miércoles, 29 de mayo de 2013

Clint Mansell (Compositor)

Clint Mansell

Clinton Darryl Mansell, Coventry (Reino Unido), 1963.

Pocos autores han logrado con tan poco hacer tanto. Y lo que Mansell logra en su segunda banda sonora sólo está al alcance de unos cuantos elegidos, como veremos algo más adelante.

Los inicios de Mansell estuvieron ligados a la música comercial como líder y guitarrista de la banda de rock alternativo “Pop Will Eat Itself”.
En 1998, tras la disolución de la banda, le debemos agradecer a su amigo, el director norteamericano Darren Aranofsky –uno de los directores que mejor ha sabido retratar las miserias humanas en los últimos tiempos-, ser el responsable de atraerlo hacia el séptimo arte,  cuando en ese mismo año de 1998 le propone realizar la banda sonora de su primer largo: “Pi, fe en el caos".
Trabajo que, aunque pasó algo desapercibido para el gran público, no fue así en los círculos de música electrónica, ambiente en el que conseguiría muchos adeptos.
Lo cierto y verdad es, que nuestro autor consigue en este primer trabajo -primero de los muchos que realizará con Aranofsky- crear un entorno opresivo, muy acorde con el obsesivo y paranoide estado que va adquiriendo el protagonista del film antes de llegar a su retorcida escapatoria.
Película rodada en blanco y negro, con un presupuesto algo más que modesto, pero que le valió a Aranofsky para hacerse con el premio a mejor director del festival de cine independiente de Sundance.

No ocurrirá lo mismo con su segundo trabajo, de nuevo junto a Aranofsky. En esta ocasión, aunque ambos realizan un memorable trabajo, Mansell, consigue componer la que se ha convertido en toda una obra de culto.
Esto se hace posible gracias a un genial y sórdido film que gira en torno a la dura temática sobre la adicción a las drogas: “Réquiem por un sueño” (2000).
Desgarrador relato sobre el deterioro de unos jóvenes dedicados al trapicheo y consumo de drogas, y de... una madre que nos debería haber servido de referente, pero que, refugiada en la televisión, se le presenta la oportunidad de asistir a uno de sus idolatrados programas televisivos, hecho que, sin ser muy consciente de ello, le llevará a entrar en un círculo tan auto-destructivo como el de los jóvenes.
Aranofsky consigue hacer tal disección de sus personajes, que ningún espectador logrará permanecer impasible ante el deterioro de sus personajes y los acontecimientos a los que los va sometiendo. Si a ello le sumamos las fantásticas interpretaciones por parte de los actores protagonistas, tanto por el lado de los más  jóvenes: Jared Leto y Jennifer Connelly, como el de la veterana Ellen Burstyn -quien sería nominada por este papel al Oscar y al Globo de Oro a mejor actriz y a mejor actriz de reparto por el Círculo de Críticos de Nueva York-. Da como resultado esta gran pero dura, muy dura película, que sería galardonada con la Espiga de Oro en la Semici y considerada por la American Film Institute (AFI): como una de las Top 10 a Mejor película del año.
Pero vayamos con nuestro autor, ya que como comentábamos anteriormente, consigue escribir una obra de tal magnitud que lograría trascender al film para el que fue compuesto. Partitura que, en muy poco tiempo, consigue labrarse tal popularidad, que la lleva a transformarse en obra de culto.
Así, su tema “Lux Aeterna” logra convertirse en uno de los más recurrentes de los últimos años. Tanto, que nacen nuevas versiones, como la realizada por Simone Benyacar, Dan Nielsen y Veigar Margeirsson. Remezcla compuesta para acompañar el tráiler de “El Señor de los Anillos: las dos torres” en 2002. Para ella, se realizan algunos cambios como el empleo de una orquesta completa y coros. Ocurriendo algo que llevará a cierta confusión, ya que el tema sufre un cambio en su nominación, siendo renombrada a “Requiem for a Tower”. 
Otro gran problema que tiene es que,  al ser un arreglo sobre el tema original de Mansell, no obtiene la  autorización para su lanzamiento y venta.
Finalmente, en 2006, debido al éxito alcanzado y la presión ejercida por su cada vez más numeroso grupo de fans, consigue obtener los permisos para su publicación y se incluye en el  álbum de la Corner Stone Cues: “Requiem for a tower”, en el que junto a los arreglos y remezclas del “Lux Aeterna” de Mansell, se incorporan algunas nuevas melodías realizadas por los autores anteriormente citados, temas de un fuerte componente épico que sirven para dar un poco de contenido al álbum y acompañar a las versiones.
Lo cierto es, que ambas, remezclas y original, se convertirían en todo un fenómeno de masas, siendo empleadas en otras muchas ocasiones, tanto para nuevos tráileres: “Sunshine”, “El Código Da Vinci” o “Soy leyenda”,… así como para la promoción de la Ryder Cup de 2006, spots publicitarios, incluso apareciendo en videojuegos como el "Total Miner: Forge" o el  “Assassin's Creed”, entre otros.

Tras el fenómeno experimentado con su segunda banda sonora, todo hacía predecir que el camino como compositor de música de cine se le podría poner muy cuesta arriba, ya que había logrado colocar el listón bastante alto, lo que a la hora de conseguir, no solo superar, sino igualar la gesta, le exigiría realizar una obra de unas características excepcionales.
Aunque es cierto, que tanta presión también le dejaba el reconocimiento alcanzado, algo que le serviría para ir sin prisas, mientras se le abrían nuevas puertas que le permitieran poder seguir experimentando en esta bella disciplina, y, cómo no, tentar la suerte, por si le daba la oportunidad de realizar otro nuevo gran éxito.

