miércoles, 24 de abril de 2013

Tan Dun (Compositor)


Tan Dun

Si Mao, Hunan Central (China), 1957.

Hoy nos trasladaremos hasta el lejano oriente.
Pocos son los compositores chinos que logran abrirse hueco en el mercado cinematográfico de occidente, aunque afortunadamente para nosotros los bsoadictos, algunos consiguen llegar a alcanzar cierta consideración internacional y llegamos a saber de su existencia.
Significativo es el caso de este autor que nos trae hoy aquí, quien en el año 2000 consiguió hacerse con el Oscar a mejor banda sonora con la melodía del aclamado film del taiwanés –nacionalizado estadounidense- Ang Lee: “Tigre y dragón”. Logrando imponerse a dos de los compositores de bandas sonoras más grandes de todos los tiempos: Ennio Morricone y John Williams, y, a dos grandes composiciones de nuevos valores en alza, como el “Gladiator” de Zimmer y el “Chocolat” de Portman.

Es cierto, que no es el único de su país dedicado a este bello arte de la composición de bandas sonoras, ni el primero en ser reconocido internacionalmente por esta labor. Así, tenemos otros autores como Zhao Jiping o Qigang Chen quienes también gozan de gran prestigio dentro y fuera de sus fronteras; gracias sobre todo, a ir ligados a las obras del gran director chino Zhang Yimou. Y no son los únicos, ya que el auge experimentado por el país y su industria cinematográfica en estos últimos años, ha dado como resultado el que sean más demandados los trabajos en esta especialidad. Lo que conlleva a que estén surgiendo una gran cantidad de nuevos autores, de los que, seguramente, pronto tendremos noticias.
Lo que sí es cierto, es que él ha conseguido lo que hasta ahora nadie había logrado en su país. Y todo ello, como veremos a continuación, con melodías de marcado estilo oriental.

Este singular autor, que como el resto de los niños chinos de su edad le tocó vivir con la revolución cultural china. Melómano acérrimo, que gracias a avatares del destino tuvo la oportunidad de cambiar su trayectoria, destinada a una mortecina vida de aldeano, y poderla cambiar por otra más brillante con la que demostrar su gran potencial como músico y convertirse en todo un referente de las nuevas promesas musicales de su país.
Se caracteriza por ser un compositor muy innovador y versátil, hecho que le lleva a estar presente en todos los grandes eventos organizados en su país. De esta manera lo veremos en el acto de transferencia de soberanía de Hong Kong, para la que compone la “Symphony 1997: Heaven Earth Mankind”. Y en  la olimpiada de Pekín 2008, para la que escribe el tema musical de la ceremonia de entrega de medallas.
Al ser un personaje inquieto y capaz, nuestro autor ha demostrado su valía en otros campos, componiendo varias obras sinfónicas y óperas.

Pero pasemos a lo que realmente nos trae a nosotros aquí, que es, ni más ni menos, que sus trabajos para la gran pantalla. 
Como ya comentábamos anteriormente, es poseedor de un Oscar desde el año 2000. Pero su primer trabajo para un film lo realizará unos cuantos años antes. Así, en 1983 compone el tema del drama “Hou bu dui yuan”  de los directores Lu Chen y Ziniu Wu.
Durante algunos años sólo se dedicaría a componer melodías para documentales o series documentales, como la anglo-norteamericana “Los años de Mao: 1949-1976” (Sue Williams, 1994). No vuelviendo a componer para un film hasta 1996: “Don't Cry, Nanking” (Ziniu Wu). Película que narra la masacre realizada por el ejército japonés en la entonces capital de China, Nanking, durante la Segunda Guerra Mundial. Episodio en el que murieron más de 300.000 personas, casi todos ellos civiles.

Y, aunque ya en 1998 arriba a los EEUU, donde compone la banda sonora del film estadounidense “Fallen” (Gregory Hoblit), con Denzel Washington a la cabeza de este thriller fantástico. No es hasta el esperado año 2000 cuando tendremos su ansiada y premiada obra de género wuxia.

Wuxia: vocablo chino que proviene de dos componentes:
Wu: todo lo que tiene que ver con artes marciales, guerra o el ejército.
Xia: caballero o caballero errante.
Que ha sido traducido como “caballeros de las artes marciales” o “héroes de las artes marciales”. Es un género distintivo de la literatura, la televisión y el cine de china. Género que tras la revolución comunista china se vio abocado al exilio, manteniéndose con vida en Taiwán y Hong Kong, y a las cuales pertenecen las tres películas que veremos a continuación.

