Jerry Goldsmith
Discípulo y ferviente seguidor del maestro Miklós
Rózsa quien fuera, entre otras, autor de
las bandas sonoras de los filmes “Ben-Hur”
(William Wyler, 1959) o “El Cid” (Anthony Mann, 1961) y del que dijo ser su inspiración para entrar en la
composición de música para el cine.
Compuso más de dos centenares de bandas sonoras para
el cine y la televisión, tocando géneros musicales tan dispares como el jazz, el folk, la música étnica o la electrónica. Pero, si en algo destacó, fue por el uso de
composiciones rítmicas en su obra. Estilo muy singular pero poco llamativo a la
hora de escuchar fuera del contexto fílmico. Un claro ejemplo de ello lo
tenemos en “El planeta de los simios” (Franklin J.
Schaffner, 1968). En su defensa podemos decir que no toda su obra tiene un carácter tan
rítmico como en esta, lo normal, es que emplease temas más sinfónicos y melódicos, como veremos a continuación; aunque, sí, prepondera este estilo
rítmico con mucha percusión.
Curioso compositor de bandas sonoras defensor de
utilizar la música sólo cuando fuera estrictamente necesario, esto lo lleva a
ser un detractor del cine actual al que acusa de abusar del acompañamiento
melódico.
Jerry Goldsmith es uno de los grandes de este género
musical, cuenta en su haber con 17 nominaciones a los Oscar y otros premios de
importancia como 9 nominaciones al Globo de Oro, 4 nominaciones al BAFTA, 5
nominaciones al Grammy y una nominación al Satellite, aunque sólo conseguiría
un Oscar en toda su carrera por el film de terror “La Profecía” (Richard Donner, 1976) en la cual acompaña con su música al diabólico Damien, aparte de sus 4 Emmy.
Lo cierto es que, la Diosa Fortuna le jugó malas pasadas, enfrentándolo a lo largo de su carrera a compositores de la talla de John Williams, Maurice Jarre, John Barry o Nino Rota a la hora de luchar por la preciada estatuilla.
Lo cierto es que, la Diosa Fortuna le jugó malas pasadas, enfrentándolo a lo largo de su carrera a compositores de la talla de John Williams, Maurice Jarre, John Barry o Nino Rota a la hora de luchar por la preciada estatuilla.
Autor que destacaría en composiciones para el cine de
Ciencia Ficción y el Fantástico-Terror, de estas colaboraciones
surgen melodías de gran éxito como la ya mencionada de “El planeta de los simios” (Franklin J. Schaffner, 1968), “La fuga de Logan” (Michael Anderson,
1976), “Star Trek”
(Robert Wise, 1979) y algunas de sus secuelas, “Alien, el octavo pasajero” (Ridley Scott, 1979), “Desafio total” (Paul Verhoeven, 1989)... como muestras de obras realizadas
para el primer género. En trabajos para el cine Fantástico y de Terror también tendrá temas muy notables, como la mencionada anteriormente y ganadora de su único
Oscar “La Profecía” (Richard Donner,
1976), La nominada al Oscar “Poltergeist” (Tobe
Hooper, 1982), “Gremlins” (Joe Dante,
1983), “Legend” (Ridley Scott, 1985)
o “The Mummy” (Stephen Sommers, 1999).
Como resumir la gran obra de tan ilustre compositor supone
un quebradero de cabeza de dimensiones bíblicas, me voy a ver obligado a tratar
por partes su obra, así, al igual que
con otros autores cuya obra ha sido extensa, pasaremos a desgranarla cronológicamente, ya que, no querría pasarme alguno de sus temas más representativos
por alto y dejaros sin poder apreciar toda la belleza de la obra de este magnífico
autor.
Comenzaremos pues por sus inicios, donde podemos apreciar ese
toque jazzístico tan característico de la época que rememora las melodías de las grandes bandas de swing, en las que nos recuerda a sonidos de autores como el de su coetáneo Henry
Mancini o... al mismísimo Glenn Miller. Sólo que, en este caso, se trata de Goldsmith en estado
puro. Así, podemos destacar la composición para el film “El premio” (Mark Robson, 1963). Film donde
destacan las magníficas interpretaciones de Paul Newman, y del ya entonces
veterano, Edward G. Robinson, en una intrigante trama ambientada en plena
guerra fría.
Posteriormente, también con un estilo muy de los sesenta, nos
encontramos la banda sonora realizada para “Flint, agente secreto” (Daniel Mann, 1965), donde brilla
un joven James Coburn en el que es uno de sus primeros papeles como actor
protagonista.
Pasamos ahora a la década de los 70, donde compone para grandes
obras del cine bélico como la estupenda banda sonora del film sobre el General…
“Patton” (Franklin J.
Schaffner, 1970), obra por la que obtiene la nominación al Oscar. O “Tora! Tora! Tora!” (Richard Fleischer,
Kinji Fukasaku, Toshio Masuda, 1970).
Fuera de este género, destacaré otras obras donde también
participa. El primero, con uno de mis Western preferidos; donde Jason Robards nos deleita con una magnifica interpretación
en “La Balada de Cable Hogue” (Sam Peckinpah, 1970). O estas tres siguientes, por las que
obtendría la nominación al Oscar a mejor banda sonora: “Papillon”
(Franklin J. Schaffner, 1973), “Chinatown” (Roman
Polanski, 1974) y “Los niños del Brasil”
(Franklin J. Schaffner, 1978). Todos ellos filmes estupendos con magníficas
interpretaciones.
También son de este periodo las ya mencionadas: “La profecía” (1976), “Star Trek: La película” (1979) y “Alien, el octavo pasajero”, también del 1979.