Mansell, aprovecha este impasse, para realizar algunas composiciones en películas de diversos géneros, con las que irá adquiriendo confianza y experiencia. Es cierto, que aunque realiza algunos scores de nivel aceptable, no consigue con ninguna de ellas llegar a acercarse a los niveles de popularidad del “Lux Aeterna”.
Aun así, deja buena muestra de su capacidad compositiva en obras como: El film de terror “The Hole” (Nick Hamm, 2001), en la que mantiene su pulso con la música electrónica. La cinta de aventuras “Sahara” (Breck Eisner, 2005), en la que nos sorprende con un estilo más ortodoxo. O la trepidante banda sonora del thriller “Ases calientes” (Joe Carnahan, 2006) y su acústica composición.

Pero, es una vez más de la mano de Aranofsky con quien consigue componer su segunda gran obra, en esta ocasión con el film: “La fuente de la vida” (2006).
Si el director nos dejaba con los ánimos por los suelos pero con la sensación de haber visto una gran película en “Réquiem por un sueño”. En esta, trasciende hasta el plano metafísico para perderse en un pretencioso film de amor intemporal, donde suple la calidad argumental con la desbordante visualidad de sus imágenes y el gran trabajo de nuestro autor.
Mansell, compone para ella una obra minimalista de gran belleza, en la que nuestro autor, aprovecha para profundizar en la desesperanza del protagonista, sumido en una carrera intemporal en pos de la poción que salve a su amada.
Banda sonora que le valdría la nominación al Globo de Oro y al Chicago Film Critics.

2008 será el momento de un pequeño cambio de registro, ya que en este año compone para la cinta romántica “Definitivamente, quizás” (Adam Brooks, 2008). Sencilla y fresca composición de tonos pastel para esta sensiblera comedia.

Un año más tarde nos deja con una fantástica y efectiva composición. Si el film consigue dejarnos un grato e inquietante recuerdo, gran parte de la culpa la tiene su banda sonora, la cual logra incidir en todos los aspectos destacables de la película: “Moon” (Duncan Jones, 2009). Thirller psicológico de ciencia ficción, que se desarrolla en el aséptico ambiente de una plataforma lunar.
Con un sobrio tratamiento por parte del director, quien sutilmente nos va descubriendo los detalles del anunciado desenlace. Mansell hace lo propio y redunda en el buen hacer del director, creando una atmósfera en la que, tal como le ocurre a nuestro solitario protagonista, transportar al espectador desde un estado de angustiosa intranquilidad al de redención.

2010 será un buen año, ya que en él nos brinda con dos estupendas bandas sonoras. Por un lado la minimalista obra del drama romántico “Sólo una noche” (Massy Tadjedin), una suave composición de tonos melancólicos son los elegidos por nuestro autor para acompañar a este film de amor, engaños y celos.
En contraposición tenemos la nueva obra de Aranofsky, “Cisne negro”. Aunque la composición gire en torno a la obra de Tchaikovski “El lago de los cisnes”, Mansell consigue crear una atmósfera perturbadora en torno a la frágil personalidad del papel protagonista, personaje interpretado por una estupenda Natalie Portman. Quien lograría el Oscar, Globo de Oro, BAFTA e  Independent Spirit Awards a mejor actriz por su gran interpretación.
Aranofsky vuelve a hacer lo que mejor sabe hacer, destriparnos la mente de personajes complejos, de tal forma, que se nos hace difícil discernir entre realidad y ficción. Y Mansell hace lo que solicita su director, aupar hasta donde ni las mejores interpretaciones llegan, componiendo una potente obra llena de matices, tomando como partida la gran obra de Tchaikovski, la cual siempre es un gusto escuchar, aunque sólo sean algunos retazos de ella.

En 2012 realiza una incursión en el nuevo campo abierto por los videojuegos y compone la banda sonora para la saga Mass Effect, concretamente para la "Mass Effect 3". Juego de rol futurista de gráficos sorprendentes, donde nos deja un emotivo y melancólico tema principal en el que vuelve a hacer uso de la música electrónica.

Finalizaremos con un estreno reciente “Stoker” (2013) primera película en los Estados Unidos del director coreano Park Chan-wook. Autor de la célebre y violenta “Trilogía de la venganza”. Quien parece no haber dejado a nadie indiferente en esta primera incursión en el cine USA, aunque a aquellos que ya conocíamos algo de su obra no nos sorprenderá tanto.
Mansell,  alterna de nuevo melodías electrónicas y sinfónicas para crear una atmósfera de misterioso desasosiego, todo ello sin dejar atrás su componente más lírico.

Y de momento es todo, aunque pronto tendremos dos nuevos estrenos en los que interviene nuestro compositor “Filth” (Jon S. Baird, 2013) y la nueva obra de Aranofsky, en la que, en esta ocasión, tratará sobre el famoso personaje bíblico: “Noé” (2014).

Espero que haya sido de vuestro agrado.


Un saludo.



miércoles, 22 de mayo de 2013

James Newton Howard (Compositor)


James Newton Howard

1951, Los Ángeles (Estados Unidos).

Hoy hablaremos de otro de los grandes y consagrados maestros de la composición para obras del séptimo arte de los últimos treinta años.
Sus inicios estuvieron ligados a la música comercial, tocando en bandas de de diversos estilos como el pop y el rock, llegando a ser, durante la década de los 70 y principios de los 80, teclista del mismísimo Elton John. No siendo hasta la segunda mitad de los 80 cuando comienza su relación con el cine. El film agraciado para tan magno evento recaería sobre la ligera comedia norteamericana “Head Office” (Ken Finkleman, 1985).
Es a partir de ese momento cuando se centra en esta disciplina, con la que ha llegado a acumular algo más de 140 composiciones entre cine y televisión.

James Newton Howard es un autor que ha destacado por sus bandas sonoras para filmes románticos, y aunque suene bastante antagónico, los de aventuras épicas. Presentando en esta última variedad, cierto paralelismo con la obra de otro grande de los últimos tiempos, el alemán Hans Zimmer, con quien incluso ha llegado a colaborar en un par de ocasiones. Ya que ambos, realizarían la composición de las dos primeras entregas del director británico Christopher Nolan, para la saga del superhéroe nocturno: Batman.
Ello no quiere decir que sólo haya realizado bandas sonoras para filmes de temática antes mencionada, sino que compone melodías para otros géneros con los que también ha cosechado un merecido reconocimiento. Y sobre todo, por su vínculo con el director indio M. Night Shyamalan, con quien mantiene una prolífica relación iniciada en 1999 con “El sexto sentido”, para, desde ese momento, firmar todas las bandas sonoras hasta la fecha.