Tigre y Dragón”, estética película del género citado anteriormente y con el que Ang Lee nos deleita con sus impresionantes coreografías y una fotografía y paisajes soberbios. Con ella, el director rompe con la dinámica de filmes intimistas de su anterior etapa taiwanesa, cerrada con la estupenda “Comer, beber, amar” en 1994.
Para ella, Tan Dun, creará una serena composición en la que combina instrumentos y sonidos tradicionales chinos con otros de corte sinfónico, con la que genera una atmosfera místico-contemplativa de gran lirismo, más acorde con los paisajes en los que nos sumerge el director que con la trama épica del film. Al menos, para los que estamos acostumbrados al cine occidental.
En ella destaca el tema “Despedida”, interpretado por el violoncelista francés de origen chino, Yo-Yo Ma.
Nuestro autor consigue por ella, además del ya mencionado Oscar, el Grammy y el BAFTA.

En un intento por parte de la misma productora de emular el éxito obtenido por el anterior film, en el año 2002, se deja en manos del más laureado y prestigioso director chino de todos los tiempos, los mejores medios y actores asiáticos a su alcance. Con el fin, de crear una nueva obra que, lamentablemente, nos recuerda en exceso a la anterior.
Aun así, el director, muy lejos de los relatos intimistas a los que nos tiene acostumbrados, realiza una gran obra épica de desbordante belleza e intensidad; a la cual sólo le podemos encontrar un fallo: ser posterior y muy cercana a “Tigre y dragón”.
Me refiero al film: “Hero” (Zhang Yimou). Película que obtuvo una buena acogida internacional, optando a grandes premios como el Oscar y el Globo de Oro a película de habla no inglesa. Y alzándose con alguno de ellos como: el premio a película de habla no inglesa del festival de Toronto o el premio Alfred Bauer del festival de Berlín.
En cuanto a nuestro autor, vuelve a ofrecernos un sobrio trabajo que incluso supera al anterior. Muy en la línea del precedente, en el que Tan Dun nos regala una bella melodía donde abundan los tonos suaves y pausados, que dan al film ese aspecto místico, tan alejado de las potentes composiciones de tonos épicos del cine occidental, llenas de intensidad y sobresaltos.

Finalizaremos en el año 2006 con el film “The banquet” (Xiagoang Feng). Adaptación china del "Hamlet" de William Shakespeare. En este caso, la maquiavélica trama palaciega de Shakespeare es llevada a la china feudal del siglo X.
Para ella, Tan Dun opta por un cambio de registro, abandonando los tonos contemplativos-místicos y abogando por otros que surgen más intrigantes. Los cuales nos acompañarán en esta estética y nueva película del genero wuxia. En la que, una vez más, nos vemos deslumbrados por la explosión de colores y una delicada y meticulosa escenificación.

Pues de momento, esto es todo por hoy.

Espero que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.

miércoles, 17 de abril de 2013

Michael Nyman (Compositor)


Michael Nyman

Michael Laurence Nyman, Londres (Reino Unido), 1944.

Compositor minimalista, y no sólo eso, él es el culpable del término “Minimalismo” aplicado a la música, cito:
Se atribuye el empleo, por primera vez, del término música minimalista a Michael Nyman, quien en un artículo en The Spectator en 1968, se lo aplicaba al compositor inglés Cornelius Cardew” (Wikipedia).
Aunque la primera obra considerada minimalista sea anterior. Se trata de: “In C”, compuesta por Terry Riley en 1964.

Nuestro autor de hoy es un experto en música barroca, por lo que muchas de sus bandas sonoras están inspiradas en autores de este periodo como: Henry Purcell, Heinrich Ignaz Franz von Biber o Mozart.
Sus comienzos en la composición de bandas sonoras van ligados al director británico Peter Greenaway, con el que comienza esta singular andadura por el mundo del séptimo arte en el año de 1967, dando lugar esta unión a la melodía del cortometraje “5 Postcards from Capital Cities”.
Pero no será hasta 1982 cuando nos deje una de las composiciones más reconocidas y populares de nuestro autor, en esta ocasión, realizada para el film de época “El contrato del dibujante”, también a las órdenes de Peter Greenaway.
En esta intrigante historia que se desarrolla en una mansión británica del siglo XVII, el compositor realiza una magistral partitura de corte barroco, donde, inspirado en esta ocasión en el también británico Purcell, nos dejará la obra que marcará el resto de su carrera.

Quien conozca algo la obra de Greenaway sabrá a qué me refiero con lo que os voy comentar. 
Al menos a un servidor, este director le suele provocar una extraña sensación de vacío tras el visionado de alguno de sus filmes, extraña sensación… de no saber muy bien que es lo que pretendía o buscaba generar en el espectador, como si algo se te escapara.
Pues en la siguiente obra en la que vuelve a trabajar con nuestro autor, es uno de esos casos del director, “Zoo” (1985). Y Nyman, lo borda. Si el director nos deja con las patas colgando, el compositor llega a donde no había conseguido alcanzar el otro, machacándonos una y otra vez y llevando a límites insospechados nuestro desasosiego.

