Mychael
Danna
Winnipeg, Manitoba (Canadá), 1958.
De
nuevo nos encontramos con un compositor ecléctico y versátil. Este canadiense
se caracteriza por su facilidad en el uso de melodías y estilos tan dispares
como son los ritmos de la música tradicional: celta, india, inuit,… No
limitándose sólo en sus composiciones al folklore, sino que también lo hará con otros géneros, de esta
manera se atreve tanto con obras sinfónicas, minimalistas e incluso
electrónicas.
Autor
que comienza su periplo como compositor de bandas sonoras en 1978, escribiendo
el score de la cinta canadiense “Metal
Messiah” de Tibor Takács. Consiguiéndose labrar una gran reputación desde
entonces hasta nuestros días, tiempo en el que ha aprovechado para componer para un nutrido grupo de
directores internacionales tanto en cine como en televisión.
Lógicamente,
como buen compositor que se precie, tiene su director estrella, en el caso de
Danna es el armenio Atom Egoyan, para el que ha compuesto casi toda su
filmografía.
Con
él, nos volvemos a encontrar una brillante trayectoria con una triste
materialización en reconocimientos. Aunque, al menos, sí podemos decir que lo ha logrado dentro de sus fronteras, en
donde ha obtenido 5 premios de la academia canadiense (Genie) -de 14 nominaciones-
y un Gemini (premios TV). A estos hay que sumarles los recientes Oscar y
Globo de Oro de 2012 por “La vida de Pi”
(Ang Lee). Mientras tanto, se había tenido que conformar tan sólo con algunas nominaciones a diferentes premios como el Grammy, BAFTA, World Soundtrack Award o Emmy, entre otros.
Una
curiosidad que presenta este autor es, que en 1996 inicia una fraternal
relación laboral con su hermano pequeño, el también compositor, Jeff Danna; coescribiendo
el álbum de música celta: “A Celtic Tale:
The Legend of Deirdre”. Unión que se hará extensible en el año 1999 a sus
trabajos para el cine, componiendo la melodía del film estadounidense “Los elegidos” (Troy Duffy) y estableciéndose
de esta manera una familiar relación que se extenderá a lo largo del tiempo con
otros trabajos para varios filmes más.
Antes
de comenzar a tratar la obra de nuestro autor, quiero hacer un inciso para
comentar algo.
Como
ya he dicho anteriormente, Danna suele hacer uso de distintos ritmos del folclore tradicional, especialmente del oriental y más concretamente del indio.
Esta atracción por las melodías de la India le viene de largo, ya que, es en sus años de
estudiante de música en la Universidad de Toronto cuando arrancará su especial
interés por ella. Interés que abarca todo el amplio rango de la música de este
país: popular, clásico o filmi. A tanto llega su pasión por el folclore de este país, que
en su acercamiento lo llevará a conocer a la que se convertiría en su esposa,
la canadiense de origen indio Aparna
Danna.
Todo
ello, facilitará que, tanto directores indios como canadienses de ascendencia
india, se hayan puesto en contacto con él para solicitarle la realización de las
bandas sonoras de sus películas, como veremos a continuación.
Llega a ser tan notoria la inclinación que sienta Danna por este tipo de melodías, que lo llevará a
no limitar su uso en filmes de una temática específica, usándolos incluso en películas
cuyo argumento no precisan de este tipo de ambientes. Cintas, en las que
aprovecha estas melodías para crear exóticas atmósferas de turbulenta
sensualidad.
Pues
sin más dilación, comencemos a tratar la obra de este genio de la composición.
Aunque
como he comentado, su inicio en esto de las bandas sonoras fue temprano, recién
entrado en la veintena, allá por 1978. No es hasta finales de los 80 cuando
comienza a dedicarse seriamente a esto de la composición cinematográfica.
Así
en 1987 realiza la melodía para el primer film de Atom Egoyan “La vida en vídeo”, con la que obtendría
su primera nominación al Genie.
En
1994 compone la banda sonora del aclamado film de Egoyan “Exótica”. Película que lograría varios premios
en reconocidos festivales como Cannes, Valladolid o Toronto. Y composición con
la que Danna se alzaría con su primer Genie.
Como
podemos observar, se trata de una melodía de ritmos orientales, con la que logra
dar el grado de exotismo que requería el título del film, a la vez que plasmaba con ella el sórdido ambiente en el que se desenvuelven los protagonistas.
En
1996 compone la bella banda sonora del visual y colorista film “Kamasutra, una historia de amor”, de la directora india Mira Nair.
En este film sobre intrigas y romances palaciegos en la India del siglo XVI, Danna utiliza la música originaria de este país con el objetivo de acentuar la sensualidad de las escenas. Aunque en esta ocasión no sea necesario, ya que todo en ella es sensualidad… los bailes, las miradas, los gestos y la voluptuosa belleza de las protagonistas. Aun así, él redunda con su composición, llevándonos al éxtasis en un film donde todo es sugerente, a la vez que se peca de un excesivo recato.
