ello.
Este sistema, les lleva a captar a grandes compositores. Viéndose obligada a atraer a su lado a todo aquel que dé un toque de frescura y originalidad a sus composiciones, aunque sea de fuera de sus fronteras. Y es ahí donde entra nuestro compositor de hoy. Autor alemán, que se ha hecho cargo de la composición de las bandas sonoras de gran parte de las superproducciones y éxitos de taquilla de los últimos años. Y fundador de una de las empresas más lucrativas dedicadas a la composición de bandas sonoras, la "Remote Control Productions" -anterior Media Venture-. Productora que ha dado salida a jóvenes autores como John Powell. Klaus Badelt, Lorne Balfe, Ramin Djawadi, Lisa Gerrard, Harry Gregson-Williams, Steve Jablonsky o Trevor Rabin, entre otros. Noveles compositores de los que empezamos a tener constancia de su buen hacer.

Bien, pues e su caso, él también fue aprendiz antes que maestro. Así estubo bajo la tutela del poco conocido compositor de bandas sonoras, el británico, Stanley Myers. Quien, entre otras, compondría para el film de Michael Cimino “El Cazador” (1978), además de escribir para obras británicas de principios de los ochenta como “Trabajo clandestino” (Jerzy Skolimowski, 1982) o “Eureka” (Nicolas Roeg, 1983), películas que pasarían sin pena ni gloria por las pantallas aunque contaran con actores de relieve como Jeremy Irons o Gene Hackman.

No es el caso del auto que nos trae hoy aquí, quien, gracias a su genialidad, no correrá la misma suerte que su mentor. Este, no solo consigue superarlo, sino que se convertirá en uno de los autores más reputados de los últimos tiempos, contando en su haber con algunas de las bandas sonoras de más éxito de las últimas décadas.

Como hemos visto en otros compositores tratados anteriormente, con Hans Zimmer nos ocurre lo mismo. Al no limitar su trabajo a la gran pantalla, su reconocimiento es también merecido por sus composiciones para su hermana pequeña, e incluso, más recientemente, por los trabajos para videojuegos. Como en el caso de los temas para las sagas “Call of Duty: Modern Warfare 2” (2009). O “Crysis 2” (2011), obra esta última poco original, ya  que copia el formato de la anterior. Además, hay que recalcar que, ambas fueron realizadas en colaboración con Lorne Bafe.

Una anotación que sí me gustaría hacer, es, que este compositor, recurre con cierta regularidad al uso de temas de éxito de otros autores. Muy recurrentes son las referencias a la obra del ilustre Morricone, del que parece ser un gran admirador de su obra. Así, entre otras, aparecerán temas del gran maestro en bandas sonoras como las de “Gladiator” o en la saga de “Sherlock Holmes”.

En su dilatada carrera como compositor de bandas sonoras ha obtenido varios premios y nominaciones, entre los que podemos destacar: el Oscar conseguido por la banda sonora de “El rey León” (Bob Minkoff, 1994). O dos Globos de Oro, el primero, conseguido por la anteriormente mencionada; y, el segundo, por la composición para el film “Gladiator” del director Ridley Scott en el año 2000. Además, cuenta en su haber con ocho nominaciones a los Oscars, ocho a los Globos de Oro (en ambos casos, no incluidas las premiadas), once a los Grammy (entre ellos 4 galardones),… hasta el momento.

Para hablar con rigor de las bandas sonoras en los últimos veinte años es obligatorio hacer mención a Hans Zimmer, quien pronto dejó claro a hasta donde podía llegar. Así, en 1988, tras haber dado el salto y arriesgarse en tierras de los antiguos Siux, obtiene el que sería su primer éxito con la composición de música electrónica para el film “Rain Man” (Barry Levinson). Estilo que mantendría en algunas de sus siguientes composiciones y que ya usara en su etapa en el Reino Unido.

Un año más tarde vuelve a repetir con la música electrónica, solo que esta vez añadiendo instrumentos orientales y orquestación en el film de Ridley Scott, “Black Rain” (1989). Considerada por sus seguidores como una de sus mejores composiciones en este primer periodo; acompaña soberbiamente a este film que narra las desventuras en las que se ve envuelto Michael Douglas, en el papel de un policía neoyorkino atrapado en el violento Japón de los submundos de la Yakuza.