Aunque se trata de un autor con una gran reputación y varias nominaciones a premios de gran prestigio a sus espaldas, es poseedor de pocos galardones. Tan solo un Grammy compartido con Hans Zimmer por “El Caballero Oscuro” en 2008.

Como ocurre en casi todos los compositores vistos hasta el momento, nuestro autor ha ido experimentando un cambio en su estilo compositivo desde sus inicios hasta la actualidad, girando desde las melodías electrónicas de sus comienzos, hacia otras más sinfónicas y elaboradas en la actualidad.

Una vez hecha esta pequeña introducción, pasaremos a ver lo más destacado de la obra de este autor. Lamento decir una vez más –como ya ha ocurrido con otros compositores tratados anteriormente- que siendo la obra de este autor tan extensa y notoria, me centraré en aquellas más relevantes o curiosas, para no hacer demasiado extenso el hilo. Para todo aquel que tenga interés en conocer más sobre su obra, dejaré un enlace al final de este, donde podrá escuchar alguna otra melodía no vista aquí.

Aunque como hemos comentado anteriormente iniciaría su carrera como compositor de bandas sonoras a mediados de los 80, nosotros, nos iremos hasta la década de los 90. Y el film elegido para empezar la andadura será, la cinta de ficción y suspense: “Línea mortal” (Joel Schumacher, 1990). Donde, aparte de la banda sonora, si hay algo más que destacar, es el reparto. Compuesto por un nutrido ramillete de entonces jóvenes prometedores del cartel norteamericano: Kiefer Sutherland, Julia Roberts, Kevin Bacon,….
En cuanto a la obra de nuestro autor. No sé quién se sirvió de quien, pero la banda sonora presenta cierta similitud con la fantástica obra de Danny Elfman del mismo año: “Eduardo Manostijeras”. No en la Melodía en sí, que es bastante diferente, sino en los recursos usados para ella. Lo cierto es, que mientras Howard era la primera vez que utilizaba esta fórmula compositiva, Elfman, era ya todo un maestro en generar este tipo de atmosferas mágico-tétricas, potenciadas por el uso de sus recurrentes voces corales; sello indiscutible y necesario en los filmes de Tim Burton.
Si a esto le añadimos que, unas de las cualidades más destacadas de James Newton Howard sea la facilidad a la hora de realizar trabajos rápidos, siendo uno de los autores más solicitados a la hora de realizar bandas sonoras de última hora. Todo parece indicar, que fuera Howard quien se valiera de la genialidad de Elfman, sin que esto haga desmerecer la gran composición realizada por nuestro autor de hoy.
Aunque,  realmente fuera otra película la que le trajo el deseado reconocimiento, lo que no estoy seguro es… si realmente sería el deseado: “Pretty Woman” (Garry Marshall, 1990). Ya que, además de que su música pasa casi desapercibida en el film, en favor de las canciones que la acompañaban, y más concretamente el tema de Roy Orbison "Oh, Pretty Woman". Esta banda sonora, estuvo a un tris de encasillarlo como autor de películas románticas. Obteniendo el colofón un año más tarde, con la nominación al Oscar a mejor banda sonora original por “El príncipe de las mareas” (Barbra Streisand, 1991).

Pero al igual que otros compositores, logró zafarse de esta pesada carga a tiempo. -No es que considere que sus composiciones románticas sean malas, sino que pienso, que un excesivo encasillamiento nos hubiera privado de apreciar otros trabajos realizados para diferentes géneros cinematográficos-.
Así, en 1993, nos deja la gran partitura que acompaña a la dramática experiencia vivida por el equipo de la selección uruguaya de rugby en los Andes, en: “¡Viven!” (Frank Marshall).

Tras esta, nos iremos a 1995, momento en el que compondrá dos obras muy diferentes. La primera, con el estilo propio de los filmes de aventuras épicas, para la que fuera la superproducción más cara hasta ese momento: “Waterworld” (Kevin Reynolds).
Ni mejor ni peor que otras grandes superproducciones de sociedades pos-apocalípticas, la crítica norteamericana le dio por ella y tiró por tierra la producción de la Universal.
Película donde, con un sonido de aventuras clásico, nuestro compositor nos recuerda a grandes genios como Goldsmith. Y en la que podemos destacar temas tan emotivos como este bello “Swimming”.
El segundo, muy lejos de lo que hemos visto hasta ahora, nos sorprende con esta hermosa y singular obra sinfónica de corte barroco, muy acorde con el film de época al que acompaña “Restauración” (Michael Hoffmann).

En otra de sus nominaciones al Oscar -a mejor banda sonora comedia o musical-, tenemos la melodía de la comedia romántica “La boda de mi mejor amigo” (P.J. Hogan, 1997). Newton Howard vuelve a componer para el género que lo popularizó, creando una partitura sutil y sensiblera muy al gusto de los patrones hollywoodienses.

Lejos de la anterior, aunque se trate de una nueva película romántica, nos deja la banda sonora con la que optaría al Satellite: “Mientras nieva sobre los cedros” (Scott Hicks, 1999). En esta ocasión, el autor se libra de los tonos pastel para crear una potente y dramática obra lírica. Partitura, en la que un solitario chelo, nos sumerge en un emotivo estado de aflicción del que nos sacan las entradas de percusión y las voces corales.
Pero este año nos trae algo más que agradecer, ya que en 1999 se produce la primera colaboración con el director indio M. Night Shyamalan, estableciendo un vínculo que se prolongará hasta nuestros días.
El film en cuestión es la exitosa cinta de terror: “El sexto sentido”. Con un trabajo que, no siendo la mejor composición de Howard para Shyamalan, cumple de sobra con el cometido asignado.