En 1988, de nuevo para Greenaway, compone la banda sonora de “Conspiración de mujeres”. Drama sobre las consecuencias, en tres generaciones de mujeres de la misma familia, de un crimen cometido por la progenitora. Nyman, vuelve a dejarnos una muestra de hasta qué punto puede llevar este compositor la belleza en una obra minimalista, quien, en esta ocasión, se inspira en la obra del genio austriaco, Wolfgang Amadeus Mozart.

Un año más tarde llegará la que es considerada la obra culmen de Greenaway: “El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante” (1989), para ella no seré yo el que la califique:

El singular Peter Greenaway firma una inclasificable, interesante y excesiva película en torno a la comida, al amor y al erotismo. No apta para paladares sensibles”. (Pablo Kurt: FILMAFFINITY)

Yo le habría cambiado lo de “interesante” por “sórdida” o “desagradable”, pero bueno… como dice el refranero popular “sobre gustos…”.
Pero como aquí no venimos a hablar de Greenaway sino sobre Nyman, decir, que él vuelve a componer una partitura de aires barrocos, donde destacan entre otros los temas “Miserere” y sobre todo “Memorial”. Esta última, compuesta por Nyman entre 1984-85 pero grabada por primera vez para este film.  Acompañando con ellas a este despropósito de película.

1991 sería el último año en el que el director y el compositor colaborarían, ya que se producen ciertas desavenencias a la hora de cómo emplear el acompañamiento musical. El director por un lado quería incluir música de sintetizadores en ella, mientras que Nyman se negaba a ello. Esta intromisión hace que nuestro autor rompa definitivamente su relación con Greenaway.
La obra causante de ello es la “adaptación” (por llamarlo de alguna manera) de la obra de William Shakespeare “La tempestad”, solo que en este caso se titularía “Los libros de Próspero”.
Una vez que el compositor consiguió que su partitura no fuera modificada, podemos apreciar en ella la gran labor realizada por Nyman, al que hay que agradecerle que  se mantuviera firme.

Y llegamos a 1993, ya que este es el año en el que consigue la proyección internacional que le faltaba. La culpable, la cinta neozelandesa: “El piano” (Jane Campion).
No es que la composición sea mejor que otras anteriores, aunque, bien puede que lo sea. Lo que sí es seguro, es que, al ir acompañando a un film que tuvo tan buena acogida consiguió que, esta melodía en especial, lograra la relevancia que a otras les faltó.
Es cierto, que no en todos los filmes las bandas sonoras tienen la importancia que adquiere en esta, si a ello le sumamos las geniales interpretaciones de los actores, la delicadeza de su fotografía, el buen hacer de su directora, y cómo no, la necesaria obra maestra de Nyman. Todo esto, dio lugar a que esta película se convirtiera en la laureada obra en la que se transformó.
En cuanto a la partitura de nuestro compositor, decir, que deja temas tan mágicos como “La promesa”. Con ella, Nyman consigue sumergirnos en un estado de desbordante embriaguez, estado del que solo conseguimos salir cuando finaliza la melodía.
Por ella conseguiría la nominación al Globo de Oro y al BAFTA.

Lejos del estilo compositivo de la anterior, en 1994 nos deja en el film francés “Seis días y seis noches” (Diane Kurys) una intensa composición de ritmos vivos y alegres, pero que los alarga hasta la saciedad.

Otra bella composición es la que acompañará al film británico “Carrington” (Christopher Hampton, 1995), con ella vuelve a su estilo minimalista dramático de corte más clásico.

Son pocas las ocasiones en que nuestro compositor ha realizado trabajos para la industria cinematográfica norteamericana, de hecho, no es hasta 1997 cuando por primera vez compone para un film made in USA: “Gattaca” (Andrew M. Niccol).
Para él, Nyman realiza una melodía dramática, con la que potencia el ambiente deshumanizado y aséptico del film. Empleando para ello una bella partitura con la que parece capar emocionalmente al espectador, tarea nada fácil, que sin embargo el compositor consigue sin aparentemente mucho esfuerzo. Al menos, sus años con Greenaway sirvieron para algo.