En este film sobre intrigas y romances palaciegos en la India del siglo XVI, Danna utiliza la música originaria de este país con el objetivo de acentuar la sensualidad de las escenas. Aunque en esta ocasión no sea necesario, ya que todo en ella es sensualidad… los bailes, las miradas, los gestos y la voluptuosa belleza de las protagonistas. Aun así, él redunda con su composición, llevándonos al éxtasis en un film donde todo es sugerente, a la vez que se peca de un excesivo recato.
En
1997, tenemos un nuevo trabajo para el director armenio: “El dulce porvenir” (Atom Egoyan). Impactante drama, sobre la
demanda interpuesta por un pertinaz abogado (Iam Holm), tras el accidente del
autobús escolar de un pequeño pueblo de Canadá, en el que fallecen todos los
niños que transportaba.
En
cuanto a la banda sonora, destacar el memorable tema de corte renacentista
realizado por Danna: “The Sweet Hereafter”.
Bella obra que gira en torno a este tema principal y que le valdría de nuevo el
Genie a nuestro compositor.
2001
nos deja con una de las composiciones más vibrantes de nuestro autor. Gracias al
nuevo trabajo para la directora india Mira Nair, quien realiza un original
despliegue de luminosidad y color. Sólo que en esta ocasión, trasladándonos a
la india de finales del siglo XX, dejándonos esta soberbia comedia sobre
conflictos generacionales.
En
ella, la directora nos deleita con una mágica película llena de momentos
musicales al más puro estilo bollywoodense, algunos de ellos, con temas populares
indios, y otros, con melodías originales de nuestro compositor, como el alegre
y vital: “Baraat” -posiblemente, la melodía más popular de nuestro autor-.
En
2002, en el que será su siguiente trabajo con Egoyan, compone la banda sonora
de “Ararat”. Drama en el
que el director muestra como perduran en el Canadá actual las viejas heridas
causadas por el genocidio armenio (1915-1923), a través de dos familias, una
armenia y otra turca.
Para
acompañar la cinta, Danna vuelve a tirar de melodías tradicionales, sólo que en
esta ocasión empleará el folclore armenio, con el que consigue dar al film un
ambiente nostálgico.
Continuando
con sus dotes como compositor de melodías étnicas, en las que se atreve con culturas
de lo más diversas, tenemos en 2003 el heterogéneo romance del film canadiense
“Perdidos en la nieve” (Charles
Martin Smith).
Danna, siendo fiel al entrono ártico y a la joven inuit que forma la pareja protagonista, compone una melodía de corte tribal de los aborígenes americanos, con el que logra enmarcar a la película en su ambiente natural a la vez que consigue cargar de emotividad las escenas.
Danna, siendo fiel al entrono ártico y a la joven inuit que forma la pareja protagonista, compone una melodía de corte tribal de los aborígenes americanos, con el que logra enmarcar a la película en su ambiente natural a la vez que consigue cargar de emotividad las escenas.
2005
nos traerá una de las obras más bellas de nuestro autor, en este caso para la
directora indocanadiense Deepa Mehta y su película “Agua”. Film que forma parte de la tetralogía
de los elementos: Fuego, Tierra, Agua y Cielo.
Drama
en el que se nos narra la crueldad a la que se verá expuesta una niña de 8
años, obligada a seguir las tradiciones cuando tras su matrimonio con un anciano
moribundo se vea obligada a pasar el resto de su vida consagrada a la memoria
del fallecido.
Decir,
que la película se desarrolla en los últimos días de la India colonial, por lo
que, en esta banda sonora en la que el artista indio A.R. Rahman se ocupa de
las canciones, Danna hará lo que pocos como él saben hacer, fusionar sonidos
étnicos. En esta ocasión, con melodías tan dispares como son las del Indostán y
los tonos celtas británicos. Por ella, volvería a obtener el Genie de la
academia canadiense.
En
2006 interviene en la fantástica banda sonora del estupendo e irreverente film
indie: “Pequeña Miss Sunshine” (Jonathan
Dayton y Valerie Faris).
Tengo
que comentar, que en su mayor parte se trata de arreglos sobre temas originales
de la banda DeVotchKa. Y que, para lo
que realmente se contrata a nuestro compositor es para ayudar a la banda a realizar
los arreglos de antiguos temas y las nuevas composiciones para el film. Donde DeVotchKa,
no sólo aportarán sus melodías, sino que, además, interpretarán sus propios
temas.
De
esta forma, una de las melodías más populares de la película “The winner is”, se
trata en realidad de una adaptación del tema “How It Ends” del homónimo álbum de la banda.
Es
por este motivo, que la composición no pudiera optar al Oscar a mejor banda
sonora, teniéndose que conformar con la nominación al Grammy.