En el año 2000 iniciará una nueva relación laboral, sólo que en esta ocasión es con una de las empresas más importantes del mundo del cine, la Disney. La cual, en un primer momento, dio lugar a tres trabajos en tres años consecutivos. Aunque se traten de tres películas menores de animación de la factoría.
En la primera, Howard deja un memorable trabajo en: “Dinosaurio” (Eric Leighton y Ralph Zondag, 2000).
El segundo, un año después con “Atlantis, el imperio perdido” (Gary Trousdale y Kirk Wise, 2001). Película de aventuras fantásticas, nuestro autor realiza una bella partitura de corte místico-épico.
Y el tercer año (2002): “El planeta del tesoro” (John Musker y Ron Clements). Con una bella y potente banda sonora, para esta versión futurista de la obra de Robert Louis Stevenson: "La isla del tesoro".

También en 2002 compondría para la nueva película de Shyamalan: “Señales”. Nueva creación en la que combina temas de suspense con otros más emotivos como este: “Hand of Fate Part 2”.

En 2003, y continuando con su buena racha, nos dejará otra gran melodía, la que acompañará al eterno infante Peter Pan, en “Peter Pan. La gran aventura” (P.J. Hogan).
Deliciosa banda sonora, en la que se mezclan temas mágicos, románticos y épicos de gran belleza.

Así llegamos al año 2004, año en el que compone la que para mí es su obra más lograda y posiblemente también la del director al que acompaña, M. Night Shyamalan: “El bosque”.
Si el director logra dejarnos pegados al asiento durante toda la proyección con este estético drama de terror y su sorprendente final. Nuestro autor nos embelesa con su melodía, realizando un magnífico trabajo con el que logra enfatizar tanto en lo idílico como en lo tenebroso.
Lástima que su trabajo no se viera recompensado y se tuviera que conformar, tan sólo, con la nominación al Oscar.

En 2006 vuelven a repetir, sólo que con desigual resultado. Mientras el director divaga en una historia insulsa y algo ñoña. El compositor vuelve a brillar, sólo que en esta ocasión, no con la misma fuerza. Aun así nos deja con una obra de gran calidad para este cuento mágico de ninfas: “La joven del agua”.

2008 será el turno para el drama bélico “Resistencia” (Edward Zwick). Film en el que el duro del momento, Daniel Craig (“Skyfall”), se verá convertido en un guerrillero judío que lucha por salvar a sus correligionarios de las garras del nacismo.
Howard compone una hermosa partitura dramática que optará al Oscar y Globo de Oro a mejor banda sonora.

Pasamos a 2010, donde nos encontramos con un M. Night Shyamalan mucho más comercial intentando recuperar el prestigio perdido tras sus recientes fracasos. En esta ocasión, con una cinta fantástica sobre guerreros mágicos: “Airbender, el último guerrero”.
Pero nada más lejos de la realidad. Aunque la película cuenta con una buena dosis de efectos especiales y una fotografía brillante, el film no da para mucho, y él mismo, se acaba cavando su propia tumba. Lamentablemente, se verá arrastrado con ella nuestro autor, quien, una vez más, sí consigue dejar un trabajo de gran calidad, componiendo una partitura épica muy solvente.

En 2012, con un James Newton Howard en la cresta de la ola, compone para dos películas de previsible éxito comercial. Por un lado, la entretenida versión de una Blancanieves que nos muestra su lado más guerrero: “Blancanieves y la leyenda del cazador” (Rupert Sanders). Revoltijo de películas del género fantástico, una mezcla entre “Willow” y “El señor de los anillos”, para la que nuestro compositor realiza una épica banda sonora con un tema principal muy destacable.
Por otro lado, tenemos -una vez finalizada la saga "Crepúsculo"- la nueva serie destinada al público juvenil: “Los juegos del hambre” (Gary Ross). Donde Newton Howard sustituye a última hora a Danny Elfman quien por problemas de agenda no podía hacerse cargo de la composición. Nada de esto importa mucho, ya que Howard vuelve a estar muy acertado, en esta ocasión, optando por temas de corte dramático en favor de otros más épicos… todo un acierto.

Si en 2012 sustituía a Danny Elfman para componer la saga comenzada ese año ("Los juegos del hambre"), saga en la que volvería a trabajar en 2013, en 2014 y lo hará en 2015 en: "Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 2" y también realizaba la melodía de otra de esas curiosas adaptaciones sobre cuentos populares en la que se embarcó cuando escribía la partitura para la particular Blancanieves. En 2014 lo combinaba todo y dejaba para la nueva versión de La bella durmiente: "Maléfica" (Robert Stromberg, 2014) una banda sonora de corte elfmanesco, en los que el autor genera con gran solvencia los ambientes góticos que tanto gustan al compositor de Tim Burton.

Espero que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.

miércoles, 15 de mayo de 2013

David Arnold (Compositor)


David Arnold

Bedfordshire (Reino Unido), 1962.

Hoy veremos a otro gran compositor británico de bandas sonoras, de los muchos se mantienen en activo y de los pocos que han conseguido algo muy difícil en su país de origen, ser uno de esos autores que han logrado el reconocimiento popular tanto dentro como fuera de esta difícil especialidad.
Fan declarado de las películas del agente secreto menos secreto del Reino Unido, James Bond. Quien decidió rendir  un merecido homenaje a las grandes melodías que acompañaron a tan insigne espía del imperio británico en 1997, con el álbum: “Shaken and Stirred: The David Arnold James Bond Project”. Aceptable trabajo en el que combina versiones de antiguos temas con nuevas composiciones creadas por él. Y para el que además, logró implicar a numerosos artistas contemporáneos de prestigio como Iggy Pop, Chrissie Hynde (The Pretenders) o la islandesa Björk, -aunque el tema interpretado por esta última: “You Only Live Twice”, no acabaría incluido en el álbum-.
Llegando entusiasmar de tal manera al propio John Barry, que lo llevaría a ponerse en contacto personalmente con a los productores de 007: Barbara Broccoli y Michael Wilson, y solicitarles que dejaran componer a Arnold la banda sonora del siguiente film del  agente del MI6. Petición que no recibiría un no por respuesta. Ya que se vería respaldado, en gran parte, por la obra que ya atesoraba como compositor de bandas sonoras, algo que podremos apreciar a continuación.