Entramos en la siguiente década con un film que tuvo el gran fallo de adelantarse diez años, hecho, que le privó de poder convertirse en un film de culto en los EEUU: “Llamaradas” (Ron Howard, 1991). Bodrio monumental con muchos efectos especiales, una banda sonora efectiva y mentiras a cascoporro. Superproducción muy “a la americana” que no la salva ni el reparto.

Pero el reconocimiento no tardaría en llegar, solo que este, lo hace de la mano del cine de animación para los más pequeños. Así, en 1994 compone la banda sonora que le facilitará el Oscar y su primer Globo de Oro, la ya mencionada “El rey león” (Rob Minkoff y Roger Allers). Cuatro años más tarde, escribiría la bella melodía de “El príncipe de Egipto” (Simon Wells, Steve Hickner y Brenda Chapman, 1998) con la que obtendría la nominación al Globo de Oro.
Aunque también es del mismo año otra bella composición, la que nos acompañaría en el film bélico “La delgada línea roja” (Terrence Malick). Obra, en la que sienta las bases para una futura composición mucho más elaborada e intensa en 2010. Me refiero, a la banda sonora del film “Origen” (Christopher Nolan).

Ya metidos en el nuevo milenio, compone una de sus obras de más éxito. Composición, que lo catapulta hacia su segundo Globo de Oro: “Gladiator” (Ridley Scott, 2000). En ella, nos deleita con una fantástica melodía tanto para los momentos de acción como para los dramáticos. Obra compuesta en colaboración con el también alemán Klaus Badelt, aunque la autoría de la obra siempre recaiga en manos del maestro. Algo que no ocurrirá en una posterior colaboración en donde se produce cierta confusión, como veremos más adelante.
Del mismo año es la libre y hermosa adaptación del tema tradicional inglés "Scarborough Fair" tema que hicieron popular en los años sesenta el dúo Simon & Garfunkel al ir incluido entre los temas del célebre Film de Mike Nichols: "El graduado" (1967): Scarborough Fair/Canticle . Zimmer lo empleará con gran tino en la banda sonora de la cinta bélica “Black Hawk derribado” (Ridley Scott, 2002).

2003 nos deja otra gran composición de este autor, en esta ocasión, para el film: “El último samurái” (Edward Zwick). Otra nueva película de acción-bélica, géneros, en los que parece sentirse muy cómodo este autor.
Pero también este es el año de un film que trae con él una gran banda sonora, aunque algo caótica y controvertida. Me refiero a la melodía del film “Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra” (Gore Verbinski). En la que, aunque aparezca como titular de la composición el joven Klaus Badelt, en su realización intervienen hasta nueve compositores de la Remote Control Production, entre ellos, el Sr. Zimmer; quien compone el tema: “He’s a pirates”. 
Es por ello, que, junto con el condicionante de ser el autor del resto de las bandas sonoras de la saga, sea confundido y se le asigne la autoría del mismo; aunque, como hemos visto, el que conste oficialmente como autor en el registro sea su discípulo, Klaus Badelt.

El 2005 le dará una nueva participación en otra aventura épica, esta vez de la mano del héroe nocturno: Batman. Componiendo la banda sonora  del film: “Batman Begins” junto a otro gran compositor, James Newton Howard. Comenzando, de esta manera, la que será la primera de las colaboraciones con Christopher Nolan en la saga del héroe Murciélago. 
En él, mantiene ese estilo repetitivo que lo caracteriza, con el que acompañará a un hombre murciélago algo más sobrio que en anteriores ocasiones. Al que, un magistral, Christian Bale le consigue sacar todos sus matices.

En 2006 continua con la saga de Piratas del Caribe, solo que, en esta ocasión, es él el que se lleva toda la gloria en la composición de esta segunda entrega: “Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto” (Gore Verbinski). En ella, escribe un genial tema para su protagonista principal, el mismísimo Capitán, Jack Sparrow.
Otra gran composición en 2006, será la que acompañe a la versión cinematográfica de la obra de Dan Brown “El código Da Vinci” (Ron Howard).

