Joe Hisaishi
Hoy
veremos al que posiblemente sea el compositor cinematográfico más popular de Asia.
Nuestro
autor no es ningún desconocido para los seguidores de la animación japonesa, al
menos, para todos aquellos que lo sean del genial Hayao Miyazaki (“La princesa Mononoke”, “El viaje de Chihiro”, “Ponyo en el acantilado”,…). Al igual que
tampoco lo será para los del singular y polifacético Takeshi Kitano (“El verano de Kikujiro”, “Brother”, “Dolls”,…) quienes, aunque desconozcan el nombre del compositor,
sus melodías no les habrán pasado desapercibidas. Pero no adelantaré ninguna de
momento, ya que de una gran parte de ellas hablaremos a continuación.
Este
ecléctico y productivo compositor, es capaz de
realizar composiciones en estilos tan diferentes como: minimalistas, electrónicos
experimentales, clásicos europeos o clásicos japoneses.
Sus
inicios para la composición de bandas sonoras se remontan a la década de los 70,
periodo en el que comienza a obtener cierta popularidad, ejemplo de ello lo
tenemos con la alcanzada gracias a las melodías de las series anime: “Hajime Ningen Gyatoruz” (1974) o “Robokko Beeton” (1976), todos ellos
firmados con su nombre verdadero, Mamoru Fujisawa.
Estos
trabajos para la televisión, más otras composiciones que irá realizando fuera de
ella, le granjearán algo de fama en su país de origen.
Tras este inicial auge de su popularidad y antes de publicar su primer disco en 1981, decide cambiarse el nombre por el seudónimo de: Joe Hisaishi. Esto lo hace en lo que es un claro homenaje al polivalente productor, director, arreglista, compositor y trompetista afroamericano Quincy Jones.
Tras este inicial auge de su popularidad y antes de publicar su primer disco en 1981, decide cambiarse el nombre por el seudónimo de: Joe Hisaishi. Esto lo hace en lo que es un claro homenaje al polivalente productor, director, arreglista, compositor y trompetista afroamericano Quincy Jones.
Al
transcribir "Quincy Jones" al japonés quedaría como "Joe
Hisaishi".
Es
cierto, que mis conocimientos del Kanji -sinogramas utilizados en la escritura
de la lengua japonesa- son nulas, pero si atendemos a los especialistas, nos
dirían algo así:
“Quincy", pronunciado
"Kuinshi" en japonés, se puede escribir con el mismo kanji de
"Hisaishi", mientras "Joe" viene de "Jones".
Bien,
pues una vez nacido el nuevo Joe Hisaishi, tras varios discos y alguna nueva
colaboración para series de televisión anime; en 1984 componía la banda sonora
del largo de animación “Nausicaä del valle del viento”.
Su
espectacular banda sonora agrada tanto al director Hayao Miyazaki y a su Studio Ghibli que a partir de este
momento no concebirá un film suyo sin las melodías de Hisaishi.
Y
es que realmente Hisaishi hace un trabajo estupendo, en el que combina melodías
sinfónicas de corte barroco con otras ambientales electrónicas que dan en el film un
resultado asombroso.
Una
vez asentado en el formato largo gracias a la composición anterior y, aunque
sigue realizando temas para la pequeña pantalla y para algunos filmes no de animación, en 1986 creará dos nuevas grandes obras, en esta ocasión, otra vez en filmes de anime.
El
primero lo tenemos en “Arion” (Yoshikazu
Yasuhiko). Film manga que versa sobre un supuesto relato mitológico griego, en el que se nos narra
la venganza del guerrero Arion sobre el dios Zeus.
Una
vez más la banda sonora vuelve a ser impecable, con momentos épicos de una gran
fuerza y belleza.
El
segundo, de nuevo a las órdenes de Miyazaki, “El Castillo en el cielo”. Film Steampunk en el que Miyazaki genera
una atmósfera de fantasía donde aprovecha para dejarnos claro los conceptos de su filosofía, algo que no era la primera ni la última vez
que lo hacía en uno de sus filmes.
