Roubaix (Francia), 1925 - Los
Ángeles (Estados Unidos), 1992.
Hoy veremos a uno de los grandes maestros
de la composición cinematográfica de nuestro vecino país y del resto del planeta. Autor vinculado en
sus inicios a la "Nouvelle Vague" francesa, prestigiosa corriente
cinematográfica en la que colaboraría con varios de los directores más
representativos. Sus melodías serían utilizadas por realizadores de la talla de:
François Truffaut, Claude Chabrol, Jean-Luc Godard o Louis
Malle. Así como por otros directores franceses como Philippe
de Broca, con el que mantuvo una muy buena relación que daría lugar a 17 colaboraciones, o reputados directores de fuera de sus fronteras como: Bernardo Bertolucci, George Cukor, Mike Nichols u Oliver Stone.
Hablar sobre la obra Delerue no es una tarea nada fácil, al ser este un autor bastante prolijo con algo más de
trescientas composiciones para el cine y la televisión, y un gran número de
obras de una calidad exquisita para el séptimo arte.
Aunque fuera un autor bastante
versátil, su carrera destacaría, fundamentalmente, por sus trabajos para dos géneros. En composiciones para películas
de corte histórico y, especialmente, en sus trabajos para cintas románticas, bien juntas o por separado. En ambos géneros Delerue demostraría un talento especial.
Este fantástico compositor francés nace
y se desarrolla en el bello arte de la creación de bandas sonoras en su tierra natal para, más tarde, dar el salto
a a la poderosa factoría cinematográfica norteamericana, donde la potente industria también sabría dar el lugar adecuado a las delicadas composiciones de nuestro
autor. Esto no significa que renunciara a trabajar en las diferentes producciones que se irían realizando en su tierra natal, donde mantiene una muy buena relación con viejos conocidos y nuevos
realizadores del panorama cinematográfico galo.
Una vez hecha esta pequeña introducción,
pasaremos a ver algunas de las bandas sonoras más representativas dejadas por Delerue a lo largo de su dilatada carrera.
Aunque no lo tuvo nada
fácil en sus inicios, con una juventud bastante complicada, en la que se vio
obligado a abandonar los estudios a la corta edad de 14 años para ponerse a trabajar
y mantener a su familia, consigue terminar sus estudios de música. Y una vez
que su delicada espalda le incapacita para continuar en la fábrica en la que
trabajaba, logra centrarse en sacar adelante su carrera como músico y
compositor.
No es hasta principios de la década de
los 50 cuando nuestro autor recala en la industria cinematográfica francesa, lo
avalaban sus trabajos realizados en la década precedente en música incidental
para obras de teatro. Así, Delerue comienza a escribir bandas sonoras para
"Le mystère du quai de Conti" (Henri Lacoste y Henri Monniero)
en 1950 o "Ingénieurs de la mer" (Jean Reynaud) en
1951. Trabajando también desde estos primeros momentos para la pantalla
pequeña, en la que realiza los acompañamientos melódicos de telefilmes como
"Princes du sang" (Stellio Lorenzi) en 1952.
Pero no es hasta finales de
la década de los 50 cuando Delerue se une a la recién nacida corriente
cinematográfica francesa de la "Nouvelle Vague" y logra el merecido
reconocimiento internacional. La primera de ellas viene de la mano Alain Resnais, quien cuenta con
él y el italiano Giovanni Fusco para la realización de la banda sonora del
dramático romance "Hiroshima mon amour", film que
obtendría una muy buena acogida en el célebre festival de Cannes de ese mismo
año.
Un año más tarde es el mismísimo François Truffaut, entonces un novel director que un año antes había logrado un gran éxito nacional e internacional con su primer largo: "Los 400 golpes" (1959), quien tras una serie de vicisitudes a la hora de encontrar un compositor que realizara la banda sonora de su siguiente film, lo hará llamar para que escriba la melodía del thriller: "Tirad sobre el pianista" (1960). Obra para la que Delerue compone una agradable y animosa obra jazzistica de la que Truffaut parece quedar bastante satisfecho, ya que a partir de este momento se establece una muy buena relación compositor-director, en la que el realizador reclamará del buen hacer de nuestro autor para varias de sus posteriores producciones.
Este mismo año en el que se iniciaría su relación con Truffaut, también lo hace con otro director con el que mantendrá un duradero y gratificante vínculo, el ya mencionado anteriormente, Philippe De Broca. Director con el que mantendrá una relación duradera y continuada que se extendería a lo largo de 28 años y daría lugar a 17 filmes y sus respectivos acompañamientos musicales.