El siguiente año dará la tercera composición para las aventuras del intrépido y desastrado capitán pirata, Jack Sparrow, en: “Piratas del Caribe: en el fin del mundo” (Gore Verbinski, 2007). Donde, Zimmer, compone otra maravillosa banda sonora para esta nueva entrega en la que nos deja una excelente representación de su buen hacer.

2008 volverá a ser un buen año para Zimmer. Año, en el que se embarca en proyectos como la fantástica cinta de animación “Kung Fu Panda” (Mark Osborne y John Stevenson) para la que compone junto a su discípulo avanzado, John Powell, una preciosa banda sonora de ritmos orientales.
O la segunda entrega del director Christopher Nolan para “El caballero Oscuro”, melodía más en su línea, en la que continua con su estilo repetitivo y potente que nos mete de cabeza en el ritmo vertiginoso del film, y que vuelve a coescribir junto a Newton Howard.
Aunque de este año también son los trabajos de las composiciones para: “Madagascar 2” (Eric Darnell y Tom McGrath), del que es autor de las melodías de los tres filmes. 
O la melodía del film político “El desafío, Frost contra Nixon” (Ron Howard), entre otras.

Como podemos observar, Hans Zimmer, es un autor de lo más productivo y comercial, de hecho, como estamos viendo, se ha convertido en uno de esos compositores talismanes. Siendo reclamado para aquellas superproducciones que requieran asegurar cierta intensidad en sus acompañamientos  y dar mayor énfasis a sus argumentos.

Así, en 2009, nos vuelve a dejar varias composiciones para otras películas del género de acción. Como el trabajo realizado para el monumental despropósito de “Sherlock Holmes”.
Film, donde el insigne detective se ve convertido en una mezcla entre Kung Fu y Robocop. Quien, embutido de forma burlesca en la época victoriana, desvirtúa, de manera soez, los textos de Sir Arthur Conan Doyle. En un film, cuya única intención es dejarnos un producto comercial y efectista, muy alejado del sobrio e intimista Holmes de las novelas de Conan Doyle.
Lógicamente, para hacer esto, el británico Guy Ritchie debía contar con un compositor singular a la hora de realizar la banda sonora que requería el film, y ciertamente… lo consigue. Aunque para ello el compositor recurra al plagio, nada más y nada menos, que del ilustre maestro del Spaghetti, Don Ennio Morricone y su tema “Farewell to Cheyenne”.
Me imagino o... espero, que su intención fuera rendirle pleitesia, ya que en la secuela de esta: “Sherlock Holmes: Juego de sombras” (Guy Ritchie, 2011), no sólo versiona, sino que incorpora el tema del gran maestro “Dos mulas y una mujer”.
Otro de sus trabajos en este año es, para la nueva adaptación del sobrevalorado Dan Brown, en la precuela cinematográfica de las aventuras de Robert Langdon: “Ángeles y demonios (Ron Howard). Donde nos vuelve a dejar una intensa y emotiva composición, en la que mantiene el tema central compuesto para el primer film de dicho personaje, aunque con ligeras modificaciones.

En los siguientes años, hasta la actualidad, citaré como composiciones destacadas, la ya mencionada “Origen” (Christopher Nolan, 2010), La segunda entrega del Oso Karateca “Kung Fu Panda 2” (Jennifer Yuh, 2011), donde vuelve a colaborar con John Powell o la tercera del Batman de Nolan: “El Caballero oscuro: La leyenda renace” (2012).

Para terminar, vuelvo a dejar un enlace para aquel que quiera escuchar algo más sobre la obra de este autor.


Espero que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.

miércoles, 9 de enero de 2013

Vangelis (Compositor)


Vangelis

Evángelos Odiseas Papathanassiou, Volos (Grecia), 1943.

Hoy veremos a otro curioso compositor. A aquel, que fuera niño prodigio y realizara conciertos de sus propias composiciones a la temprana edad de seis años. Y, al que los amantes, como yo, de aquella música electrónica de finales de los setenta le debemos estar eternamente agradecidos.