En la década de los 80 compondrá para películas como la
saga de “John Rambo”: “Acorralado” (Ted Kotcheff, 1982).
Las
ya mencionadas de temática paranormal, “Poltergeist”, tanto la
original como su secuela (Tobe Hooper, 1982 y Brian Gibson, 1987).
Y, “Gremlins”, que al igual que en la
anterior también compondría para su segunda entrega (Joe Dante, 1984 y 1990), así como varias de las secuelas
de la saga de Star Trek.
Aparte de estas, compondrá para la estupenda película “Bajo el fuego” (Roger Spottiswoode, 1983), film para el que compone una melodía con aires muy flamencos, aunque... la trama se desarrolle en Nicaragua. Por ella obtuvo la nominación al Oscar.
O la también nominada “Hoosiers, algo más qué ídolos” (David Anspaugh, 1986). Ambas con la interpretación del genial Gene Hackman en papeles protagonistas.
O la también nominada “Hoosiers, algo más qué ídolos” (David Anspaugh, 1986). Ambas con la interpretación del genial Gene Hackman en papeles protagonistas.
Terminaría la década componiendo la música para la película Fantástico-futurista: “Desafio total” (Paul
Verhoeven, 1989), realizada para el lucimiento del musculoso “Mister Olympia”
Arnold Schwarzenegger.
Aunque compuso hasta poco antes de su fallecimiento en 2004,
nosotros, finalizaremos nuestro repaso con sus composiciones en la década de
los 90.
Así mencionaremos los filmes, “La
casa Rusia” (Fred Schepisi, 1990), basada en la novela de John Le Carré e
interpretada por la bella Michelle Pfeiffer y el eterno galán Sean Connery.
También con Sean Connery en papel estelar, destaca, la que para mí es, una de sus más bellas composiciones de su último periodo “Los último días del Edén” (John McTiernan, 1991).
Pero también sería el autor de las composiciones
para películas como:
“Instinto básico” (Paul Verhoeven, 1992), famosa, aparte de por su melodía, por lo que no
se llegó a ver.
“L.A.
Confidential” (Curtis Hanson, 1997), cine negro en estado puro y con un
magnifico reparto.
O, la banda sonora de la cinta de animación de la
marca Disney “Mulan” (Barry Cook y
Tony Bancroft, 1998) con la que llegaría su última nominación a los Oscars.
No sólo realizó composiciones para la gran pantalla, ya que, sus comienzos, fueron para su hermana pequeña, la televisión. Así,
compone para series como “Perry Mason”
(1957) o “En los límites de la realidad” (1959)”. Posteriormente realizaría otros trabajos de gran calidad, entre la que destaca la banda sonora de la numantina “Masada” (Boris Sagal,
1981), para la que crea una de sus mejores obras.
Espero que haya sido de vuestro agrado.
Un saludo.
Dedicado a mi amigo Chope, uno de los culpables de esta travesía.
Dedicado a mi amigo Chope, uno de los culpables de esta travesía.
Otro genio que nos abandonó, en esta ocasión en 2004, después de dejarnos su impronta en muchas películas que siempre quedarán en el recuerdo.
ResponderEliminarPor cierto, muy bien el recuerdo al amigo culpable. Un saludo.
Muchas gracias amigo Romero Landa.
ResponderEliminarPero... aun me quedan amigos y familiares e los que dedicar, lástima que a unos british de fama algo más que generosa no les diera por componer bandas sonoras originales, en ese caso, alguien que tiene su cabeza en la mar ya hubiera tenido su correspondiente dedicatoria, ambos culpables se la merecen.
Un saludo.
Sin duda, si Williams no hubiese existido, Goldsmith sería, no sólo mi compositor favorito, sino también el autor de las bandas sonoras para las pelis de Spielberg. Su capacidad creativa parecía no tener límites, aunque por desgracia trabajó en demasidas cintas menores (por no llamarlas infumables). Una vez, sobre este tema, comentó que el no tenía a las Boston Pops, así que necesitaba estar siempre trabajando en una nueva película. Eso lo condenó a escribir bandas sonoras fantásticas para películas patéticas.
ResponderEliminarTampoco tuvo la suerte de su lado, porque siempre le tocaba lidiar con los restos de Williams (Star Wars-Star Trek, Superman-Supergirl, Indiana Jones-Allain Quatermain,...) aunque en ningún caso se limitó a copiar a su colega, exceptuando en la ampulosidad de sus temas centrales. Fue maltratado por la propia industria, quizá por su costumbre de decir las cosas a la cara.
Su hijo Joel también era un gran compositor, y es una pena que el cancer se los llevase tan pronto. A Jerry Goldsmith le seguimos añorando...
Saludos!!!
Pues poco puedo añadir a lo que comentas. Está claro que la carrera de Goldsmith fue mucho más arriesgada que la de Williams. No sé si este último, tan apegado al sinfonismo, se hubiera atrevido con bandas sonoras tan arriesgadas como la que Goldsmith realizaba para el clásico "El planeta de los simios". Y, lógicamente, ese empeño suyo en no usar la música más de lo estrictamente necesario, daba como consecuencia que sus músicas pasaran en muchas ocasiones a tener un cariz muy secundario.
ResponderEliminarAfortunadamente, siempre dio muestras de ser un gran y versátil compositor, lo que le llevó a estar en tantas ocasiones en el candelero. Y está claro que de no haber sido por esa coincidencia temporal con ese coetáneo suyo y gran rival, Goldsmith hubiera sido el Williams del momento. O quizás a Goldsmith le faltara su propio Spielberg...
Un saludo.