Así, la primera colaboración
con el realizador la tenemos en la comedia romántica: "Los juegos del amor" (1960).
En la que Delerue compone una jovial melodía de aires afrancesados.
Este mismo año vuelve a
repetir con De Broca y su "Le farceur" (1960). El
director no solo repetía con el compositor sino que también lo hacía con el
actor protagonista: Jean-Pierre Cassel. Delerue no realiza en ella grandes
variaciones, manteniendo el mismo tono vivaz para esta nueva composición. Algo
más que lógico, ya que nuevamente volvemos a estar frente a una típica comedia
romántica francesa, en la que si hay algo que resulte curioso es la inclusión
de un conocido pasodoble taurino muy popular en nuestra tierra.
Uno de los primeros trabajos realmente destacables vendrá de la mano de un nuevo film de Truffaut en 1961. Con una "Nouvelle Vague" en todo su esplendor, Truffaut realizará una fantástica oda a la amistad en el film: "Jules y Jim". Delerue crea para ella una sugerente obra donde combina melodías que van desde los alegres tonos circenses rotianos a otros de corte más dramáticos, pero en la que destacan aquellos temas románticos que tanto abundan y destacan en la carrera de nuestro autor.
Si hemos visto que nuestro compositor sobresale con sus creaciones románticas, otro de los estilos en los que también despunta son aquellos de corte histórico. Así, en 1962 compone para su ya recurrente de Broca. Director que le encarga la banda sonora de su film de aventuras espadachinescas: "Cartouche". Film con un reparto encabezado por el temperamental actor francés Jean-Paul Belmondo, quien etará acompañado por la sobria belleza de la italiana Claudia Cardinale. Delerue realiza una composición muy del momento, con tonos que nos recuerdan a aquellas composiciones realizadas para las producciones de los estudios norteamericanos por Rózsa, Korngold...
Y en 1963 llega la que, si no es la mejor banda sonora de Delerue, sí contiene uno de los temas más bellos escritos por él: "Camille". Tema que forma parte de la banda sonora de "El desprecio", otro de los filmes realizado por uno de los directores más representativos de la nueva ola francesa, Jean-Luc Godard.
Delerue nos deja con una
sobrecogedora y brillante melodía de una belleza exquisita que al igual que nos
seduce, nos entristece. Difícil contraste con el que nuestro autor logra
ahondar sutilmente en un sentimiento tan complejo como el de los celos.
La década de los 60 será una de las más productivas de nuestro compositor. En ella vemos cómo se va afianzando su estilo compositivo y nos va dejando algunos de sus mejores trabajos.
Pero no todas ellas serían
mencionables de no haber ido acompañando algunos de los filmes más
populares de la filmografía francesa de la década de los 60, y no porque no
presenten una factura encomiable, sino porque simplemente se limitó a cumplir con su
objetivo en el film. Así lo podremos verlo en créditos de películas de
Truffaut como: "La piel suave" (1964), en las cómicas
aventuras de su inseparable Philippe De Broca "Las tribulaciones
de un chino en china" (1965) o las de Louis Malle "¡Viva
María!" (1965). película en donde los dos iconos sexuales de nuestro país vecino:
Brigitte Bardot y Jeanne Moreau, nos encandilaban con sus encantos.
Con un Delerue cada vez más
apreciado en el extranjero, vemos cómo va realizando algunas incursiones
en filmes de otras naciones como Reino Unido e incluso España, donde lo
tendremos componiendo en el film de Juan Antonio Bardem, "Los pianos mecánicos". Coproducción
de 1965 entre España, Francia, Italia y la República Federal Alemana que contó
con un reparto internacional, entre los que destacaban Melina Mercouri y
James Mason.
Además, nos dejará con otras obras que sí merecen la pena escuchar, entre ellas tenemos el drama francés dirigido en 1965 por el británico John Guillermin: "Rapture". Con una banda sonora que nos recuerda a aquellos tonos empleados en el film de Jean-Luc Godard: "El desprecio", Delerue va afirmando su peculiar estilo romántico con los que acompañará a esas difíciles relaciones amorosas que veremos en posteriores trabajos.
Nuevamente, con tonos que nos recuerdan a aquellas magistrales composiciones creadas por el gran Miklós Rózsa, nuestro autor aporta algunas variaciones contemporáneas que nos recuerdan, en gran medida, a las que posteriormente llevaría al súmmum el greco-americano Poledouris. Así, un clásico y a la vez innovador Delerue creará una intensa y épica banda sonora para la miniserie televisiva británica: "Thibaud the Crusader" (Henri Colpi y Joseph Drimal, 1967).