Para ella, una
vez más, un Hisaishi ecléctico vuelve a sorprendernos con esta mezcla sinfónica
intensa, brillante y de gran delicadeza.
En
1988 compondrá la majestuosa banda sonora del nuevo film de Miyazaki: “Mi vecino Totoro”. Película en la que nos seducen tanto
Miyazaki con su cuento sobre seres mitológicos y su poderoso mensaje de luchas entre el bien y el mal, con el que el director aborda el tema sobre el necesario respeto a la naturaleza para mantener el delicado equilibrio que subsiste en las sociedades industrializadas. Así como lo hace Hisaishi al acompañar este bello relato con una fantástica melodía en la que logra, gracias a su sinfonismo y el empleo de voces corales, dar una fuerza desbordante a su composición.
La
década de los 90 será un periodo muy fructífero, en ella, además de mantener su
relación con Miyazaki, para el que compone las bandas sonoras de sus películas de animación como la del célebre film del porcino aviador: “Porco Rosso” (1992). Además establece contacto
con un director que le dará giro de tuerca a su carrera: Takeshi
Kitano.
Pero vayamos por parte, ya que si tenemos que destacar alguna composición en esta década, en el caso del
primero, la tenemos con la maravillosa “La Princesa Mononoke” (Hayao Miyazaki, 1997). Fantástica obra
en la que el director establece nuevamente la mágica lucha entre la vorágine del hombre
moderno con sus avances tecnológicos e industriales, contra una frágil y
deteriorada naturaleza representada en forma de seres mitológicos japoneses.
Hisaishi
opta por crear para acompañar este bello relato un poderoso tema principal de corte romántico y tonos asiáticos,
mientras que usará otros de tonos épicos o dramáticos según lo requiera el
desarrollo del film. En conjunto, ambos, nos dejan un místico y ecológico
relato de gran belleza y muy agradable visionado que le servía a Miyazaki para alcanzar el prestigio internacional que se le había resistido hasta el momento.
Con
el segundo (Kitano), aunque su relación se inicia a principios de los 90 con el
film de 1991 “Escenas en el mar” y
continua con “Sonatine” en 1993. No
es hasta 1997, con “Hana-Bi”, cuando nos encontramos la primera gran
composición de nuestro autor para él. Aunque para mí gusto, no sería hasta
1999 cuando logra realizar la que es una de sus mejores obras junto a
Kitano y, posiblemente, una de sus más grandes obras de toda su carrera (al menos de lo que nos ha dejado hasta el momento). Y lo
hace en un curioso, algo surrealista y tierno relato a cargo de este
polifacético artista nipón: “El verano de
Kikujiro”.
Hisaishi,
con el tema principal “Verano”, nos dejará una de sus obras más
positivas y vitales de toda su carrera. Gran composición para esta simpática
cinta, donde tenemos a un Kitano muy diferente, ya que en él interpreta el papel
de un tierno ex yakuza de poca sesera. Con el que Takeshi se aleja de sus anteriores papeles
de gánster violento y se acerca más al rol pasayesco que adquirió en su programa de humor “Takeshi's Castle” -en España: “Humor Amarillo”-.
Iniciamos
el nuevo milenio con un emprendedor Hisaishi que filmaba en 2001 su propia película. En ella dirige, escribe el
guion y, lógicamente, compone la banda sonora. Me refiero al film: “Quartet”. Cinta
que, aunque no tuvo una buena acogida, presenta una banda sonora extraordinaria
en la que destacan sus melodías sinfónicas barrocas y románticas, así como
otras de corte clásico japonés. Todas ellas realizadas para un cuarteto de
cuerda, ya que el guion versa, como el propio título del film indica, sobre la vida de los integrantes de un cuarteto compuesto por cuatro jóvenes músicos.
