jueves, 16 de octubre de 2014

Philip Glass (Compositor)

Philip Glass

Philip Morris Glass, Baltimore (Estados Unidos), 1937.


Hablar de Philip Glass es sinónimo de controversia y tesón. Con unos inicios bastante complicados gracias a su particular lucha por salirse de los cánones establecidos, nos encontramos con un compositor que busca su estilo dentro de los patrones del emergente minimalismo musical de los años 60. Encasillamiento con el que nunca ha llegado a estar totalmente de acuerdo, autodenominándose simplemente como compositor de "música repetitiva". 
Lo cierto y verdad es que, independientemente de lo que piense el compositor, su obra, al menos la cinematográfica, mantiene un esquema parecido al de otros autores minimalistas, muy similar a la de compositores vistos anteriormente, como la del británico Michael Nyman.
Así que, por mi parte y aunque le pese a nuestro autor, lo encuadraré dentro del estilo de estas corriente minimalista cinematográfica, corriente a la que pertenecen otros autores vistos anteriormente como el mencionado Nyman o el francés Yann Tiersen. Lógicamente, cada uno presentará rasgos particulares en su obra que los distinguirá a unos de otros. Ya vimos como Nyman buscaba su sello en melodías de un marcado estilo barroco, Tiersen en aires circenses afrancesados y Glass...

Comenzar a hablar de la obra cinematográfica del compositor sin hacer previamente un repaso a sus duros e incomprendidos inicios no me parecía de rigor. Por lo que comentaré que, esa búsqueda por encontrar un sello propio no estuvo exenta de riesgos, viéndose obligado durante la década de los 60 y gran parte de la de los 70 a quedar relegado al entorno de la cultura underground, algo que no permitiría a nuestro autor durante aquellos duros años a centrarse en su tarea como compositor, viéndose obligado a alternar con otros trabajos como el de taxista o técnico de electrodomésticos para poder subsistir.

No es hasta 1976 cuando tanta persistencia viera su recompensa, ya que en este año se estrenaba la opera experimental «Einstein on the Beach». Creada en colaboración con el productor teatral Robert Wilson, se trata de un curioso montaje de casi cinco horas concebido para que el público pudiera entrar y salir libremente durante su interpretación y que, sorprendentemente, obtiene una más que clamorosa acogida. Tanto, que se convertiría en la primera entrega de una trilogía operística.

Los años 80 serían los que permitirían su despegue definitivo. Acompañado de un suavizamiento de su estilo compositivo, en esta década realizará varias colaboraciones para consagrados artistas como Mike Oldfield, Paul Simon o David Bowie. Y sobre todo, ya que es lo que nos trae aquí, inicia su trabajo como compositor para el medio audiovisual. 
Este debut se dará acompañando al documental experimental de Godfrey Reggio "Koyaanisqatsi" en 1982. Obra de nombre impronunciable que, al igual que la vista anteriormente, se convertiría en documental de culto y terminaría formando parte de otra trilogía, al acompañarlo en 1988 "Powaqqatsi" y ya entrado el nuevo milenio (en 2002) "Naqoyqatsi". 
Tres documentales en los que se aborda el choque entre las sociedades tecnológicas y la naturaleza a través de imágenes y que tan sólo llevaban como acompañamiento la sobrecogedora música de Glass.

Poco más tarde, en 1985, conseguía crear su primera gran obra para un film. En esta ocasión acompañando al biopic sobre el controvertido dramaturgo japonés Yukio Mishima: "Mishima: una vida en cuatro capítulos". Film dirigido por Paul Schrader (y producido nada menos que por Francis Ford Coppola y George Lucas), lograba, gracias a la fotografía de John Bailey, los exquisitos decorados y vestuario de Eiko Ishioka y la inolvidable banda sonora de Philip Glass el Premio a la Mejor Contribución Artística del Festival de Cannes de 1985.

En estos primeros años su carrera se desarrolla componiendo fundamentalmente para documentales y algunos filmes en los que no se decanta por ningún género en concreto. Así lo vemos en el film bélico "La colina de la hamburguesa" (John Irvin, 1987). Posteriormente, componiendo junto a Keith Emerson, Goblin y Fabio Pignatelli en el film de terror producido por un clásico en el  género del país transalpino, Darío Argento: "El engendro del terror" (Michele Soavi, 1989). O en la cinta indie norteamericana "Senderos de la mente" (Bernt Amadeus Capra, 1990) ya entrados en la década de los 90.