En 1999 coescribe con Damon Albarn la banda sonora del curioso western británico “Ravenous” (Antonia Bird). Cuando digo curioso, me refiero a su extraño argumento. Cinta gore, que versa sobre los supuestos poderes que da el comer carne humana a unos soldados de un fuerte aislado en las Montañas Rocosas.
Lejos de lo que pueda parecer, la directora sabe tocar con mucha sutileza el tema, dejándonos un film de una estética exquisita, donde un reparto de buen nivel, encabezado por Guy Pearce (Memento),  a quien hará compañía, entre otros, el temperamental actor británico Robert Carlyle (Full Monty). Con una ambientación y fotografía extraordinaria y la brillante banda sonora de los compositores, convierten este western de terror en un delicioso entretenimiento.

En 1999 comenzará una irregular unión con el director británico Michael Winterbottom, al cual acompañará de manera discontinua en varias de sus obras a partir de este año. Comenzamos con el que es su primer trabajo juntos “Wonderland”. Aclamado drama sobre tres hermanas londinenses, para el que Nyman compone una hermosa banda sonora de corte romántico, con su habitual estilo barroco.
Del mismo año es la melodía del film “El fin del romance” (Neil Jordan). En esta ocasión con un tono más dramático. Por la que sería nominado al Globo de Oro y al BAFTA.

De nuevo a las órdenes de Winterbottom (a la entrada del nuevo milenio) nos deja la composición para un nuevo western británico altamente dramático: “El perdón” (2000). Como es natural, para él Nyman compone una partitura de corte dramático muy lejana a las épicas melodías de Bernstein, y a su vez, lejos también de aquellas románticas composiciones de Barry. De hecho, sería imposible intuir por su melodía que se trata de un western.

Tras estas, vendrían nuevos trabajos juntos en “Tristram Shandy: A Cock and Bull Story” en 2005 o la más reciente “Everyday” (2012).

Pero no todo han sido bandas sonoras de películas en este autor. También ha trabajado componiendo para multitud de documentales, entre los que podemos destacar: “Man on wire” (James Marsh), realizado en 2008 sobre la hazaña del funambulista francés Philippe Petit, quien ilegalmente se arriesgó a cruzar por un cable tendido entre las dos míticas y desaparecidas torres gemelas del World Trade Center de Nueva York en 1974. En ella se recopilaron algunas obras del autor, decisión que fue tomada por el propio protagonista.

Lejos de encasillarse, también ha puesto música para las nuevas corrientes que van surgiendo, así compone alguna banda sonora para videojuegos, como el japonés “Enemy Zero” (1996), con el que terminaremos el repaso de nuestro autor.

Espero que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.

miércoles, 10 de abril de 2013

Philippe Rombi (Compositor)


Philippe Rombi

Pau (Francia), 1968.

Realmente, el descubrimiento de este compositor ha sido una gran alegría para mi persona y mis oídos. Hoy os traigo una nueva joya de nuestro vecino país.
Aunque a pocos os suene este nombre, no cabe duda que es un compositor que viene pisando con gran fuerza y del que muy pronto lo veremos en el lugar que le corresponde. Algo que en su país de origen ya hace algún tiempo que han empezado a reconocer.
Con una carrera compositiva muy vinculada a la obra del director francés François Ozon, este artista, con buen criterio, decidió dedicarse a la composición de bandas sonoras tras escuchar obras como: “La guerra de las galaxias” o “Encuentros en la tercera fase” del maestro John Williams.
Así, Philippe Rombi comenzará a componer bandas sonoras a principios de la década de los 90 para los cortos de la directora Isabelle Broué. Siendo su primer trabajo en el cortometraje de la directora francesa: “Chocolat amer” (1993).
Pero no es hasta 1999 cuando entra en contacto con Ozon y compone el que será el primero de sus muchos trabajos juntos: “Amantes criminales”.
Para esta primera ocasión opta por una dramática y emotiva partitura, algo que podréis comprobar si escucháis este bello adagio.
Buen comienzo para el joven compositor, quien demuestra su valía en su ópera prima.

En su segunda banda sonora y segundo trabajo junto a Ozon: “Bajo la arena” (2000) no bajará el listón. Y con una nueva obra de hermoso lirismo, acompaña a este drama, en el que la veterana musa de Ozon, Charlotte Rampling, nos demuestra sus grandes dotes interpretativas.

En 2003 nos dejan la tercera película juntos: “Swimming Pool”. Para este thriller, Rombi, realiza una composición muy sutil en la que toda ella rezuma misterio. Gran obra del maestro, que se adapta como un guante al film y demuestra cuán versátil puede llegar a ser.

Pero lo mejor está por llegar, poco a poco Philippe va demostrando su talento y cuánto está dispuesto a dar. Y no solo eso, lejos de querer crear un estilo estanco con composiciones de corte dramático, se atreverá con todo, y lo que es mejor aún… salir victorioso.
Así, en este mismo año de 2003, compone para el director Yann Samuell y su negra comedia romántica “Quiéreme si te atreves”. En ella, un ecléctico Rombi combina diversos géneros, saltando del drama a la comedia y pasando por otros de corte romántico, como este hermoso: “Love teme”.