David Arnold se caracteriza por ser un autor muy versátil que combina sus trabajos en cine con los de televisión. Trabajos para la pantalla pequeña con los que también ha alcanzado una gran popularidad tanto dentro como fuera de su país. Ejemplo de ello lo tenemos con la aclamada banda sonora de la estupenda serie detectivesca “Sherlock” (2010- actualidad), banda sonora que coescribiría junto a Michael Price, y por la que obtendrían el British Academy Television Award (BATA), además de las nominaciones al Emmy en 2010 y 2011.
Con un tema de inicio inmejorable, no se quedarán atrás con el resto del acompañamiento. Consiguiendo, con todos ellos, una atmósfera muy adecuada para esta sorprendente adaptación de las obras de Sir Arthur Ignatius Conan Doyle y sus singulares protagonistas, el analítico detective Sherlock Holmes y su inseparable ayudante, el emocional Dr. Watson.
Con ellos, recorreremos las modernas calles de un Londres del siglo XXI, en pos de resolver los enigmas y trampas dejadas por un pérfido Moriarty.

Arnold, no contento con su faceta en cine y televisión también ha hecho algunos pinitos en composiciones para videojuegos, como el “GoldenEye 007” en 2010, compuesta junto a Kevin Kiner. 
Además de su merecido cargo como Director musical de los Juegos Olímpicos de 2012 y Paraolímpicos del mismo año. Puesto, que le permitió componer, entre otros, este hermoso tema con el que desfilarían los atletas de las diferentes naciones participantes en las respectivas ceremonias inaugurales: “Parade of the Athletes”.

Aunque con bastantes e importantes nominaciones en su haber, no es poseedor de muchos galardones. Así, cuenta con el Grammy de 1997 por la banda sonora de “Independence Day”, el World Soundtrack Awards en 2007 por la canción “You Know My Name” del film de la saga 007 “Casino Royale” y el BATA anteriormente mencionado por la teleserie “Sherlock”.

Una vez puestos en situación, comenzaremos a desarrollar su trabajo como compositor de bandas sonoras de películas.

Aunque su carrera como compositor de música para el cine comience en 1993 con el film “La ley de las drogas”, a las órdenes de su amigo el director Danny Cannon. No es hasta un año más tarde, cuando cosecharía su primer gran éxito con el film de aventuras interestelares: “Stargate, puerta a las estrellas”, dirigida por mi tocayo, el germano Roland Emmerich, en 1994. Trabajo que daría lugar a una fructífera y exitosa relación con el director en un par de colaboraciones más, como veremos a continuación.
El film en sí, aunque presenta un inicio interesante, va diluyéndose a medida que avanza el metraje. Ello no quitó que consiguiera un nutrido grupo de adeptos y fieles seguidores. Tanto es así, que en 1997 obtendrían su recompensa en forma de serie televisiva: “Stargate SG-1” con el mismísimo MacGyver (Richard Dean Anderson) en el papel protagonista y una longevidad interesante de una década, ya que se mantendría en pantalla hasta el año 2007. Y no solo eso, sino que además, tomando de partida la propia “Stargate SG-1”, daría lugar a algunas otras teleseries, como los spin-off: “Stargate Atlantis” (2002-2009) y “Stargate Universe” (2009-2011). O para los más pequeños, la serie de animación: “Stargate Infinity” (2002-2003). Todas ellas ambientadas en los mundos Stargate.
Bien es cierto, que David Arnold sólo tendría que ver con la película original, ya que para el resto serían otros compositores los que se encargarían de realizar los acompañamientos musicales. Destacando de entre todos ellos el malogrado Joel Goldsmith (1957-2012), hijo del gran compositor Jerry Goldsmith. Aunque, en un principio, la partitura de Arnold se mantendría en “Stargate SG-1” como tema de inicio – con arreglos de Goldsmith-, este iría desapareciendo a medida que la serie avanzaba y se bifurcaba.

Tres años más tarde (1996), de nuevo a las órdenes de Emmerich, nos deja con una apabullante composición que nos recuerda a las grandes obras del genio Williams.
Si el film al que acompaña: “Independence Day”, no es más que otro de los muchos panfletos pro EEUU destinado a vendernos la entrega y el valor de los héroes anónimos de ese gran imperio, quienes en un alarde patrio son capaces de entregar su vida en pos de la salvaguarda de su nación; en esta ocasión, contra una amenaza extraterrestre. Arnold, como he comentado anteriormente, se sale, realizando una gran obra sinfónica llena de matices.

Y por fin llega el gran día. Recordemos que, gracias a la intervención del propio Barry, quien se encargaría personalmente de alabar las virtudes compositivas de nuestro autor ante los productores de la saga del insigne agente especial 007 en 1997. Este, conseguiría el puesto de compositor de la siguiente película Bond: “El mañana nunca muere” (Roger Spottiswoode, 1997). Y no sólo eso, sino que se convierte en el nuevo compositor oficial de la saga. Siendo, junto a su mentor, Barry, los únicos que han compuesto en más de una ocasión para ella, ya que Arnold lo haría de manera ininterrumpida hasta “Quantum of Solace” en 2008. No pudiendo hacerse cargo de la composición de “Skyfall” en 2012, ya que estaba inmerso en otro gran proyecto, el de Director musical de las Olimpiadas y Paraolimpiadas de Londres de 2012, lo que le obligaría a rechazar el encargo, siendo sustituido por un gran Thomas Newman, quien realizaría un meritorio y nada desdeñable trabajo.
Continuemos con el primer encargo de Arnold para Bond, composición con la que consigue lo que sólo Barry había logrado anteriormente, el reconocimiento de su trabajo tanto por parte de público y como de crítica.
Para ello, Arnold lo que hará será mantenerse fiel a la línea marcada por sus antecesores –fundamentalmente Barry-, dando un ligero cambio de registro, al  añadir aires modernos con el empleo de elementos electrónicos.
Gran trabajo, que le granjearía el favor de los productores para continuar como compositor del agente británico en sus posteriores aventuras.