Del
mismo año, es la película “Natividad” (Catherine Hardwicke, 2006), en el que
se nos narra el pasaje bíblico sobre la vida de María en Nazaret y su posterior
viaje a Belén para dar a luz.
Danna
consigue crear una bella partitura con la que logra dar un cariz histórico,
místico y épico gracias al uso de composiciones de tono medieval, empleando
para ello voces, e instrumentos de la época. Y todo ello, enmarcado en un
entorno sinfónico convencional.
En
2009 tenemos la agradable y romántica banda sonora compuesta junto a Rob
Simonsen para “(5oo) días juntos” (Marc
Webb).
Y
del mismo año, es la partitura coescrita junto a su hermano Jeff, para el
siempre complejo y excéntrico Terry Gilliam.
Es
cierto, que al ex Monty Python hay que entenderlo, sus películas tienden en
exceso a la psicodelia, lo que suele hacer algo incomprensible sus argumentos,
hecho que compensa con una elevada carga de lirismo y visualidad. Y “El Imaginario del Doctor Parnassus” es un
claro ejemplo de ello.
Por
tanto, reconozco, que hay que ser muy valiente para ir al cine a ver una
película de este director tras una apreciación como esta, pero he de reconocer,
que soy un incondicional seguidor de su estrambótica obra.
Bien,
pues nuestros hermanos logran realizar una melodía de gran belleza, con la
que acompañan notablemente a esta difícil cinta. Para ello, combinan melodías que van desde lo opresivo a lo mágico, dando continuos giros con los que
logran una gran efectividad.
Nos
vamos al año 2011, pero lo haremos abandonando el cine y yéndonos a la pequeña
pantalla, en la que, una vez más, los hermanos Danna componen juntos. En esta
ocasión para la serie de televisión: “Camelot”.
Si
podíamos esperarnos una melodía de aires célticos, género al que los Danna
parecen tenerle un especial apego, en esta ocasión se alejan de ellos para
componer una banda sonora de aires místico-épicos en los que combinan coros
gregorianos, voces blancas y potentes temas sinfónicos, logrando crear una atmósfera muy adecuada y un memorable tema de inicio.
Y
nos despediremos con su mayor logro hasta el momento, melodía que, aunque posiblemente no sea su mejor composición, no deja de ser una gran partitura. Su
laureada “La vida de Pi” (Ang
Lee, 2012). Con ella logrará el Oscar y el Globo de Oro a mejor banda sonora,
además de la nominación al Oscar a mejor canción junto a Bombay Jayashri por la
emotiva canción de cuna: “Pi’s Lullaby”.
Parece
ser, que Ang Lee tiene algo de director talismán a la hora de conseguir grandes
premios, y más concretamente el del Oscar a bandas sonoras. Ya
le ocurrió a Tan Dun en el año 2000 con “Tigre
y dragón”, convirtiéndose en el primer compositor chino en lograr la
preciada estatuilla. E igualmente, le
ocurre ahora a Mychael Danna, quien, con una larga trayectoria como compositor
de bandas sonoras nunca había logrado la nominación al Oscar ni al Globo de
Oro, y de una tacada, consigue alzarse con ambos, más otra nominación al Oscar (canción) y al BAFTA.
Bien,
pues comentemos algo sobre la banda sonora. Aunque su tema central es de una
gran belleza, la composición gira en exceso en torno a él, por lo que puede llegar a resultar algo reiterativa a la hora de escucharla en un reproductor de música. Pero que una vez la oimos incorporada en el film, puedo dar fe de ello, que no lo es. Ya que en la película cumple sobradamente su objetivo, dejándonos un grato sabor de boca.
Lo que sí podemos destacar es que es una partitura de gran delicadeza, rayana en lo místico y que la preponderancia de melodías indias le da un toque muy relajante, muy al gusto de los seguidores de la música “Chill out”, algo que podemos apreciar en el esplendido tema: “Tsimtsum”.
Lo que sí podemos destacar es que es una partitura de gran delicadeza, rayana en lo místico y que la preponderancia de melodías indias le da un toque muy relajante, muy al gusto de los seguidores de la música “Chill out”, algo que podemos apreciar en el esplendido tema: “Tsimtsum”.
Como
hemos visto, Mychael Danna, puede jactarse de ser uno de los compositores más versátiles vistos hasta el
momento, capaz de tocar con maestría palos tan dispares como la música
tradicional de lugares tan distantes como Armenia, la India, o los tribales de las regiones
árticas (Inuit) o de la Europa Occidental (Celta). E igualmente, hacerlo
moviéndose en el tiempo, yendo desde el medievo a la música electrónica, algo
que está al alcance de muy pocos compositores.
Pues…
es todo por hoy, así que sin más me despido, esperando que haya sido de vuestro agrado.
Un
saludo.
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