Howard Shore
Toronto (Canadá),
1946.
Hoy
veremos a otro ecléctico y versátil autor, ya que este prolífico y consagrado compositor
canadiense puede presumir de haber compuesto para casi todos los géneros
cinematográficos, desde los románticos, hasta los de terror, pasando por los de
aventuras y acción, e incluso algunos, realmente inclasificables.
Aunque
sus inicios no podemos considerarlos deslumbrantes, con bandas sonoras muy
condicionadas por sus trabajos junto al intrincado, difícil y sorprendente director
David Cronemberg, con quien ha mantenido una estrecha relación desde sus
comienzos en el Séptimo Arte, allá por los años setenta. Shore, siempre con un
estilo sinfónico muy elaborado, consigue, a partir de la década de los 90,
afianzarse en la industria cinematográfica norteamericana componiendo para
filmes de gran éxito.
Pero
no es hasta la entrada del nuevo milenio cuando, un Howard Shore reinventado,
logra firmar la obra que lo llevaría al estrellato. Sí, aquella que acompañó a
una de las mejores adaptaciones cinematográficas que se han hecho sobre narrativa
fantástica, la maravillosa trilogía de Tolkien: “El Señor de los Anillos”.
Como
va siendo normal con otros autores vistos anteriormente, y nuestro autor de hoy
no es una excepción, Howard Shore inicia su carrera compositiva en la televisión,
colaborando en programas como el show canadiense “Spellbound” (1974) o en el revolucionario late show norteamericano
“Saturday Night Live” (entre 1975 -
1980).
El
salto a la pantalla grande lo dará en 1978 con la película de misterio, la canadiense
“I Miss You, Hugs and Kisses” de Murray
Markowitz. Pero no es hasta un año más tarde (1979) cuando comienza su relación
con, el también canadiense, David Cronemberg. Director con el que establecerá
una estrecha relación que lo llevará a componer en casi toda su filmografía a
partir de esa fecha.
Y
es así como Howard Shore inicia su singladura en esta bella profesión como
compositor de bandas sonoras.
Es
cierto, que sus tres primeros trabajos para Cronenberg: “Cromosoma 3” (1979), “Scanners”
(1981) y “Videodrome” (1983), no
dejaron mucho que destacar, salvo su utilidad a la hora de ambientar los filmes
del director, películas de terror en las que nuestro autor lograba dar con sus
melodías la angustiosa y requerida atmósfera.
Es
en su cuarta película junto al director cuando Shore empieza a dar muestras de
haber tomado el pulso, tanto a Cronemberg, como a las exigencias de su trabajo;
encontrándonos a un compositor mucho más maduro y seguro de sí mismo. Y así es
como Shore, muy acertadamente, logra sumergirnos en un entorno muy herrmanniano
en esta nueva versión de “La Mosca” (“The Fly”, 1986). Remake del film de 1958 para la que escribirá esta tormentosa
partitura con la que consigue enfatizar la pesadilla en la que se hunde nuestro mutante
protagonista.
Ya
por estas fechas nos encontramos con un autor de merecido reconocimiento, hecho
que le abre las puertas a la hora de trabajar con otros directores y, sobre
todo, trabajar para la poderosa industria cinematográfica de los EEUU. Sin
embargo, vuelve a ser en otro film de Cronenberg con el que consigue dar en la
diana. En esta ocasión, acompañando a la obra de culto del director canadiense:
“Inseparables” (1988).
Obra
en la que el director vuelve a adentrarnos en un turbulento drama psicológico, en la que
contó para ello con la magistral
interpretación del flemático Jeremy Irons en el difícil doble papel de los
gemelos Mantle, y para la que nuestro compositor creará la hermosa partitura que
se sustenta en un equilibrado juego de temas dramáticos-románticos. Toda
ella, rebosada de un marcado y sutil aire de pesimismo que ayudará al director a prepararnos para el trágico desenlace.
Un
tema con el que podemos deleitarnos en esta fantástica banda es “Suicide” con su reconocible y premonitorio final, del que volveremos a
hablar más adelante.
En
1991 obtiene la recompensa de ser el encargado de acompañar al film triunfador
de aquel año: “El silencio de los corderos” (Jonathan Demme). Y,
aunque su melodía cumple… no sobresale.
Tampoco
sería mencionable su siguiente trabajo junto a Cronenberg este mismo año, si no
fuera por el cambio sustancial que experimenta su obra, o… que seas un jazzista
empedernido. Ya que, para el dislate psicotrópico de “El almuerzo desnudo”,
Shore, compondrá un score que gira en torno a temas jazzísticos con los que los
entendidos del género musical pudieron disfrutar, más aún, si a todo ello le
sumamos con que contaría para su interpretación con el mismísimo Ornette
Coleman.