Un año más tarde (1998), en lo que es su tercera y última colaboración con Emmerich. Quien de nuevo realiza un film de desastres, género del que le va a resultar muy difícil escaparse. Sólo que en esta nueva ocasión es un reptil gigante el  encargado de provocar el temor de los sufridores ciudadanos norteamericanos. Y de nuevo tenemos a David Arnold, en esta ocasión, componiendo la melodía de: “Godzilla”.
Curiosa banda sonora de tonos épicos, en la que nuestro autor crea un batiburrillo de melodías, algunas de ellas, que nos recuerdan en demasía a las que acompañaron al agente secreto citado anteriormente y otras de corte fantástico, más en la línea del gran Williams.
Aun sin ser de sus mejores composiciones, cumple más que de sobra.

Si en 1999 continuaría en compañía de Bond con “El mundo nunca es suficiente” (Michael Apted), componiendo una nueva y aceptable partitura de ritmos trepidantes y mezcla de sonidos electrónicos y sinfónicos, en la que se mantendrá fiel a la estructura de su primer trabajo.
En 2001, lejos de lo que habíamos visto hasta ahora, compone la banda sonora para una nueva e irrelevante versión de Alejandro Dumas sobre el intrépido espadachín D’ Artagnan: “El mosquetero” (Peter Hyams). Hay que decir que, si el film no dio mucho de sí, no ocurre lo mismo con la obra de Arnold, quien consigue una magnífica partitura llena de energía y ritmos de aventuras de corte clásico.

Nos vamos a 2006 para encontrarnos con un nuevo James Bond, el encarnado por el británico Daniel Craig, quien relevará al irlandés Pierce Brosnan tras cuatro film como agente 007. La película elegida para ello será “Casino Royale” (Martin Campbell).
He de reconocer, que me agradó el cambio realizado en este film, donde nos reencontramos con un James Bond mucho más sobrio. Un 007 muy lejano a los estereotipos bufonescos de los Bond de Moore o Brosnan, mucho más real y menos feromónico que todos sus antecesores, aunque eso sí, algo más testosterónico, pero reitero, mucho más creíble. No sé, si era esto lo que se esperaban encontrar sus fieles seguidores, quienes seguramente echarían en falta algunos gadgets, actitudes chulescas y algún que otro detalle. Aun así, no obtendría una mala valoración tanto de sus fans como de los que no lo eran. Por lo que esta primera participación de Craig se vio recompensada con dos nuevos filmes: “Quantum of Solace” (Marc Forster, 2008) y “Skyfall” (Sam Mendes, 2012), esta última, en la que nos dejan caer que habrá alguna más. Aunque, como ya sabemos, “Skyfall”, no sería compuesta por David Arnold.
En cuanto al trabajo de Arnold, continua sin grandes cambios. Aunque, es cierto, que observamos como en los temas románticos retorna a los sonidos sinfónicos y se aleja un poco de los electrónicos, haciéndonos partícipes de un acercamiento, más claro aún, hacia sonidos más Barry. Algo que queda patente en este bello y romántico tema de “Casino Royale”: “City of lovers”.

Decíamos anteriormente, que 2010 sería un buen año, ya que en él compone la fantástica melodía de la serie “Sherlock”. Afortunadamente, la gran pantalla no se quedaría sin una buena dosis de nuestro compositor, y, entre otras, nos dejará la fantástica banda sonora de la tercera entrega de: “Las crónicas de Narnia: La travesía del viajero del alba” (Michael Apted). En  ella, sustituye a Harry Gregson-Williams, quien se había encargado de musicalizar las dos anteriores películas.
Arnold compondrá una bella melodía cargada de fuerza y magia, en la que nuestro autor mantiene la estructura y el tema principal del anterior compositor, dando, sin llegar a caer en conflicto con Gregson-Williams, el lugar adecuado a sus propias melodías.

Terminaremos con la comedia de 2011: “Paul” (Greg Mottola). En lo que parece ser una parodia del entrañable film de Spielberg “E.T. el extraterrestre”, sólo que con  dos frikis ingleses como encargados de ayudar a regresar a casa al alienígena y escapar de las garras de las autoridades norteamericanas. Arnold compone una, algo más que aceptable, composición, donde destaca un sorprendente tema final cargado de lirismo.

Y así me despido por hoy, esperando que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Alan Menken (Compositor)


Alan Menken

New Rochelle, Nueva York (Estados Unidos), 1949.

Hoy hablaremos de un autor especializado en composiciones para películas destinadas a los más pequeños de la familia y quizás habría que matizar un poco más, y decir, a las más pequeñas de la familia.
Autor muy ligado a la factoría Disney y una de las personas que ostenta un lugar privilegiado en cuanto al número de Oscar en su haber: 8 en total -4 a mejor banda sonora original y 4 a mejor canción- de 19 nominaciones. Además de contar en su palmarés con 7 Globos de Oro de 16 nominaciones, 11 Grammy de 17 nominaciones y 2 nominaciones a los BAFTA. Como podemos observar, su currículo no es nada desdeñable.
Menken, lastrado por su pasado en el mundo del teatro, desarrolla a lo largo de su carrera cinematográfica un estilo muy a la usanza de los grandes musicales de Broadway, y siento decir que, algo ñoña para mi gusto, aunque no siempre sea así. Queda muy lejos de mi intención menospreciar la labor de este gran compositor, de quien opino, ha realizado grandes obras. Y, aunque tendente a un estilo marcadamente romántico, y repito, algo excesivo para mi gusto, no todas sus composiciones lo son.
Tengo que reconocer, que he dudado mucho a la hora de desarrollar o no el post sobre Alan Menken, ya que, si hay algo por lo que ha destacado Menken a lo largo de su carrera, ha sido por la realización de musicales, y por tanto, canciones de películas.
Ya he comentado en anteriores ocasiones, que mi intención en este blog no es hablar de dichas canciones, sino de los acompañamientos musicales (b.s.o.). Por lo que este autor me complicaba bastante la tarea si quería hacer un artículo aceptable dando la espalda al apartado canciones,  ya que me vería abocado a obviar una parte muy importante de su dilatada carrera. Finalmente, y espero que lo entendáis, lo que he decidido hacer es una excepción. Así en esta ocasión, hablaremos sobre algunas de las canciones más destacadas de Menken. Ya que, pienso, sería un sacrilegio hablar sobre la obra de este compositor y dejar de lado el cincuenta por ciento de su trabajo.
Si bien, como mi intención en este blog no es esa y aquellos que me conozcan sabrán lo melón que puedo llegar a ser, intentaré centrarme, siempre que me sea posible, en sus bandas sonoras.