Vangelis, es uno de esos casos de compositor no especializado en bandas sonoras, y no solo eso, como veremos más adelante; pero, que a su vez, tiene un largo y exitoso bagaje en este tipo de composiciones. Destacando, no sólo sus trabajos en bandas sonoras de películas, sino que también lo hará, y de manera sorprendente, en otras disciplinas de la pequeña pantalla como los brillantes trabajos realizados para documentales y series documentales.

Su primer trabajo conocido para el cine es en 1966, año en el que compone la banda sonora de la comedia griega: “Cinco mil mentiras” (Giorgos Konstadinou).

Aunque, no es hasta 1973, cuando entabla contacto con el director yugoslavo (posteriormente nacionalizado francés) Frédéric Rossif. Con él, establece una estrecha relación nuestro compositor, así, juntos, realizan una serie de trabajos para varios documentales de vida salvaje: “L'Apocalypse des animaux” (1973), “L'opéra sauvage” (1975), “La fête sauvage” (1979) o “Sauvage et beau” (1984), obras en las que nos deja un buen ramillete de  melodías fantásticas.
También, realizarán otra serie de documentales de distinta temática como el  dedicado al propio compositor “L'arbre de vie” (1981)  o uno de los últimos trabajos del director “De Nuremberg à Nuremberg” (1989).

Pero… continuemos con el repaso ordenadamente, y, de esta manera, irnos a la década de los 80, periodo, en el que nos deja un gran número de obras destacables.

Así, en 1980, compondría la melodía de la fantástica serie divulgativa sobre el espacio, “Cosmos”. Serie, creada por el brillante astrofísico y mejor divulgador, Carl Sagan.
Alguno de vosotros recordará como se nos fueron desvelando los secretos del universo gracias a esta magistral serie adelantada a su tiempo. Y, como disfrutamos viajando a nebulosas, galaxias e incluso a los, aún muy desconocidos, agujeros negros. Pero mejor aún, es… que en toda esta odisea, íbamos acompañados por la futurista melodía del genio de Vangelis.

En 1981 conseguiría su único Oscar. Gracias, a la memorable composición realizada para el film británico, “Carros de fuego” (Hugh Hudson). Melodía, que quedaría fundida a esa escena de los atléticos protagonistas corriendo por la playa británica.
Pero… este premio va a dar lugar a algo insólito. Vangelis, una vez recibido el premio… decide algo asombroso: no publicar sus composiciones cinematográficas. Al parecer, por miedo a quedar encasillado como compositor de bandas sonoras.
Algo inaudito, que ha tenido como consecuencia, que no podamos disfrutar de varias de sus grandes obras realizadas para el séptimo arte.

Pero si Vangelis es quien es en la historia del cine, es gracias a otra banda sonora que no recibió galardón alguno. Me refiero, al clásico de ciencia ficción “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982). Film, parcialmente basado en la novela de Philip K. Dick: “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”
Por ella, obtendría la nominación en 1983 al Globo de Oro y al BAFTA; pero como comentábamos anteriormente, la negativa de Vangelis a editar sus bandas sonoras, daría lugar a que su publicación se retrasara diez años. Afortunadamente… se acabó publicando.
También, es de este año la composición para el drama político, “Desaparecido”. Obra del director franco-griego, Constantin Costa-Gavras. En el cual, nos deja este delicado tema de apertura.
En él, podemos ver a un veterano Jack Lemmon realizar una sobrecogedora interpretación que le otorgaría el premio a mejor actor en el festival de Cannes.

Un año más tarde compondría para el film japonés: “Antártica” (Koreyoshi Kurahara, 1983), en el que, nuestro autor, vuelve a sorprendernos con otra bella y… electrónica banda sonora.
Film, que sería versionado en 2006 por la factoría Disney, creando para ello la producción: “Bajo cero” (Frank Marshall). Lógicamente, no contaron con Vangelis para su banda sonora.

Damos un salto y nos vamos a la década de los 90, concretamente, al año de 1992, donde, coincidiendo con la conmemoración del quinto centenario del descubrimiento de América, se realizan varias versiones cinematográficas de tan singular hecho histórico.
Uno de estos filmes será la obra de Ridley Scott: “1492: la conquista del Paraíso”. En el que Vangelis nos brinda con esta memorable obra maestra.
Obra, en la que se produce un cambio de registro en sus composiciones cinematográficas. Nuevo estilo, marcado por el acompañamiento de voces corales sobre la melodía de sus sintetizadores, dando el conjunto lugar, a  una de sus obras más logradas.