En la nueva década no varía en exceso la factura del autor, a lo que hay que añadir que a sus composiciones para documentales y filmes se añaden los que realiza para cortos y series de televisión. Así, en el primer lustro de la última década del siglo XX, tenemos como obras más destacadas la melodía que acompaña a un nuevo film de terror, aunque en esta ocasión lo hará en solitario: "Candyman, el dominio de la mente" (Bernard Rose, 1992). Si bien Glass nos deja con una nueva partitura repetitiva con la que logra crear una atmósfera obsesiva/opresiva que ahonda en el aspecto psicológico del terror que se desarrolla en el film, como contrapunto, escribe un brillante tema para el personaje protagonista Helen Lyle (papel interpretado por la actriz Virginia Madsen): "It was always you, Helen". Tema que con aire redentor sirve para dulcificar el gran misterio que se esconde en el film.
En 1995 volvía a trabajar para la segunda entrega de la franquicia de Candyman: "Candyman 2". En esta ocasión a las órdenes de Bill Condon, nuestro autor mantendrá sus melodías reiterativas que, acompañadas de voces corales, sirven para crear un entorno onírico de corte gótico muy sugestivo e intrigante. Y, una vez más, la protagonista tiene la suerte de llevarse una de las melodías más logradas del film: " Annie's Theme".

El segundo lustro de la década de los noventa iba a dar algo más de sí. En 1996 componía para un film que, aun contando con un buen reparto (Bob Hoskins, Patricia Arquette, Gérard Depardieu, Christian Bale o Robin Williams) y una historia interesante basada en la novela de Joseph Conrad, no lograba dar mucho de sí: "El agente secreto" (Christopher Hampton, 1996). Afortunadamente, el compositor nos dejaba con una banda sonora más que aceptable en la que incluía el bello tema principal escrito para cello.

Sin embargo, un año más tarde, en la que no era ni mucho menos su obra más redonda ni innovadora, lograba el que sería su primer gran éxito, optando por primera vez a hacerse con el Oscar, el Globo de Oro y alzándose por segunda vez con el premio concedido por los críticos de Los Ángeles (el primero lo lograba en 1982 por la melodía del documental "Koyaanisqatsi"). 
El hecho es que, la composición realizada para el film de 1997 de Martin Scorsese "Kundun" (biopic sobre el niño que en 1937 estuvo destinado a convertirse en el décimo cuarto Dalai Lama), lograba entrar por primera vez en la pomada para optar a varios de los premios más prestigiosos del séptimo arte. 
Posiblemente fuera el que en esta ocasión su música iba acompañando a un film de un director tan consagrado como Scorsese lo que llevó a la crítica a tener otra visión de la obra de nuestro autor. Ya que Glass, una vez más, volvía a desarrollar una banda sonora similar a la realizada en otras ocasiones. Eso sí, en la que, como buen budista y entendido en su música, se explayaba a la hora de añadir a sus ya célebres composiciones minimalistas un buen surtido de ritmos monástico tibetanos.

Pero su primer reconocimiento en forma de una de estas preciadas estatuillas llegaría un año más tarde cuando, componiendo junto al germano Burkhard von Dallwitz, lograban hacerse con el Globo de Oro a Mejor banda  sonora por la composición que acompañaba al célebre film en el que el sr. Jim Carrey lograba hacer menos el Carrey: "El show de Truman" (Peter Weir, 1998). Premio al que acompañarían con el otorgado por la Asociación de Críticos de Chicago.

Si bien vemos como en el último periodo las composiciones de Glass van adquiriendo un tono más ortodoxo y comercial, algo que se hace más patente con la llegada del nuevo milenio, este no abandonará en ningún momento su estilo repetitivo que, aunque más dulcificado, se mantendrá presente hasta la actualidad.

Así llegamos al año 2002, año en el que compone una de sus grandes obras maestras, la que daría melodía al film "Las horas" (Stephen Daldry, 2002). Interesante película que nos narra la historia de varias mujeres que de alguna manera se ven relacionadas en distintos periodos de tiempo. Como no podía ser menos, una historia de mujeres en un film realizado en la meca del cine, no podía contar con un reparto femenino más acertado, teniendo papeles destacados actrices de la talla de Meryl Streep, Julianne Moore, una increíblemente caracterizada e irreconocible Nicole Kidman (actriz que acumularía el mayor número de premios) o Toni Collette. Sobresaliente también entre tanta fémina, la gran interpretación del genial Ed Harris en uno de los pocos papeles masculinos de cierto protagonismo.
En cuanto a la composición de Glass decir que, nuestro autor lo borda. En este drama temporal la música de Glass se comporta como un bálsamo en una herida, con ella modela la vida y miserias de sus personajes, logrando enfatizar y dar sentido a estas turbulentas existencias. 
A esta gran banda sonora pertenecen varios temas destacados que no me gustaría dejar pasar: "The poets acts", "Morning Passages" o el homónimo titulo "The hours". Fenomenal banda sonora que le volvía a colocar en la palestra a la hora de aspirar a grandes premios. Desafortunadamente, todo quedaba reducido a simples nominaciones al Oscar, Globo de Oro, BAFTA, GRAMMY,... Una pena.

