jueves, 22 de junio de 2017

La La Land

Aunque esto de enfrentarme con un musical no sea nuevo para mí, sigue siendo un hecho muy arriesgado para este que os escribe. Ya lo dije en el hilo abierto para "El Musical"... no soy hombre de musicales. Y es que no acabo de cogerle la gracia a eso de que en medio de una conversación los protagonistas se pongan a cantar o bailar (o ambas cosas a la vez) como si fuera lo más natural del mundo, es algo que sencillamente, me saca de quicio.
Pero si hay algo que me ha demostrado la vida, es que la edad te va templando. Así que, superada la etapa de militancia anti... muchas cosas (entre ellas esta), uno intenta superar sus fobias con entereza, intentando auto-convencerse de que muchas de ellas no tienen sentido y más si eres un cinéfilo empedernido como yo, ya que te dejarás atrás una parte importante de la historia del cine.
Con esta premisa partía a la hora de sentarme a ver "La ciudad de las estrellas" (Damien Chazelle, 2016). Sé que iba tarde, pero necesitaba contrastar los comentarios de entendidos y conocidos a la hora de darle mi voto de confianza, una vez que vi que existía cierto consenso, me decidí a dar el último paso.

Así, un día caluroso de finales de junio me acomodé frente al televisor y me dispuse a disfrutar del espectáculo.
Conclusión... Bueno, a ver, esto... Sigo sin verle la gracia a eso de que me canten en medio de una escena, pero eso ya lo he dicho, así que pasaré a lo demás.

La película, como como tal, tiene un inicio demoledor para todo aquel ex-militante de antimusicales. Un inicio al más puro estilo de aquellos clásicos de los sesenta, musicales de corte jazzistico, colores saturados y coreografías urbanas. Donde, además, como en un crisol, se recoge un breve homenaje a la historia del musical hollywoodiense en forma de imágenes, dándole un toque muy vintage. Pero una vez superada la primera mitad del filme, este se apacigua para dar paso a la historia, una bella historia romántica... y mil veces contada. 
Pero vayamos por parte y no nos precipitemos, que no quiero llevar a una  lamentable confusión.

Comencemos por el principio, ya que su primera mitad inicia con el vital tema "Another day of sun", en una escena de coreografía muy colorista que acaba convirtiendo una desquiciante retención de tráfico en una fiesta musical multicolor (algo de lo más natural). Una vez visto esto, es difícil no imaginar que el resto del film transcurrirá por los mundos de Yupi.
A continuación pasamos a conocer a los protagonistas, interpretados por dos de los jóvenes actores más prometedores y comerciales del momento (Emma Stone y Ryan Gosling), quienes serán los encargados de encarnar a la pareja que vivirá el melódico romance.
Y así, entre escenas de canto y baile, vamos llegando a la mitad del film, donde la historia se vuelve más mundana, los colores se apagan, los bailes brillan por su ausencia y las canciones se entristecen. De golpe, todo se vuelve más real y la realidad duele.
No es que este cambio convierta el film en una película de culto, no, la historia sigue sin contar nada nuevo. Y posiblemente, la forma de contar la historia hace que al sobrevalorado Chazel, le dé unos resultados de Oscar, aunque, insisto, no haya nada nuevo, historias similares las hemos visto en musicales recientes como el de Julie Taymor "Across the Universe" en 2007 o en la británica "Amanece en Edimburgo" (Dexter Fletcher, 2013). Pero claro, ni Taymor, ni Fletcher son los directores de moda en U.S.A.. Ni los actores eran Emma Stone y Ryan Gosling...
Pero también es cierto que para hablar de un musical requiere hacerlo de todo su conjunto, argumento, coreografía, imagen, actuaciones,... y por supuesto, la música.
Y aquí es donde no encuentro peros, ya que Justin Hurwitz hace una labor encomiable. Y es que el compositor y amigo personal del director, realiza un trabajo muy versátil donde abundan las melodías de corte jazzistico que tanto gusta en el país del bulevar de las estrellas y en un género en el que Hurwitz ya demostraba en el anterior trabajo con Chazel que se desenvuelve con bastante soltura. Tan bien lo hace Hurwitz, que tras escuchar el "Another day of sun", a un servidor no le quedó ninguna duda de porqué el personal salía danzando aunque estuvieran en medio del mayor atasco de tráfico que pudiéramos imaginar.
Pero es que la banda sonora no es sólo la fantástica "Another day of sun", también sobresalen temas como la ganadora del Oscar a mejor canción "City of stars", tema musical que junto al "Mia & Sebastian's theme" acompañarán los diferentes estados del romance con sutiles variaciones.
Y para redondear el trabajo de Hurwitz, quién se haría con el Oscar a mejor banda sonora y mejor canción original por "City of stars" (compartido con Benj Pasek y Justin Paul), estos también eran nominados a mejor canción original por "Audition (The Fools Who Dream)", emotivo canto al más puro estilo Broadway interpretado por Emma Stone.

Como conclusión final, la película no está mal, pero sí bastante sobrevalorada. Me imagino que el tiempo la pondrá en su sitio, mientras, algunos de sus temas lograrán pervivir hasta llegar a convertirse en clásicos de la historia del cine. Y una vez más, la música, hará grande a una película mediocre.

Hasta la próxima.

Un saludo.

lunes, 13 de febrero de 2017

A monster calls, una banda sonora de Goya.