Del mismo año tenemos la delicada, vital y mágica melodía que, una vez incorporada al film, se transformaba, no sin cierta ironía, en el desasosegante acompañamiento con el que Delerue seguía los pasos del siniestro secreto de los hermanos Hook: "A las nueve cada noche" (Jack Clayton,1967). Film británico encabezado por el actor Dirk Bogarde, en el que el peso interpretativo recaía en el elenco de siete jóvenes actores que daban vida a la escalofriante existencia de los hermanos Hook.
Y para finalizar lo que fue esta intensa década de los 60, la banda sonora con la que obtiene su primera nominación al Oscar y al Globo de Oro: "Ana de los mil días" (Charles Jarrott, 1969). Película británica, que narra la vida de Ana Bolena desde su romance con el rey Enrique VIII, hasta su ejecución no mucho más tarde. Nuestro autor, demostrando sus cualidades para desenvolverse a lo largo de la historia de la música, creará para ella una emotiva partitura de corte medieval.
La década de los 70 no iba a ser menos productiva y nuevamente nuestro compositor no tardará en dar jugosos frutos. Así en 1971 vuelve a acompañar a un nuevo filme de Truffaut: "Las dos inglesas y el amor". Ya habíamos visto anteriormente como Delerue demuestra una especial habilidad a la hora de componer obras de corte romántico para cintas de época. Pues en esta ocasión no hace ninguna concepción y realiza una esplendorosa obra con reminiscencias de aquellas grandes obras románticas del barroco inglés.
Dos años más tarde nos deja otro de los temas que estarán entre los más exitosos de su carrera: "Le grand choral". Incluida en el film "La noche americana" (1973) de Truffaut.
En un film en el que el director daba poca relevancia al acompañamiento musical, haciéndole corresponder una muy pequeña parte del metraje. Delerue no parece darle importancia, y como pasa con los buenos perfumes, con su maestría logra impregnarlo todo, creando una de esas inusuales composiciones que otorgan verdadera esencia al film, con este soberbio tema que lograba convertirse en una de sus obras más hermosas, recordadas y utilizada.
Una vez más, nuestro
compositor optaba por una melodía de corte clásico y aires británicos para
acompañar a esta película de cine dentro del cine. Film en el que el director
vuelve a contar con su actor talismán, su alter ego, Jean-Pierre Léaud y
por la que obtiene el Oscar y BAFTA a mejor película extranjera, además de
otras tres nominaciones al Oscar y otras dos al Globo de Oro.
Este mismo año, con un compositor que parece encontrarse en racha y abriéndose al mercado norteamericano, nos vuelve a dejar otra gran composición. En esta ocasión, en un film de un director que pocos años atrás había logrado un gran éxito de pantalla con uno de esos filmes que pasarían a la posteridad: "El graduado" (1967).
Esta vez Mike Nichols no
estaría tan acertado, realizando una mediocre cinta de acción, terrorismo y
espionaje, donde lo poco destacable en ella era la banda sonora de Delerue. Nuestro
compositor, fiel a su estilo y un poco ajeno al guion del film, nos deja con
una notable melodía que bien podría haber ido acompañando una película de época
y no a este fracasado sucedáneo de ciencia ficción: "El día del delfín".
Afortunadamente, la academia de Hollywood supo apreciar toda la belleza
de la composición y Delerue volvía a optar nuevamente al Oscar.
Aunque los 70 serían años muy productivos, en los que mantiene sus habituales colaboraciones con directores franceses como de Broca o Truffaut, también empezamos a encontrarnos con un Delerue cada vez más integrado en la industria cinematográfica norteamericana. Es en una de estas producciones made in USA, cuando a finales de los 70 logra obtener el que fue su primer y único Oscar. Este llegó gracias a la banda sonora que acompañaba el film de George Roy Hill: "Un pequeño romance" (1979).
No es que se trate de una de
sus mejores composiciones, pero es cierto que, Delerue, sabía como pocos dar con su música el
tono adecuado para uno de esos recurrentes filmes románticos. Y de esta manera
lograba alzarse con la preciada estatuilla por delante de consagrados
compositores como Henry Mancini, que no competía con una de sus obras más
brillantes: "10, la mujer perfecta", de Dave Grusin y su
melodramático score para la lacrimógena "Campeón", la
tenebrosa composición de Lalo
Schifrin para "Terror en Amityville". Y sobre todo, se imponía
a la que terminaría siendo una de las melodías más populares del cine de
ciencia ficción, la obra creada por el gran Jerry Goldsmith para el salto a la gran pantalla de la
popular serie de Sci-Fi, "Star Trek":
"Star Treck, la película". Muchos trekkies aún no dan crédito
a lo sucedido, pero así son las cosas.