Tras
esta, nuestro compositor escribe algunas partituras para varias películas de mayor
o menor éxito, de entre las que podemos destacar el film de Jonathan Demme: “Philadelphia” (1993), en el que toda la
gloria musical se la llevaría la oscarizada canción de Bruce Springsteen “Streets Of Philadelphia”
o la siguiente obra de Cronenberg “M.
Butterfly” también del mismo año (1993).
Y
como curiosidad tenemos la composición para Tim Burton en “Ed Wood”. Una de las pocas
ocasiones en las que el director no se acompaña de su particular compositor,
Danny Elfman. Quien rechazó el encargo de escribir la banda sonora.
Hecho, que obligaría a Tim Burton a tener que echar mano de Shore, quien me imagino
que, obligado por el propio Tim Burton, mantendrá el estilo compositivo de
Elfman para, aun así, conseguir un más que destacable trabajo.
En
1995 es el encargado de acompañar a uno de los filmes que no dejó a nadie indiferente: “Se7en” (David Fincher, 1995). Película
con un guion sobrecogedor, unas aceptables interpretaciones a cargo del guapo
de Brad Pitt, la cándida Gwyneth Paltrow y la notable actuación del sereno
Morgan Freeman. Interpretaciones que acabarían siendo eclipsadas por la majestuosa
puesta en escena de un demoledor Kevin Spacey, quien, en su breve pero
estremecedora interpretación, se hace con el pulso interpretativo del film con
su redentor personaje.
Shore
por su parte, logra crear una opresiva atmósfera con la que amplifica el
sórdido argumento y da intensidad a sus escenas. Ejemplo de ello lo tenemos en
el sobrecogedor “Envy and Wrat”, tema que
acompaña a la escena de los dos últimos “pecados”.
1996
será el momento para la gran melodía del falso documental: “Looking for Richard”.
Film donde nos encontramos con un polifacético Al Pacino que, dirige,
interpreta y coescribe el guion.
Curiosa
adaptación de la obra de William Shakespeare: "Ricardo III", para la que Shore crea esta hermosa composición
coral-sinfónica, con la que genera una potente y bella atmósfera medieval.
Pero
si hasta el momento nuestro autor había pasado algo inadvertido para la gran
mayoría de los mortales, tras la saga que veremos a continuación, Shore, saldrá
lanzado a cotas insospechadas de popularidad. Aunque, tristemente, siempre muy alejado
de los fenómenos de la música comercial tipo Justin Bieber y Cia.
Así
que pasemos a ver la obra que lo lanza al estrellato, que no es otra, que la banda
sonora de la gran trilogía basada en la obra de J. R. R. Tolkien: “El Señor de los Anillos” (Peter Jackson,
2001 - 2002 - 2003).
Como
ya comentaba al inicio de este post, con ella, Shore se reinventa. Y aunque
bien es cierto que no todo en esta gran obra del compositor es nuevo para
nuestros oídos, como podemos observar en el “Foundations Of Stone”
perteneciente a la segunda entrega: “El
Señor de los Anillos: Las dos torres” - tema de donde saldrá el leitmotiv que
se asocia al anillo y su maléfico poder -. En el cual, si escuchamos atentamente, podremos observar su similitud con
el final del tema “Suicide” del film
de Cronenberg “Inseparables”, del que
ya comenté algo más arriba que volveríamos a ver. Del resto, podríamos decir que
es sumamente original en la obra de Shore.
Pues
bien, si el señor Peter Jackson conseguía dejarnos boquiabiertos con su lograda
adaptación de Tolkien, una parte muy importante de ello la tuvo nuestro amigo quien, con una deslubrante banda sonora cargada de leitmotivs, lograba crear el
ambiente perfecto para acompañar las distintas regiones de la Tierra Media, sus
diferentes razas y personajes, así como a los grandes sucesos que en
ella acontecen. Score en el que no sólo brillarán temas joviales como el de “La Comarca” - para la que Shore se
inspira en la obra del noruego Edvard Grieg “La mañana”-, sino que también lo harán tanto los temas de corte
épico, como los más tenebrosos relacionados con el lado oscuro, así como los
místicos élficos.
Lógicamente
tan magna obra obtendría su recompensa en forma de premios. Así, además de alzarse
con su primer Oscar a mejor banda sonora original en por la primera
entrega (La comunidad del anillo), también lo haría en una segunda ocasión por el de la tercera (El retorno del Rey). Pudiendo haberlo conseguido
también en la segunda, de no haber existido una norma que prohibía nominar
bandas sonoras basadas en bandas sonoras anteriores. Norma que,
afortunadamente, desaparecería en 2004 permitiendo a Shore hacerse con su
segunda estatuilla por “El Señor de los
Anillos: el retorno del Rey”. A los que tendremos que añadir el otro Oscar
conseguido por la emotiva canción interpretada por la cálida voz de Annie
Lennox: “Into the West”, también
de “El retorno del Rey”. Y a todo ello,
sumarle 4 Grammys, 2 Globos de Oro e innumerables nominaciones a grandes
premios.