Este mismo año, nos dejaba otra de sus grandes obras, la gran banda sonora que acompañaba a la obra maestra de Hayao
Miyazaki: “El viaje de Chihiro”.
Es
cierto que, aunque ninguno de los dos hacen nada nuevo, dedicándose ambos a repetir formatos anteriores, el resultado es
sorprendente. Así, si Miyazaki nos vuelve a dejar una hermosa obra llena de
magia y buenas intenciones. Hisaishi realiza una maravillosa y delicada
composición con un bello tema central.
No
sé qué conjunción se produjo en el film, quizás fuera la veteranía de ambos, pero
lo cierto es que, el resultado del film fue excelente. Esto, acompañado de la trayectoria del realizador, daba lugar a que el film lograra alzarse con grandes premios como el Oscar a mejor largometraje de
animación, Oso de Oro del Festival de Berlín, National Board of Review a mejor
largometraje animado o la nominación al BAFTA a mejor película de habla no
inglesa.
Como dato curioso indicar que, aunque nuestro autor no se prodigue mucho fuera de sus
fronteras, excepcionalmente, sí que las traspasa. Y en este año de 2001 tenemos un
claro ejemplo de ello, ya que realiza la banda sonora del film francés “Érase una vez…”.
No
es que se trate de una composición sobresaliente de nuestro autor. Más bien,
aunque mantiene el alto nivel que en él se caracteriza, vuelve a escribir una
partitura fiel a su estilo y con pocas variaciones y, nuevamente, de una gran delicadeza.
Es Miyazaki quien vuelve a reclamarlo en 2004 para que le escriba la melodía de “El castillo ambulante”. Nuevo film de animación steampunk
donde el director narra una historia cargada de magia, pero donde deja algo
apartada su filosofía conservacionista.
Por
su parte, Hisaishi vuelve a componer una obra de gran calado y bello tema
principal en forma de vals que le valió el premio a mejor banda sonora de la Asociación
de Críticos de Los Ángeles.
En
2005 tenemos una de esas películas en las que seremos capaces de ver la Segunda
Guerra Mundial desde otra perspectiva, la del bando japonés: “Yamato” (Junya Sato).
Cinta
bélica sobre los últimos días del
acorazado Yamato, buque encargado de realizar una operación suicida contra la
flota norteamericana poco antes del final del conflicto. Donde un sorprendentemente ecléctico Hisaishi realizando una bella y épica
composición que nos puede incluso a llevar a confusiones, ya que su obra nos
recuerda a melodías de Williams, Zimmer o incluso Morricone.
Nos
acercamos ya al final de este artículo al irnos a un cercano año de 2008 para ver dos nuevas bandas sonoras.
La
primera, la de la composición que acompañó al interesante film japonés que se hizo con el Oscar
a mejor película de habla no inglesa ese mismo año. La emotiva “Despedidas”.
Tierno
relato sobre un joven violonchelista que es despedido en la orquesta en la que
toca el cello y terminar aceptando el difícil trabajo de amortajador, labor que acepta enfrentándose a la voluntad
de su propia esposa, pero con el que emprende un iniciático viaje junto
a su entregado mentor. Personaje que le descubrirá que la felicidad puede
encontrarse en trabajos tan insólitos como el de ellos.
Lógicamente,
Hisaishi hacía recaer el peso de su composición sobre una bella melodía para chelo (instrumento de nuestro joven protagonista), dejándonos un hermoso tema
principal cargado de melancolía y a la vez un inusitado optimismo.
La
segunda, una vez más a las órdenes de Hayao Miyazaki, “Ponyo en el acantilado”. Posiblemente sea el único film de Miyazaki destinado realmente
a un público infantil, aun así, los no tan jóvenes admiradores del director
pudimos disfrutar con el mágico film de la niña pez.
Nuestro
autor, capta el órdago lanzado por el director y compone para ella un alegre
tema principal y una banda sonora que vuelve a estar a la altura de los
acontecimientos.