En 2005, compondrá para el bello relato antibelicista de Christian Carion, basado en hechos reales: “Feliz Navidad”.
Film Coproducido entre Francia, Alemania, Bélgica y Rumanía y que sería nominado a mejor película extranjera en los Oscar, Globos de Oro y BAFTA. Para él, Rombi compone una hermosa banda sonora de tonos navideños, en la que también recurrirá a ritmos del folklore para incidir sobre el protagonismo de algunos de los bandos que tomaron parte en este acontecimiento futbolístico organizado en el mismo campo de batalla durante la I Guerra Mundial. Durante la tregua pactada en el frente el día de Navidad de 1914. Hecho en el que tomarían parte los ejércitos rivales en la contienda: alemanes, franceses y escoceses.

En 2007 vuelve a trabajar con Ozon en el drama sobre la vida de la escritora británica Angel Deverell: “Angel”.
Film, que narra la vida de la joven prodigio, quien tras un meteórico ascenso, caería pronto en el olvido.
Para su acompañamiento, nuestro compositor apuesta por temas románticos con ligera tendencia dramática y de muy agradable audición, como casi todas las melodías de este compositor.

Otra estupenda banda sonora es la que acompañará, en 2008, al film: “Un hombre y su perro” (Francis Huster). En el cual, llama la atención el papel del desvalido jubilado encarnado por, el otrora duro, Jean-Paul Belmondo.
Para ella, nuestro autor nos vuelve a sorprender escribiendo un estupendo acompañamiento en el que destacan algunos solos de piano como el que os dejo.

Comentar, que en 2006 comenzaría una nueva y fructífera relación laboral con el actor cómico, ahora metido a director, Dany Boon. Relación que se haría patente en el film: “La casa de tus sueños”. Y que en 2008 los llevaría a obtener un gran éxito de taquilla con la comedia: “Bienvenidos al norte”. Film que obtendría muy buenos resultados tanto dentro como fuera de las fronteras francesas. Tanto es así, que en 2010 el italiano Luca Miniero realizaría el remake a la italiana con: “Bienvenidos al sur”.
Personalmente… no me pareció nada del otro mundo, comedía que parece intentar resarcir el concepto asignado a los foráneos de Calais, intentando desmitificar de forma jocosa los típicos-tópicos, pero que, no sólo no lo logra, sino que cae en todos ellos.
Si hay algo curioso en ella, es que en vez de tocarnos a los habitantes del sur, les tocó a los del norte.
En cuanto a la composición de nuestro autor, salva con serenidad el órdago lanzado por Boon, no cayendo en estridencias y dejando una banda sonora sencilla y equilibrada.

En 2009 compone para la controvertida comedia del niño volador de Ozon: “Ricky”. Para ella, nuestro autor consigue volvernos a deleitar con dulces melodías románticas en este Tobi a la francesa. Sorprendentemente, para este nuevo niño volador, el  padre, una vez más, vuelve a ser un español, en esta ocasión siendo el encargado de la interpretación el barcelonés Sergi López.

En 2010, otra vez a los mandos de Ozon, nos dejará la banda sonora de “Potiche, mujeres al poder”. Comedia ambientada en los años 70, con grandes, queridos  y veteranos actores de nuestro vecino país: Catherine Deneuve y Gérard Depardieu, aunque este último tras su última parida - se ha nacionalizado ruso -, debe haber perdido muchos puntos en su nación de origen.
Rombi, fiel al argumento del film, compone una melodía de sonidos que nos retrotraen a aquellas películas de la década en la que se separaron los Beatles,  murió Franco y se reinstauró la democracia en España, o en donde, también, nacieron filmes como “El padrino” y “La Guerra de las Galaxias”.

En 2011 compondrá su obra tributo, ya que es, un más que claro, homenaje al maestro John Williams -no olvidemos, que sus melodías fueron las culpables de que Rombi se dedicara a componer bandas sonoras-.
Así, en la que si no he perdido la cuenta, será la tercera adaptación de la obra de Louis Pergaud: “La guerra de los botones”. El director francés que se hizo popular por su opera prima “Los chicos del coro”, Christophe Barratier, nos deja el film homónimo de este relato infantil. En una película donde el entretenimiento de los críos será mucho menos melódico que en aquel que lo llevó al éxito.