Es
cierto, que no hay unanimidad a la hora de ponernos de acuerdo entre los
bsoadictos sobre cuál es la mejor banda sonora de la trilogía, así que lo mejor
será tratarla como un todo y de esta forma desgranar sus temas más singulares,
de la que, lógicamente, yo tengo mis preferencias.
Para
facilitar su ubicación veremos los temas en el film en el que aparecieron por
primera vez.
Así,
de la primera entrega: “El señor de los
anillos: la comunidad del anillo”, me quedaría con:
La
ya mencionada melodía de La Comarca, de título: “Concerning Hobbits”,
la hermosa melodía que contiene el tema central “The breaking of the fellowship” o la épica “The bridge of Khazad-dûm”.
De
“El Señor de los Anillos: las dos torres”,
con la también mencionada “Foundations Of Stone”, la sorprendente “The riders of Rohan”, la místico-épica “Isengard Unleashed”
o la potente “Forth Eorlingas”.
Y
para terminar “El Señor de los Anillos:
el retorno del Rey”, de la que podemos destacar, aparte de las variaciones
sobre temas anteriormente vistos y la estupenda canción interpretada por Annie
Lennox, “Into the west”, otros como
los impresionantes: “Minas Tirith” y “The white tree”
Es
cierto que, tanto durante, como inmediatamente posterior a la finalización de
la saga, nuestro compositor realizará otras obras de gran calidad, sólo que
quedarán totalmente eclipsadas por la vista anteriormente, obras compuestas
nuevamente para Cronenberg; así como otras para grandes producciones de
reputados directores como Martin Scorcese, con el que comienza una fructífera relación
que dará lugar a trabajos como “El
aviador” (2004) -film que versaría sobre la vida del controvertido y obsesivo
Howard Hughes-, o el remake de la hongkonesa “Infernal affairs” (Alan Mak y Andrew Lau, 2002) por la que Scorcese
conseguiría su solitario y controvertido Oscar a mejor director en 2006 por: “Infiltrados”.
Pero
es en este mismo año de 2006 cuando Shore vuelve a ponerse al frente de una
aventura fantástico-medieval, sólo que en esta ocasión, lo hará para los
amantes de las videoconsolas, para quienes creará la sorprendente banda épica
del videojuego “Soul of the Ultimate Nation”.
En
ella, nos vuelve a demostrar cuán a gusto se encuentra creando estas atmósferas
mágico-medievales.
Y haciendo uso de los recursos que tan buenos resultados le
dieron en la trilogía del anillo, vuelve a combinar coros y voces blancas
junto a la magnificencia de una gran orquesta sinfónica y nos deja con esta
formidable obra de corte épico.
En
2010 compone para el capítulo “Eclipse”, que es el segundo de la saga romántica sobre jóvenes monstruitos: “Crepúsculo” (David Slade). Si bien Shore
no consigue superar a su predecesor, Alexandre Desplat, quien en “Luna nueva” había puesto el listón muy alto. Nuestro autor, al menos,
logra firmar una partitura aceptable con algunos temas muy destacables como este “Jacob’s theme”.
Una
vez más a las órdenes de Scorcese, sólo que en esta nueva ocasión con un film
diametralmente opuesto a todos los precedentes en la trayectoria filmográfica del
director, nos encontramos con un maravilloso Howard Shore encargado de poner música a la visual y
sorprendente historia de “La invención de Hugo”.
Película para la cual crea la bella melodía que le valdría a una nueva nominación
al Oscar, Globo de Oro y Bafta.
Scorcese
realiza un film que, aunque muy alejado de lo que su público podía esperar de
él, no defrauda, y firma una obra intimista de alto nivel lírico que, lejos de
lo que pueda parecer, no es una película destinada al público infantil, aunque
sí contenga el alma de un niño dentro de ella.
Si
original es la obra en la filmografía del director, Shore no se queda atrás y
nos deja con una banda sonora delicada, vital y a la vez cargada de misterio.
Bella melodía de aires afrancesados que mágicamente nos acompaña en la aventura
de los dos niños protagonistas.
Y
finalizaremos con su más reciente colaboración para Peter Jackson, la
adaptación de la precuela de “El Señor de
los Anillos”, “El Hobbit”.
Historia que narra las aventuras del primer Mediano viajero, Bilbo Bolson -tío
de Frodo-.