Con un nuevo salto, nos vamos al cuarto año del nuevo milenio, año, en el que compondría la banda sonora del film épico de Oliver Stone, “Alejandro Magno”. En él, vuelve a demostrarnos sus grandes dotes como compositor y dejarnos esta “Magna” obra.
En esta ocasión, nos deleita con una melodía en la que van perdiendo protagonismo los sonidos electrónicos en favor de los sinfónicos, algo, que se va haciendo más palpable con el paso del tiempo en Vangelis.

En 2007 realiza la banda sonora de la coproducción húngaro-hispano-helena, “El Greco”. Obra del director griego Yannis Smaragdis. Director con el que ya había colaborado en 1996, componiendo la banda sonora del film que repasa la vida del poeta griego Konstantinos Kavafis: “Kavafis”.
En “El Greco”, volvemos a apreciar como sus composiciones van dando ese giro hacia lo sinfónico, pero, sin llegar a perder el sello Vangelis.

Finalizaremos en el año 2008, año, en el que compone varios temas para el documental sobre el Papa Juan Pablo II, de título: “Testimony”. Bellos temas que buscan crear un  ambiente místico en torno a la figura de Wojtyła.

Espero que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.

jueves, 3 de enero de 2013

Thomas Newman (Compositor)


Thomas Newman

Los Ángeles (Estados Unidos), 1955

Nacido en una familia de compositores. Su padre fue el reputado compositor Alfred Newman (Cumbres borrascosas o Eva al desnudo). Su hermano,  David Newman (La edad del hielo). Sus tíos, Lionel Newman (Hello, Dolly!) y Emil Newman, quien compuso algunas obras para filmes menores y colaboró en composiciones de su hermano Alfred. También tenemos a su primo, Randy Newman (Toy Story o Monstruos S.A.). Y la última incorporación familiar, el joven Joey Newman, nieto de Lionel.
Con un árbol genealógico como este lo extraño hubiera sido que le diera por ser bombero, pero, en ese caso, no estaríamos hablando de él aquí.

Thomas Newman se caracteriza por ser un autor versátil, que al igual que Goldsmith, emplea con frecuencia composiciones rítmicas en sus trabajos; aunque, con un estilo compositivo bastante diferente a él, más bucólico y similar al de la compositora Rachel Portman. Sobre todo, en su etapa más éxitosa.
En sus composiciones usa estilos tan diferentes como el free jazz, música ambiental, étnica, popular o electrónica; siendo esta última la más empleada en sus inicios, posteriormente, iría suavizando sus composiciones hasta llegar a su estilo actual mucho más elaborado, delicado y sinfónico.

Aunque, comienza a componer para el cine en la década de los ochenta,  no es hasta la de los noventa cuando empieza a alcanzar cierto prestigio en esto de la composición de bandas sonoras. Década en la que consigue éxitos que se le habían negado hasta entonces. 
Este punto de inflexión va acompañado del cambio de estilo mencionado anteriormente e iniciado en el film “Tomates verdes fritos” (Jon Avnet, 1991). 
A partir de ese momento comenzará un periodo fructífero, aunque algo irregular, que llega hasta nuestros días.
Periodo, en el que obtiene, entre otras, once nominaciones al Oscar, tres Grammy de siete nominaciones, un BAFTA de dos nominaciones, un Emmy de otras dos nominaciones, tres nominaciones a los Globos de Oro… hasta el momento.

Ahora, al igual que en anteriores ocasiones, procederemos a realizar el repaso a sus obras más destacadas, así, comenzaremos en la década de los 90 y llegaremos hasta nuestros días.

Como hemos comentado anteriormente, la primera obra que tuvo una especial consideración fue la realizada para acompañar el film “Tomates verdes fritos” (Jon Avnet, 1991), en ella, Thomas Newman nos ameniza con una sutil melodía para esta dulce, y a la vez amarga, historia de valientes mujeres. Film que obtuvo mejores resultados de los que en un principio se esperaban de él.