Como era de esperar, los buenos resultados obtenidos en estos filmes iban a dar un mayor reconocimiento a nuestro compositor, sobre todo, a la hora de acompañar filmes en los que se requiriera crear un ambiente de tensión relacionada con aspectos psicológicos. Es por ello que lo vemos trabajar en filmes como "La ventana secreta" (David Koepp, 2004), "Undertow" (David Gordon Green, 2004) o "La moustache" (Emmanuel Carrère, 2005). Thrillers todos ellos donde sus protagonistas son llevados a situaciones emocionales extremas que acabarán por pasarles factura a nivel psíquico. Y, en donde las repetitivas melodías de Glass ayudan sobresalientemente a potenciar ese estado paranoico al que se ven condenados los desgraciados personajes.

En la misma linea llegaba en 2006 su siguiente gran éxito "Diario de un escándalo" (Richard Eyre, 2006). Nuevo thriller psicológico en el que el espectacular duelo interpretativo de sus dos actrices protagonistas (Judi Dench vs Cate Blanchett) hacían levantar el vuelo a un film cuya trama no conseguía enganchar, por más morbo que le dieran. Afortunadamente, Glass vuelve a estar a la altura de las circunstancias y acompaña en protagonismo a las dos grandes actrices, creando una de sus obras más redondas hasta ese momento. Brillante banda sonora cargada de matices y temas tan emotivos como el "First day of school". Tema al que acompañaran otras acertadas composiciones de corte más lúgubre que sirven para acentuar la intriga o dar un mayor dramatismo a la turbulenta historia, como el fantástico "Betrayal".
Tan buena maña le servía para volverlo a aupar a las nominaciones al Oscar, GRAMMY, Chicago Film Critics o el SATELLITE.

Afortunadamente, nuestro compositor se encontraba en racha y, este mismo año de 2006, nos dejaba con otra sobresaliente obra, la que acompañaba a la estética cinta de Neil Burger "El ilusionista". 
En un periodo en el que a los estudios cinematográficos les dio por explotar el filón de la magia con un toque retro (lo vimos también en "El truco final" en 2006 o "El último gran mago" en 2007) , nos encontrábamos con el hermético Edward Norton en un papel que le venía como anillo al dedo cuando daba vida al misterioso ilusionista, Eisenheim.
Nuevamente, Glass nos volvía a demostrar su gran talento a la hora de crear una obra que jugara con lo más profundo de nuestra psique y, como el protagonista, va tejiendo una telaraña de ilusiones que nos mantiene en un continuo vaivén de emociones, solo que en esta ocasión, el compositor opta por dar un ambiente más agradable, creando una banda sonora de aires mágicos donde prevalecen aquellas melodías que nos provocarán sensaciones positivas.

Es un año más tarde, en 2007, cuando Philip Glass nos dejará la que para un servidor es la obra culmen de este inicio del nuevo milenio "Les Animaux amoureux" (Laurent Charbonnier). Nuevamente con el autor acompañando a un documental sobre vida animal, es donde nos volvemos a encontrar con un Glass en estado puro, sólo que en esta ocasión su creación raya la perfección. Obra a la que sólo consigo dar los apelativos de sublime, enérgica, vital,  emotiva, brillante... En ella hay temas tan hermosos como el fantástico tema "L'Envol des Cygnes", melodía que se convierte en el tema central y del que podremos disfrutar junto a otras bellas composiciones con algunas variaciones.

En esta desbordante entrada de milenio habrá otras composiciones que, aunque no tendrán la impronta de las comentadas anteriormente, nos dejarán un gran sabor de boca (aunque los filmes a los que acompañaran no hicieran lo mismo). 
A este humilde servidor, confeso seguidor de un cineasta tan peculiar como el genio de Brooklyn, Woody Allen, le surgirán sentimientos encontrados a la hora de hablar del siguiente film: "El sueño de Casandra" (Woody Allen, 2007). 
Si bien el director nos tiene acostumbrados a sus continuos cambios argumentales, desenvolviéndose con deslumbrante soltura en sus comedias, sorprendentemente, también en los dramas y más recientemente probando fortuna con el thriller, género en donde lograba salir también victorioso en 2006 con Match Point. No ocurría lo mismo con el film mencionado anteriormente, cinta en la que el genio naufraga, dejándonos una película mediocre y común. Pero en la que la composición de Glass (en unas de las pocas ocasiones en la que Allen renuncia a sus recurrentes acompañamientos jazzísticos) cumple sobradamente para, con sus reiterativas melodías, dar fuerza al turbio y enrevesado argumento moral al que nos expone el guion de Allen.

Para terminar este repaso nos quedaremos en la década en la que nos encontramos, ya que en 2012 componía para un producto nacional. Año en el que Philip Glass era el elegido para crear el tétrico ambiente musical de la primera producción de stop-motion hecha con plastilina en España, "El Apóstol" (Fernando Cortizo, 2012). Film de terror que se desarrolla en la Galicia del Camino de Santiago, y a la que pusieron voz actores de reconocido prestigio del panorama cinematográfico nacional como Luis Tosar, Geraldine Chaplin, Manuel Manquiña, Jorge Sanz o el ya desaparecido Paul Naschy.

Es todo por el momento.

Un saludo.