Si las dos anteriores décadas habíamos visto a un Delerue muy activo e inspirado, la década de los 80, puede ser considerada su década culmen, no porque mejore lo ya realizado en las dos anteriores, sino por encontrarnos con un veterano compositor mucho más seguro, igualmente activo y, sobre todo, plenamente integrado en la industria cinematográfica norteamericana, lo que dará lugar a que su obra tenga una mayor alcance mediático.
El tenerse que dividir entre sus
trabajos para Europa y EEUU no le conllevará ninguna merma en su calidad
compositiva. Así, los comienzos de los años 80 nos deja con obras tan bellas
como la que acompaña el nuevo film de Truffaut: "El último metro" (1980).
La ecléctica banda sonora del film de Ulu Grosbard: "Confesiones verdaderas"
(1981), película en la que pudimos gozar de un fantástico duelo interpretativo a
cargo de dos grandes actores de la factoría americana, Robert de Niro y Robert
Duvall. O la magnífica banda sonora que acompañaría el que fuera el último film
de uno de los grandes directores norteamericanos de todos los tiempos, George
Cukor: "Ricas y famosas" (1981), posiblemente, una de las mejores composiciones realizadas para la industria norteamericana.
Especial atención tendremos que poner en el segundo lustro de la década de los 80, ya que a él pertenecen varias de las melodías más conocidas de nuestro autor, la pena de ello es que no sea precisamente por ser mejores que las anteriormente tratadas, sino por ir acompañando un cine mucho más comercial.
Comenzamos en 1985, y lo hacemos con la
espléndida banda sonora realizada para un controvertido film que presentaría un más que interesante lance interpretativo a cargo de dos grandes y veteranas actrices:
Jane Fonda y Anne Bancroft: "Agnes de Dios" (Norman Jewison, 1985).
Y en 1986, Delerue, caía en las garras de un reivindicativo Oliver Stone, a quien deja muy satisfecho en su primera colaboración con la banda sonora del film: "Salvador" (1986). Así, repetía en la segunda película que filmaba ese mismo año: "Platoon". Donde, desafortunadamente para nuestro compositor, lo que se recuerda del film es el magnífico: "Adagio For Strings", compuesto por Samuel Barber.
En 1988 escribe el que fue su último trabajo para su fiel Philippe de Broca: "Los Chouans". En este nuevo film de época que se desarrolla en plena revolución francesa, Delerue nos vuelve a dejar con una poderosa obra de corte barroco, en la que combina intensos temas épicos con otros más fieles a sus característicos temas románticos. Muy buena despedida para un director que lo echaría muy en falta tras su ausencia.
Igualmente interesantes
serían otras melodías que acompañarían algunos filmes de finales de la década
de los 80, como la de la película británica: "Aquel inolvidable verano"
(Piers Haggard, 1988). Nueva cinta romántica en la que Delerue vuelve a
desplegar todo su buen hacer para crear una agradable atmósfera en torno a
nuestra enamoradiza pareja protagonista.
En 1989, coincidiendo con el bicentenario de la revolución francesa, se estrenaba: "Historia de una revolución". Película de dos capítulos: "Los años luminosos" (Roberto Enrico) y "Los años terribles" (Richard T. Heffron). En las que, aunque ambas se desarrollen en el mismo acontecimiento histórico, su temática era bastante opuesta, ya que, mientras la primera se centraba en la épica histórica de la revolución que cambió Francia y condicionó al resto de Europa. La segunda trataba, sobre todo, de sus aspectos más oscuros y sangrientos.
Delerue, conocedor de tales
hechos, creará unas partituras que, aunque mantienen una misma línea melódica,
servirán para dar brillantez a la primera y oscuridad a la segunda.
El final de la década también nos dejará con otra de sus bandas sonoras más populares. Una vez más en tierras norteamericanas compone la melodía de uno de esos filmes con gran tirón comercial, que en este caso, lo lograba gracias al plantel femenino que desplegaba en pantalla: Sally Field, Julia Roberts, Daryl Hannah, Dolly Parton y Shirley MacLaine. Me refiero a: "Magnolias de acero" (Herbert Ross, 1989).
No es que Delerue haga para
ella nada que no hubiera hecho antes, pero, una vez más, nos volvía a demostrar
como podía insuflar tal cantidad de ánimo con sus melodías.