Finalizaremos en 2012 con la que posiblemente sea la obra maestra del director talismán de Rombi, François Ozon. Y en la que nuestro autor, no solo no se queda atrás, sino que logra brillar, si no más… sí a la misma altura que el director. Me refiero a la película: “En la casa”.
Film que narra las complejas relaciones entre un profesor de literatura y su alumno más aventajado. Y en la que una simple redacción escolar, desencadenará una serie de acontecimientos que cambiará la vida de los protagonistas. 
Bien hilvanada por el director, solo echo en falta algo de calidez por parte de los protagonistas, que, sin hacerlo mal, quedan algo fríos y distantes. Pero de lo que adolecen los personajes de Ozon, la melodía de Rombi rebosa. Nuestro autor crea una sinfonía de gran fuerza que rescata del letargo en el que sumerge el director a los personajes de sus películas; haciendo que disfrutemos de la historia hasta en los momentos más apáticos de ella que, afortunadamente, son pocos.

Lamentándolo mucho, es todo por el momento. Si no me equivoco -espero que no-, más pronto que tarde tendré que ampliar este artículo con alguna nueva banda sonora, y espero... ya con su debido reconocimiento internacional, algo que echo en falta en este extraordinario autor.

Espero que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.

miércoles, 3 de abril de 2013

Charles Chaplin (Compositor)

Charles Chaplin


Sir Charles Spencer Chaplin, Londres (Reino Unido), Vevey (Suiza), 1889– 1977.

Hoy nos trae aquí uno de los casos más sorprendentes que nos vamos a encontrar en este apasionante mundo de compositores de bandas sonoras. Y aún más, si tenemos en cuenta a quien me estoy refiriendo.
Aquellos que conozcan un poco la vida de este peculiar sujeto, sabrán que no tuvo una vida fácil. Hijo de padre alcohólico y madre con problemas psiquiátricos, ambos, artistas de music-hall.
Bien es cierto, que la relación con su padre estaría limitada a pequeños momentos de su infancia debido a la pronta ruptura en la relación de sus progenitores, quienes se separarían antes de que cumpliera los tres años. Aunque los repetidos internamientos en psiquiátricos de la madre haría que tuviera que pasar algunas temporadas con él.
Con padres dedicados a este ambulante oficio, era normal que su relación con los escenarios se produjera a muy temprana edad. Así, a los cinco años ya había debutado como actor en sustitución de su madre.
Pero sus problemas no terminarían en su juventud, algo más tarde de que el joven Chaplin arribara a tierras norteamericanas, hecho acaecido  en el año de 1910, y posteriormente a que dé forma a su célebre personaje Charlot en 1914, estos continuarán. Aunque, es cierto, que antes de que estos contratiempos vuelvan, vivirá un largo periodo de éxitos que duraría casi veinte años.
Pero en 1937, cuando todo parecía indicar que la vida le sonreiría durante el resto de su vida, estos retornan y mucho más virulentamente de lo que cabía esperar. 
Todo comenzará con la  acusación de plagio a la obra de René Clair “Viva la libertad” (1931), quienes sus detractores acusan de copiar en su película “Tiempos modernos” (1936). Algo que el propio Clair desmentiría poco más tarde, alabando con entusiasmo la obra de Chaplin.
En 1938 recibe presiones para no filmar “El gran dictador”, que finalmente ve la luz en 1940.
Pero sus verdaderos problemas comienzan en 1942 cuando en plena II Guerra Mundial algunos periódicos le acusan de comunista. Su mentalidad progresista y las películas antes mencionadas, hacen que en plena era McCarthy, sea acusado por el Comité de Actividades Antiestadounidenses por supuestas actividades «antiamericanas». Dando lugar a que en 1947 sea solicitada a la fiscalía su deportación, alegando y cito: “… cuya vida en Hollywood contribuye a destruir la fibra moral de América”.
En varias ocasiones es solicitado a comparecer ante dicho comité, pero él no aceptó en ninguna ocasión tan atractiva invitación y, en 1952, mientras viajaba con su familia a Europa para participar en la premier de Candilejas, se entera de la orden dada a las autoridades de inmigración de impedir su entrada a los Estados Unidos, por lo que Chaplin decide no volver a los EEUU.
Aunque, en un principio, su país de origen le ofrece un lugar donde poder continuar con su trabajo, se instalará definitivamente en una mansión en Vevey (Suiza), donde residirá hasta su muerte.