Una vez hecha esta aclaración, pasaremos a desarrollar el trabajo realizado por Menken en el séptimo arte. Aunque antes, me gustaría señalar que nuestro autor ha realizado composiciones también para la televisión y, como ya hemos comentado anteriormante, para el teatro.

Pues, como ya sabemos, inicia su carrera como compositor de acompañamientos musicales en el mundo del teatro. Así, en 1982 escribe para la obra del Orpheum Theatre de Nueva York: “Little Shop of Horrors” (“La pequeña tienda de los horrores”), donde establece una muy buena relación con el letrista Howard Ashman, con el que trabajará hasta la muerte de este en 1991. Gracias al éxito obtenido por la obra de teatro, veremos su versión cinematográfica en 1986. Siendo el encargado de llevarla al celuloide el entonces debutante y ex titiritero británico: Frank Oz.
En ella, se opta por mantener las canciones originales de la obra de teatro, a la que sólo se le incorporará un nuevo tema: "Mean Green Mother from Outer Space".
Por la que Menken y Ashman obtendrían la nominación al Oscar a mejor canción.

Tras este fulgurante comienzo, inicia una prometedora relación con una de las factorías más importantes del cine USA: la Disney.
Y como no podía ser menos, en 1989 compone para ella la premiada banda sonora de la cinta de animación: “La Sirenita” (John Musker y Ron Clements).
Sí había alguna forma de comenzar una relación, no podía haber sido mejor que esta. Así, Menken consigue el Oscar a mejor banda sonora y mejor canción por: "Under the Sea" (“Bajo el mar”), además, de estar nominado por otra canción: "Kiss the Girl" (“Bésala”). Pero no quedará ahí la cosa, ya que también logra hacerse con dos Globo de Oro y un Grammy (más otra nominación). Comentar, que en el apartado de canciones iría nominado junto a su letrista Howard Ashman.
Es cierto, que el peso de estos filmes recae sobre las canciones, como es norma común en los musicales de princesas Disney. Aun así, esto no restará importancia a la banda sonora, la cual presenta grandes melodías de una fuerza sinfónica sobresaliente, como podemos observar en el tema: “The Storm”.

Después de tan prometedor comienzo llega en 1991 su segunda trabajo para la Disney, y lejos de que el éxito de su debut pudiera parecer un sueño, Menken vuelve a sacar pecho y realiza otro exultante trabajo para “La Bella y la Bestia” (Gary Trousdale y Kirk Wise). Consiguiendo 3 Grammy, 2 Oscar (banda sonora y canción) de 4 nominaciones y 1 Globo de Oro de 2 nominaciones, además de una nominación al BAFTA.
Comentar que el tema de amor ganador del Oscar a mejor canción: “Beauty and the Beast”, estaría interpretado en su versión original por la veterana actriz Angela Lansbury, que sería la encargada de poner la voz al personaje de la Sra. Potts (la tetera encantada).

Vemos como, salvo en su primer trabajo en “La pequeña tienda de los horrores”, las colaboraciones con la Disney están marcadas por un estilo extremadamente romántico. Esto cambiará en el siguiente trabajo, con la nueva cinta de animación: “Aladdin” (John Musker y Ron Clements, 1992), que aunque presente algún tema “tierno”, el resto de la obra no lo es, prevaleciendo las composiciones de carácter cómico.
Simpática y alegre banda sonora que, una vez más, obtuvo grandes resultados: ganadora de 2 nuevos Oscar de 3 nominaciones, 2 globos de oro de 4 nominaciones, 4 Grammy de 5 nominaciones y una nominación al BAFTA.
En él nos encontramos con un desafortunado contratiempo, ya que Menken tendría que cambiar de letrista para este film, debido al desgraciado fallecimiento de Ashman un año antes, siendo sustituido por Tim Rice.
La buena relación que existía entre compositor y letrista, y, viendo como la vida de Ashman se iba deteriorando por momentos, hizo que ambos decidieran anticiparse a los acontecimientos, decidiendo adelantar trabajo y dejar compuesta varias de las canciones que posteriormente se incluirían en el film, como son: "Arabian Nights", "Friend Like Me" y "Prince Ali" (“Principe Ali”).
Aunque el Oscar lo recibiría Rice por el tema más ñoña del film: “A Whole New World” (“Un mundo ideal”).
En el acto de entrega, el propio Rice elogiaría el trabajo de Ashman en la recogida de su galardón.

Y como no hay dos sin tres, y en este caso, tres sin cuatro. En 1995 compone su siguiente gran éxito “Pocahontas” (Mike Gabriel y Eric Goldberg). Con ella continúa con su más puro estilo romántico para acompañar a esta nueva y atlética princesa Disney.
Y siguiendo con el éxito de obras precedentes se alzaría con dos nuevos Oscar, esta vez a mejor banda sonora original (comedia o musical) y mejor canción. En esta ocasión junto al letrista Stephen Schwartz. El tema agraciado sería: “Colours of the Wind” (“Colores en el viento”), que además obtendría un Globo de Oro y un Grammy.