No os voy a mentir, pero a este autor le tengo una especial predilección. Primero, por considerarlo uno de los mejores compositores del panorama español actual, y a sus obras me remito: "El Orfanato", "Lo imposible", "Ocho apellidos vascos",...
A esto se le suma un afecto especial por haber sido el artífice de dos grandes momentos en la vida de este bsoadicto, ya que, por dos años consecutivos, Fernando Velázquez, fue el encargado de cerrar los cursos universitarios en el teatro de la Maestranza de Sevilla (2012-2013 y 2013-2014). 
El primero, era el elegido para suplir a Michael Giacchino (quien se excusó por no poder estar presente) a la hora de guiar sinfónica sevillana en un recopilatorio de las mejores obras del norteamericano ("Up", "Star trek", "Ratatouille",...). 
En el segundo año, era el propio Velázquez el encargado de deleitarnos con lo más selecto de su obra.
En ambas ocasiones, Fernando Velázquez, se mostraba como un personaje cercano que disfrutaba del momento tanto como el público allí asistente. Pero he de reconocer que el segundo concierto fue para conservar en el recuerdo.
En este  segundo evento, no solo seríamos parte de una gran velada musical, además, se aprovechaba para rendir homenaje a este joven músico, siendo muchos de los allí presentes parte activa en la carrera compositiva del autor (directores, productores, actores,...). De esta forma, antes de empezar a tocar un tema, alguno de estos personajes subían al atril y hacían alguna referencia o contaban alguna anécdota sobre el film o sobre el compositor en relación al film que acompañaba la melodía. Y allí descubrimos por sus palabras, que aquella sensación de familiaridad que nos transmitió Fernando Velázquez en ambos conciertos era extensible al resto de su vida. Y Fernando Velázquez se nos descubrió como una persona humana, cálida y amiga que, envuelto en su magia musical, hizo que disfrutáramos todos de aquella mágica noche como verdaderos enanos.
Es por todo esto, que hacía algún tiempo que tenía muchas ganas de dedicarle un nuevo artículo, que se suma al que ya le dedicara a su trayectoria artística (ver aquí).

A monster calls, una banda sonora de Goya.

Era difícil entender cuando escuchabas decir que Fernando Velázquez recogía por primera vez el Goya a mejor banda sonora, cuando era su tercera nominación (las tres de la trilogía de Juan Antonio Bayona: "El orfanato", "Lo imposible" y esta). Y no me gusta hacer comparativas, pero creo que si las tres hubieran sido dignas merecedoras del Goya, el trabajo para "El orfanato" era el más injusto de los no concedidos (aunque no quiera desmerecer el trabajo de Roque Baños para "Las 13 rosas").
Este año tampoco lo tenía nada fácil, a priori, aunque partía como favorito, tenía en frente a todo un coleccionista de Goyas, Alberto Iglesias, quien acumula en sus estanterías nada más y nada menos que 10 bustos del insigne pintor aragonés, además de ser el compositor español más laureado a nivel internacional. Otro de sus rivales era Julio de la Rosa, quien ya posee uno por su trabajo para la estupenda "La isla mínima" (Alberto Rodríguez, 2014). Y por último, y no menos importante, las intimistas y hermosas composiciones de Pascal Gaigne, otro eterno nominado (esperemos que algún día también se le haga justicia).
Así partía la gala, con estos cuatro grandes a la espera de poderse hacer con el preciado galardón. Pero al igual que en aquella cinta de 1986, "Los inmortales", solo podía quedar uno... Y sí, en esta ocasión el afortunado era mi admirado Fernando Velázquez.
He de reconocer que voy a hacer algo que no me gusta ni debería, que es hablar de una banda sonora sin haber visto la película. Pero no quería dejar pasar más el tiempo y no me quedaba otra, así que vayamos al asunto.  
Si bien la banda sonora está compuesta por varios temas, muchos de ellos muy oscuros destinados a aquellos momentos de mayor dramatismo, dureza o directamente al personaje del monstruo, como por ejemplo el "The monster wakes up", también hay momentos para la esperanza y/o el amor. Y ahí es donde Fernando sabe sacar su mayor partido, lo pudimos apreciar estas navidades en su composición para el anuncio de la Lotería de Navidad. Y es que es aquí donde el compositor sabe distanciarse de sus rivales gracias a su marca personal, ya que Fernando Velázquez sabe enfatizar como pocos, y eso lo sabe J. A, Bayona.
Ya lo hemos visto en las anteriores películas del director, pero sobre todo en "El Orfanato", cinta de terror en la que Velázquez sabía perfectamente, por extraño que pareciese, lo que le pedía el director, De esta forma le entregaba una de las bandas sonoras más románticas y emotivas que haya tenido nunca una cinta del género. Pero es que, ante todo, era una película de amor, amor incondicional de una madre hacia su hijo.

Y en esta vuelve a ocurrir lo mismo, recordemos que continuamos en la trilogia materno filial, de forma que vemos como nuevamente el compositor nos sabe sacar las entrañas y, aunque hable de oídas, sé que no me estoy equivocando. Ya lo hizo en las dos anteriores ocasiones y estoy seguro que ese maridaje entre director/compositor ha servido para fraguar un trabajo redondo, a lo mejor no tanto como el de la primera cinta, pero sí bastante solvente. Y es que melodías como el "Conor despierta" que sirve como tema de inicio y sobre todo el "Tema principal" tema que se desarrollará algo más en los créditos finales, demuestran la capacidad de Fernando Velázquez a la hora de crear ambientes y llevar nuestros sentimientos al lugar deseado por el director, tanto, que sin duda a merecido ser él el que recoja el premio y no otro de sus geniales rivales.Y algo muy importante, obtener el reconocimiento del director, al que se pudo ver sumamente emocionado en las imágenes de la entrega de premios Goya cuando el compositor subía a por el suyo. Y es que, sin esa complicidad, es muy difícil que salgan trabajos como este.

Pues solo añadir mi más efusiva enhorabuena al compositor y desear que siga dejándonos composiciones tan brillantes como estas.

Un saludo.