Lógicamente, todo no fue tan negro en la vida de este genial y polifacético actor, compositor, productor, director y escritor. Así, como ya comentaba anteriormente, en 1914 crea uno de los personajes más célebres de la historia del cine “Charlot”.
En 1919 se convierte en uno de los fundadores de la United Artists (UA). La misma que comentábamos en el apartado “El Western” hundiría Michael Cimino con la película “La puerta del cielo” en 1980. Aunque para aquel entonces, ya hacía tiempo que Chaplin pintaba poco en ella.
Y como gran genio que fue (y aún podría presumir ser), es uno de los pocos directores que han conseguido tener películas de gran éxito tanto en el cine mudo como, posteriormente, en su versión sonora. Contando con obras, tanto del primero como del segundo, en las primeras posiciones de las listas de mejores películas de todos los tiempos: “El chico” (1921), “La quimera del oro” (1925), “Luces de la ciudad” (1931) o “Tiempos modernos” (1936), en el caso de películas mudas. Y, “El gran dictador” (1940), “Monsieur Verdoux” (1947) o “Candilejas” (1952), en el sonoro. Aunque, lamentablemente, no recibiera ningún premio por ninguna de ellas.

Pero, como ya sabéis, lo que nos trae aquí son las bandas sonoras. Y en este tema es, posiblemente, donde nuestro protagonista de hoy sea más excepcional aún, no sólo por ser el autor de todas las melodías de sus películas. Más sorprendente es aún, cuando observamos que no sabía escribir música, por lo que su sistema consistía en tararear sus composiciones a arreglistas y orquestadores quienes, posteriormente, se encargaban de realizar la transcripción y arreglos.
Esto no quiere decir que Chaplin no tuviera conocimientos de música, ya hemos comentado que su familia procedía del music-hall, y él, se crió entre bambalinas. Además, se sabe, que como buen aficionado a la música, estuvo interesado en aprender a tocar varios instrumentos como el violonchelo, el violín e incluso un órgano de tubos que se instaló en su mansión de Beverly Hills. Pero es cierto, que nunca fue capaz de trasladarlo a un pentagrama.
Estas composiciones le llevaron a ser nominado en varias ocasiones a los Oscar, incluso a alzarse con uno. Aunque, no sin levantar cierta suspicacia en aquellos puristas que no lo reconocían como el verdadero autor de las mismas.

Como gran visionario que fue, desde un principio se proclamó un férreo defensor de la inclusión de las bandas sonoras sincronizadas en los filmes. Lógicamente, una vez que la tecnología permitió que se pudieran sincronizar imagen y sonido en las películas. Pero antes de que esto fuera posible, ya se había adelantado, realizado composiciones para algunas de sus películas mudas.

Así, pasaremos ahora a saber cuáles fueron sus obras más destacadas.

Como he comentado, sus primeras composiciones fueron cuando aún el cine carecía de sonido. Esto no quiere decir que en esa época las películas no estuvieran acompañadas musicalmente. Lógicamente en este periodo nos encontrábamos con un poco de todo, desde los acompañamientos más simples a cargo de pianolas o pianos, hasta los más suntuosos a cargo de orquestas sinfónicas.
Lo extraño era, que aquellos filmes llevaran una melodía predeterminada. Lo normal, en la situación más favorable, consistía en que hubiera un intérprete a los mandos de un piano, quien tocaba un repertorio limitado, quien a su vez realizaba, sobre la misma partitura, variaciones en el ritmo de ejecución para escenas de más o menos acción o dramatismo.
Para que nos podamos hacer una idea, os dejo esta anécdota de Harpo Marx: 

Conseguí un empleo como pianista en un cine de barrio. Había aprendido un montón de imaginativas variaciones sobre mis dos piezas, suficientes para acompañar cualquier tipo de película, sin que la gente se diera cuenta de que me repetía. Para las comedias, “waltz me around again, Willie”, tocada dos octavas arriba y rápido. Escenas dramáticas, “love me and the world is mine”, con un trémolo en las bajas. Escenas de amor, un trino en la mano derecha. Para las persecuciones, cualquiera de las anteriores, tocadas demasiado rápido para que no fuese posible reconocerlas”.

Pues bien, Chaplin quiso cambiar esto, realizando sus propias melodías para sus películas. No contento con ello, y para asegurarse de que era su música la que se interpretaba junto al film, enviaba las partituras a todos aquellos teatros que reservaban sus películas. Esto lo haría durante el periodo comprendido entre los filmes “El Chico” (1921) y “Luces de la ciudad” (1931), película que ya vendría con el sonido sincronizado -en este caso “sólo” la banda sonora, ya que el resto del film sería mudo-.

Pues comencemos de una vez con las bandas sonoras de este genio del séptimo arte. Iniciaremos nuestra andadura en el año de 1921 con el film mudo: “El Chico”. Lejos de lo que podíamos esperar de este cómico y su personaje “Charlot”, Chaplin se acompaña de melodías de corte dramático-romántico en la mayoría de sus partituras, algo que podemos observar en esta primera. Usando temas de tonos más alegres para las escenas cómicas como esta “His Morning Promenade”.