Nos vamos ahora a 1992, donde el sobrevalorado Robert Altman nos deja este pasable thriller satírico sobre los entresijos del mundo del cine, “El juego de Hollywood”. Buena interpretación de Tim Robbins y encomiable trabajo de nuestro compositor.

Dos años más tarde compone para una nueva versión de la obra de Louisa May Alcott. La empalagosa, “Mujercitas” (Gillian Armstrong, 1994), obra antítesis de nuestra Bernarda Alba pero mucho más apta para la cinematografía norteamericana. En ella, Newman nos deja una obra muy acorde con la película, composición, por la que obtendría la nominación al Oscar.

Nos vamos a 1997, donde realiza la banda sonora de la cinta australiana “Oscar y Lucinda” (Gillian Armstrong), película que narra el drama ludopático-romántico de estos dos controvertidos personajes. Sobriamente interpretados por el regio Ralph Fiennes y la bella Cate Blanchett.

Al año siguiente compone para Robert Redford otra aceptable melodía, esta vez, para un film del que se esperó más de lo que posteriormente llegaría a dar de sí, “El hombre que susurraba a los caballos” (1998).

Pero 1999 llega con dos plenos, el primero, por la composición del mágico film “La milla verde” (Frank Darabont), film en el que el autor nos deja una formidable composición cargada de fuerza y emotividad.
El segundo, por el que, para mí, es una de sus mejores composiciones, “American Beauty” (Sam Mendes).
Hay películas en las que el film está descompensado en relación a su banda sonora o a la inversa, en este caso, se produce esa extraña complicidad entre ambos; una y otra se compenetran de tal manera que dan lugar una obra maestra. Está claro, que el peso que juegan los actores es fundamental, en este film, todo el reparto está deslumbrante, pero, Kevin Spacey está soberbio, tanto, como para conseguir el Oscar a mejor actor.
Para ello, realiza una de esas interpretaciones que pocos saben hacer tan bien como él. En ella, nos demuestra su habilidad para hacer que su personaje cambie de piel y se transforme en uno nuevo, sin chirridos,  progresivamente, con tanta fluidez que parece que no se ha realizado la transformación, sino que siempre fue así.
La película conseguiría en total cinco estatuillas, ya que a la de mejor actor, habría que sumarle los de mejor película, director, guion y fotografía. Lástima que fallara la banda sonora, la cual, tuvo que conformarse con la nominación... una pena... ya que lo valía.

Ya entrado el nuevo milenio, nos deja algunas buenas composiciones para filmes como “Camino a la perdición” (Sam Mendes, 2002), “Buscando a Nemo” (Andrew Stanton y Lee Unkrich, 2003), “Una serie de catastróficas desdichas, de Lemony Snicket” (Brad Silberling, 2004), “El buen alemán” (Steven Soderbergh, 2006) donde rememora temas del cine clásico de los años 40 o “Wall-E” (Andrew Stanton, 2008), con todas ellas obtendría la nominación al Oscar.

En este último periodo notamos, que aunque realizando buenas composiciones, entra en un cierto encasillamiento y tiende a repetir patrones de éxitos pasados, así damos un salto para ver sus últimas obras mencionables, pero como siempre digo en autores que están en periodo productivo… de momento.

Terminaremos el repaso a su trabajo con dos filmes, el aceptable thriller de ciencia ficción “Destino Oculto” (George Nolfi, 2011), con una banda sonora, también, más que aceptable.

Y, finalmente, la banda sonora para el film de nuestro querido agente secreto británico en la que es su última aparición... de momento, “Skyfall” (Sam Mendes, 2012). Pienso que, en ella, el autor no hace nada nuevo, y lo agradezco, mantiene el ritmo insuperable de John Barry y ligeros arreglos sobre el tema principal de Bond. Bueno… no nos podemos quejar.

No me quería despedir sin mencionar otros trabajos de este autor, en este caso, para series de televisión, así, mencionaré la popular serie “A dos metros bajo tierra” (2001-2005) del que es autor del tema de la serie, o la miniserie de 2003, “Ángeles en América” (Mike Nichols).

Espero que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.