Si
la trilogía del anillo nos dejaba un grato sabor de boca y con ganas de más,
algo que aprovechó la productora para rentabilizar el dinero invertido lanzando
posteriormente versiones extendidas con escenas no incluidas en un primer
momento. He de reconocer que, después del visionado de la primera entrega de la
nueva trilogía, nada hace presagiar que con esta versión de “El Hobbit” vaya a ocurrir lo mismo. Y no
creo que la culpable sea la obra de Tolkien, sino la insensata idea por parte
de los responsables de querer estirar hasta lo inimaginable una obra corta como
es “El Hobbit”. Realizando una
película en la que se alarga el metraje hasta lo imposible en favor de obtener
un mayor beneficio, pero sacrificando con ello la obra de Tolkien y haciendo estupideces
innecesarias como las escenas de los enanos malabaristas, batallas
interminables o fugas que parecen sacadas de un parque de atracciones, algo que
hace muy patente que el interés de la productora, es más, dar sentido a la
versión 3D, que en la fidelidad el texto de Tolkien.
Pero
como mi objetivo no es hablar del film sino de su banda sonora, decir que,
aunque Shore no hace nada que no hiciera en “El Señor de los Anillos” y vuelve a crear una hermosa obra cargada
de momentos mágicos en la que volvemos a disfrutar de algunas conocidas melodías,
con la que dar sentido de continuidad a ambas historias. También incluirá otras de
nuevo cuño, Leitmotivs para nuevos personajes, lugares, así como para dejar
claro que, aunque continuamos en la Tierra Media, se trata una nueva aventura.
En
cuanto a la banda sonora, como de momento sólo llevamos estrenada la primera de
las tres partes de la que consta la trilogía, sólo podré hacer mención de los
temas más destacables de este primer film. Así que tendremos que esperar
para poder hablar de las más que seguro grandes melodías que acompañarán a los
dos restantes.
Una
diferencia destacable entre esta trilogía y la anterior es el peso del lado
oscuro. Mientras que en “El Señor de los
Anillos” nos encontramos con una lucha a muerte entre el bien y el mal. En “El Hobbit” tenemos una aventura menos
trascendental. En ella, aunque los protagonistas tendrán que enfrentarse
a innumerables adversidades, sus aventuras no tienen la magnitud de su predecesora. Es por ello que Shore tienda a suavizar la banda sonora y, aunque contiene
temas lúgubres para las situaciones donde toman protagonismo seres inmundos y
lugares donde estos habitan, no llega en ningún momento a someternos a la
continua presión con la que lo hace en la trilogía del anillo, quedando un score
más luminoso en el que destaca su recurrente tema principal de corte épico.
Así
podemos destacar temas como: “Over Hill” en el que
podemos disfrutar del tema principal. La alegre y barroca “A very respectable Hobbit”, la épica “Erebor”,…
Lo
que está claro es que, si es que quedaba alguna duda, a partir de este momento,
a nuestro autor no le va a resultar nada fácil quitarse el sambenito de ser el
compositor de la Tierra Media.
Finalizaré
comentando que, aunque inmerso en el proyecto de la nueva trilogía tolkiana de
Peter Jackson, Howard Shore permanece muy activo, componiendo nuevos temas para
su fiel Cronenberg: “Cosmopolis”
(2012). Así como las de su nuevo director fetiche, Martin Scorsese: “The Wolf of Wall Street” de próximo
estreno y la anunciada: “Sinatra”,
sobre la vida del polifacético artista.
Y
es todo por el momento, sólo esperar que haya sido de vuestro agrado.
Un
saludo.
Retomando el blog tras merecido descanso estival me alegra decir que esta vez he visto buena parte de las películas que aquí se mencionan.
ResponderEliminarProlífico autor este Sr. Shore. Filmes como "La Mosca", "El silencio de los corderos" o la trilogía de "El señor de los anillos" no se olvidan. Pero como bien indicas, hay una diferencia muy importante: en películas como esa renombrada trilogía la banda sonora forma parte fundamentalísima, siendo además impactante, mientras que difícilmente recordaremos la banda sonora en trabajos como "El silencio de los corderos", pues películas como esta las recordamos por otras cosas.
Me alegra verlo de nuevo por estos lares, amigo Romero Landa.
ResponderEliminarComo bien dice, son trabajos muy diferentes, mientras en unos lo que el autor busca es mantener la tensión o el suspense del film, en el otro se intenta dar un tono épico y estético, algo que permite un mayor lucimiento del compositor, aunque los grandes artistas consiguen grandes trabajos en ambas, por ejemplo Bernard Herrmann en "Psicosis", John Williamns en "Tiburón",... El propio Shore tiene trabajos memorables como el de "Inseparables", pero siempre será recordado por su incursión en la Tierra Media. Y como bien dice, películas como "El silencio de los corderos" la recordaremos por sus otras cosas.
Un saludo.