En 2011, con el compositor cambiando de tercios, escribe la partitura del videojuego “Ni no Kuni: La ira de la Bruja Blanca”.
Juego de Rol lanzado en España en febrero de 2013 en el que colaboraba Studio Ghibli -el mismo de Hayao Miyazaki-.
En
sí, el juego parece una película de Miyazaki en la que podemos interactuar
asumiendo el papel del niño protagonista. Por lo que Hisaishi no cambia de registro y, aunque sí concede un aire más épico en varios de sus temas, mantiene como
norma general el estilo de sus composiciones precedentes para Studio Ghibli.
No podía dejar de mencionar que en 2013 durante la gira de promoción de su último film: "El viento se levanta", Hayao Miyazaki, anunciaba su retirada. Como no podía ser menos, en este film que, como otros muchos de Miyazaki, volvía en 2014 a optar al Oscar en la categoría de mejor film de animación, era Joe Hisaishi quien lo acompañaba en el apartado musical.
Fiel a la trayectoria de su relación, el compositor volvía a crear una obra en la que ambos introducían pocos cambios. Esto no es que sea malo, visto el alto nivel que han mantenido tanto director como compositor durante todo el tiempo que ha durado este matrimonio artístico, por lo que ambos nos dejan una obra sobresaliente dentro de la linea de otras obras precedentes.
No ocurría lo mismo este mismo año, cuando un deslumbrante Joe Hisaishi componía para otro de los directores de Studio Ghiibli, Isao Takahata "La princesa Kaguya" (2013). Estética cinta basada en el cuento popular anónimo del siglo IX, "El cuento del cortador de bambú", que vio la luz tras ocho duros años de trabajo. El compositor se luce y nos deja una banda sonora en la que combina melodías de corte medieval japonesas con otras de estilo contemporáneo y una delicadeza sublime, aquí os dejo otro de los temas para que podáis disfrutar de esta magnifica banda sonora "The tale of Princess Kaguya".
Pues, es todo de momento, aunque con un autor tan prolífico como el que nos trae hoy aquí, es normal que tengamos que agregar en breve algún nuevo trabajo.
Espero
que haya sido de vuestro agrado.
Un
saludo.
Aunque sólo hubiese escrito la banda sonora de "Porco Rosso", el nombre de Joe Hisaishi debería estar grabado con letras de oro en el olimpo de la música cinematográfica, pero es que además ha sido capaz de escribir las bandas sonoras de "La princesa Mononoke", "El viaje de Chihiro", "Laputa"...
ResponderEliminarToda su discografía es un deleite para los sentidos auditivos, pero para mi, "Porco Rosso" es su obra maestra absoluta. No hay un solo tema que tenga desperdicio, hasta el punto de convertirse en mi compositor oriental favorito, por encima de otro de mis dioses asiáticos, el gran Akira Ifukube (el genio creador de la música de las mejores pelis de Godzilla).
Aunque es cierto que en los últimos años no ha alcanzado la brillantez de antaño, Hisashi sigue siendo sinómino de calidad.
Saludos!!
Yo no tengo la suerte que tiene usted de tener tan claro mi obra favorita del autor. Algo que me suele pasar muy a menudo (y no solo con Hisaishi), ya que suelen variar a lo largo del tiempo.
ResponderEliminarLo único que voy echaré en falta en un futuro, es la perdida de ese punto de apoyo en la carrera del compositor.
Está claro que a la atura de la vida en la que se encuentra Hisaishi, no le hace falta nada ni nadie para demostrar quién es. Pero, es cierto, que la conjunción con Miyazaki ha dado muchos de sus mejores trabajos y esto no lo vamos a volver a ver.
En cuanto a su comentario sobre los resultados obtenidos en los últimos años, después de haber escuchado la banda sonora de "Kaguya-hime no Monogatari", yo no puedo opinar lo mismo. Una lástima que en España su estreno pase directamente a Blu-Ray para mediados de este año de 2015.
Un saludo.