La quimera del oro” (1925) en este maravilloso film, Chaplin, nos vuelve a deleitar con una bella composición de corte dramático-romántico, para la que al igual que en el anterior, se acompaña de otras más alegres para las escenas cómicas. Comentar, que esta que escuchamos fue la compuesta en 1942 para el reestreno, ya con el audio sincronizado.

En 1928 para “El Circo”, nuestro genio se acompaña en esta ocasión de melodías algo más alegres y festivas, que acompañan a su querido vagabundo en sus peripecias circenses. Al igual que en la anterior, es la que compuso unos años más tarde para su reestreno en 1969.

Y llegamos a 1931, año en el que compone la bella melodía del film “Luces de la ciudad”. Y primera película sonora de nuestro autor, pero en la que, increíblemente, “sólo” emplearía el avance técnico para incorporar la banda sonora, ya que Chaplin mantendría el formato de las películas mudas en ella. 
Me gustaría resaltar que, aunque la banda sonora realizada por nuestro autor es una hermosa obra de, nuevamente, temas marcadamente románticos. En el film, lo que más destacaría sería el cuplé: “La violetera”, de nuestro patrio maestro Padilla

Ahora, pasemos a la que será la última aparición de Charlot, quien en esta emotiva escena final, lo vemos partir hacia un futuro más prometedor tras este fundido en negro.
Esto ocurría en el film “Tiempos modernos” (1936). Película en la que nuestro polifacético artista, en pleno auge del cine sonoro, mantiene su peculiar estilo de película muda, usando la nueva tecnología sólo para la inclusión del componente musical. Si bien es cierto, que al final de la cinta nos tiene reservada esta pequeña sorpresa, en ella podemos deleitarnos con un jocoso Chaplin interpretando la canción de Léo Daniderff, “Je cherche après Titine”.
Su banda sonora presenta en esta ocasión un tono más rítmico, con los que acompaña a las trepidantes escenas en la cadena de montaje, y un bello tema romántico: “smile”, que hemos podido escuchar en la escena de despedida de Charlot.

En 1940 filmará la que es su primera obra sonora, la satírica “El gran dictador”. Película que recibió muchas presiones por parte de la embajada alemana para que no se llegara a realizar, y una de las culpables de la posterior persecución que sufriría por parte del Comité de Actividades Antiestadounidenses, que finalizaría con el consiguiente retiro en Suiza a partir de 1952.
Aunque la película recibió una muy buena acogida y cinco nominaciones a los Oscar, no lograría alzarse con ninguno de ellos. Y algo peor aún: que durante mucho tiempo no le fuera reconocida la coautoría de la banda sonora. La cual, aun estando nominada al Oscar, el que constaba como autor era Meredith Willson; que fue el encargado en esta ocasión de realizar la transcripción y arreglos de la obra de Chaplin, además, de componer uno de los temas.
Para este film, nuestro gran genio opta por una banda sonora mucho más marcial e intensa, donde Chaplin nos acompaña en la paródica aventura de este peluquero judío que se ve obligado a asumir el papel del xenófobo dictador; con cierto parecido a uno que por aquellas fechas hacía estragos por Europa.
Aunque Charlot había desaparecido en el anterior film, el personaje del peluquero presenta muchas similitudes con él, por lo que haya quien considere que Charlot no desapareciera hasta este film.

Y finalizaremos con el que es… no su último film, pero sí el último en tierras norteamericanas. Y posiblemente, su obra maestra a nivel compositivo: “Candilejas” (1952).
Hermosa composición de sublime delicadeza, que puede vanagloriarse de pertenecer a ese selecto número de melodías que formarán parte de los anales del séptimo arte.
Debido a los acontecimientos acaecidos a nuestro personaje, no sería hasta veintiún años después cuando Chaplin se alzara con el Oscar a mejor banda sonora, en 1973, contando por aquel entonces con la edad de 83 años.
Hecho, que fue posible debido a que la película no se llegó a comercializar en los EEUU hasta dicha fecha. Logrando de esta manera el que sería su tercer Oscar, si a este le sumamos el honorífico entregado en 1971 “por el incalculable efecto que ha producido en el arte del siglo XX, el cine” y el también honorífico de 1928 "por su versatilidad al producir, escribir, dirigir y actuar en El Circo ("The Circus")".
El problema es, que por aquel entonces, poco podría disfrutar de su merecido reconocimiento, ya que desde finales de los 60, Chaplin, padecía de una severa demencia senil.

Así, en este estado,  sin apenas enterarse de lo que pasaba a su alrededor, fue  distinguido con una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood en 1970 y nombrado Sir de la Orden del Imperio Británico en 1975. Muriendo en unas navidades de 1977, sin ser consciente de su tardío reconocimiento.

Espero que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.

Dedicado a la memoria de mi abuelo Antonio y mi tío Rolando.