En esta ocasión, al desarrollarse la trama en una
pequeña ciudad del sur de los Estados Unidos, nuestro autor opta por ambientar
con melodías interpretadas por una armónica solista y el resto del peso volverlo a hacer recaer en
su más que característico estilo romántico que, una vez más, vuelve a brillar
con una fuerza desbordante.
Así entramos en la última década en la que nuestro autor dejaría su huella, los 90.
Para este servidor y su
modesta afición a la astronomía, que Delerue le brindara en uno de sus últimos
trabajos con la hermosa melodía que acompañaría al documental "Tours du Monde, Tours du Ciel"
(Robert Pansard-Besson, 1991), es más que de agradecer. Documental sobre la
historia de la astronomía, para el que nuestro autor compuso un bello score con
el que acompañaba este breve relato sobre el desarrollo de esta interesante
ciencia en la historia del ser humano.
El año de su inesperado fallecimiento, nos dejaría con un buen puñado de interesantes composiciones. De entre ellas, destacaría la sorprendente melodía del film bélico "Diên Biên Phú" (Pierre Schoendoerffer, 1992). Film bélico por el que obtendría su última nominación al Cesar de la academia francesa a mejor banda sonora.
Poco más tarde, un debilitado corazón nos dejaría sin este genial compositor a la no muy tardía edad de los 67 años. Siendo su último trabajo para el film norteamericano "En busca del amor" (Bruce Beresford, 1992).
Y es todo por hoy, espero que haya sido de vuestro agrado.
Un saludo.
Dedicado a mi padre y a su aprecio por la "nouvelle vague".
Poco puedo decirte en esta ocasión, estimado Rolando. No solo porque creo no haber visto ninguna película de las aquí nombradas (si alguna la ví no la recuerdo) sino también porque buena parte de estos títulos son de un cine francés que nunca ha sido santo de mi devoción con esas películas que nunca he masticado bien y me han parecido demasiado pausadas, cargantes, pesadas, infumables, pastosas o pedantes. Alguna se salva, pero en general nunca me ha gustado ese cine francés.
ResponderEliminarDigo eso en lo que a mí respecta, para nada en lo que respecta a otros, pues este cine tendrá sus seguidores, cosa que no dudo. Y, aquí en tu página, es lógico que haya una representación de cine que cubra muchas tendencias y estilos.
Siento no acompañar a tu padre en sus gustos cinematográficos,
Un saludo desde la amura de estribor, cubierta principal.
Siento que piense eso del cine Francés, aunque por lo que creo entender por sus palabras se trate más del realizado por la Nouvelle Vague, ya que no creo que hable del realizado por Philippe de Broca, más especializado en un cine de aventuras para todos los públicos y con un acrobático Belmondo como heroico protagonista.
ResponderEliminarComo bien sabe, mis gustos cinematográficos son "diferentes" a gran parte del público en general, por lo que no hago ascos a una buena película si ella tiene un buen argumento, buenos diálogos, o un tema interesante. Aunque sea capaz de entender el Séptimo Arte como mero espectáculo y/o entretenimiento.
Como puede apreciar por mi dedicatoria, muchas de estas películas me traen recuerdos de mi infancia y juventud, algunas de ellas por haber estado presentes en aquellos días, aunque ni siquiera las entendiera. Otras, fui capaz de apreciarlas algo más tarde, como me ocurrió con el cine negro de Chabrol, todo un descubrimiento en mis años mozos.
Truffaut, tiene sentimientos encontrados en mi memoria, si algunas de sus películas me marcarían gratamente en aquellos años de mi juventud, como por ejemplo: "El pequeño salvaje", "Fahrenheit 451" o "La novia vestía de negro". Otras, por tener una temática excesivamente adulta para mí en aquellos tiempos, me resultaron realmente infumables. Curiosamente, muchas de estas las recuerdo por su música, sí amigo Romero Landa, la música de Delerue.
Pero lo que no entiendo, es que ni siquiera conozca "Platoon". ¡Dios! ¡¿Dónde ha estado usted metido todo este tiempo?!, jajajaja.
Bueno, espero que su travesía sea breve y le permita ponerse al día con el Séptimo Arte, que tanta agua salada no es buena.
Un fuerte abrazo desde la fila 9, butaca 8.
Hombre, Platoon claro que la conozco. Y la de Fahrenheit 451, que me parece estupenda. Me refería a ese tipo de películas de la Nouvelle Vague y al cine del estilo de Truffaut y similares.
ResponderEliminarPero creo que me has entendido a qué clase de cine francés me estaba refiriendo.
Un abrazo.