En 1996, siguiendo con los trabajos para la Disney y sus filmes de animación, nos deja una de las obras más potentes y dramáticas escritas por él: “El Jorobado de Notre Dame” (Gary Trousdale y Kirk Wise). Si bien se tuvo que conformar sólo con la nominación al Oscar y al Globo de Oro, no creo que fuera por no merecérselo -Pienso que esta tiene mucha más calidad que algunas de sus anteriores obras premiadas-, más bien, opino que fue, por no despertar suspicacias en el mundillo cinematográfico.
En esta ocasión, lejos de lo que cabía esperar al tratarse de una obra dirigida al público infantil, el ambiente siniestro del que se reviste esta obra, quizás, sea excesivo. Menken, dando giro radical, opta por temas lúgubres y de gran dramatismo, y para suavizar, los  acompaña con otros de corte épico. Estos, harán algo más llevadero el espectáculo al público al que supuestamente iba destinado el film. Siendo, en esta ocasión, muy pocos los temas que encontremos de su estilo habitual, los románticos.
Un claro ejemplo de lo que comento, lo podemos observar en el bello tema “The Bells of Notre Dame”.
Una vez más, para las letras de las canciones Menken volverá a contar con Stephen Schwartz.

1997 será el momento para otro nuevo héroe de animación Disney, solo que en este caso se trate de la antítesis del último. Me refiero al apolíneo “Hércules” (Ron Clements y John Musker).
Si bien no es una de las obras más destacadas de nuestro autor, sí que presenta algunas curiosidades, como la inclusión de temas musicales anacrónicos para la época en la que se desarrolla el relato, algo que Menken no había hecho hasta esta ocasión, habiendo mantenido cierta fidelidad compositiva en relación al argumento y al periodo en que este se desarrollaba la historia.
Así, el film comienza con un curioso tema góspel “The gospel thru”, mientras que el resto de la obra gira en torno a temas cómicos o épicos y otros más sórdidos para acompañar al malvado Hades.
En este caso, el letrista elegido para acompañarlo fue David Zippel, ambos obtuvieron la nominación al Oscar y al Globo de Oro por la canción “Go the distance”.

Dando un salto de diez años –lo que no significa que nuestro autor permaneciera inactivo en el transcurso de esta década- nos vamos hasta 2007. Donde de nuevo para la Disney, sólo que en esta ocasión para un film con personajes reales, compondrá la banda sonora de “Encantada. La historia de Giselle” (Kevin Lima).
En este musical, donde la princesa de cuentos Giselle, se ve transportada por las malas artes mágicas de la malvada reina bruja hasta... nuestra realidad. Un ecléctico Menken realiza un fantástico revoltillo musical, en el que combina melodías que nos trae a la cabeza sinfonías del inigualable Mundo de Colores Disney, algo del ambiente gótico de Elfman, y la gran traca final, con la que uno termina mirando al cielo para ver por donde saldrán los fuegos de artificio.
Para las canciones vuelve a trabajar con Stephen Schwartz, con quien obtendrá una triple nominación a los Oscar, doble al Grammy y una al Globo de oro.

En 2010 seremos protagonistas de otra nueva y acertada obra de Menken. Aunque parece coincidir la incorporación de Alan Menken con la metamorfosis producida en las protagonistas Disney. Las cuales dejan de ser esos seres desvalidos que necesitaban de su príncipe azul,  héroe que venga a deshacer los entuertos en los que ellas, consciente o inconscientemente, se han visto envueltas. Mutando a otros que, aun conservando su candidez, presentan un comportamiento mucho más activo y altanero, asumiendo roles más heroicos que sumisos. Lógicamente… este cambio no es debido a la incorporación de nuestro autor a la Disney.
Así en este año de 2010, llegamos a esta sorprendente adaptación del célebre cuento de los hermanos Grimm, Rapunzel, que llevaría por título: “Enredados” (Nathan Greno y Byron Howard).
Donde una algo ingenua, pero nada desvalida Rapunzel, tendrá que bregar con el encantador antihéroe Flynn Rider, corriendo múltiples aventuras en su camino por alejarse de las zarpas de la malvada de turno.
No sé, si en esta película me veo algo condicionado al empatízar con uno de mis vástagos, y ello, no me permite ser todo lo objetivo que debiera, pero lo cierto es, que a mí me resultó una banda sonora de lo más agradable, con temas tan destacables como esta simpática melodía de tonos celtas: “Kingdom Dance”.
Mientras, en el apartado de las canciones, que es donde nuestro autor suele obtener sus mejores resultados, consiguie el Grammy por el sensiblero tema “I see the light” junto al letrista Slater Glenn, más otra nominación; además de la nominación al Oscar y al Globo de Oro por la misma canción. Yo, por llevar un poco la contraria y, nuevamente, condicionado por la princesa de mi casa, sumado a que no soy un muy seguidor de este tipo de canción romanticona –ya que tanta ñoñería me da un poco de dentera-, diré que hay dos temas que me llaman más la atención que la galardonada, y que, para mi gusto, quedan bastante mejor que la premiada, estos son:

Por un lado, el cómico y vital tema “I've Got A Dream” (“Mi sueño es”).

Y en contraposición, el dramático, sórdido y satírico “Mother knows best” (“Madre sabe más”).

Ambos, una vez más, al más puro y acertado estilo Broadway.
Aunque debo admitir, que entienda que, al tratarse de un film de princesas, las pequeñas princesas de la casa… requirieran su dosis de cursilería.

Con ellos terminaré mi disertación por hoy, esperando que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.

Dedicado a mi querida Rapunzel, por saber llenar de alegría nuestra vida.

jueves, 2 de mayo de 2013

Javier Navarrete (Compositor)


Javier Navarrete

Teruel (España), 1956.

Al igual que su paisano, el maestro Antón García Abril, este turolense tras marchar joven a Barcelona (19 años) y un breve escarceo con la música electrónica, decide dar el salto y probar suerte componiendo para el Séptimo Arte; donde no le ha ido muy mal hasta el momento.
Si decíamos en el apartado dedicado a nuestro compositor más laureado, el Sr. Alberto Iglesias, haber sido el primer español en conseguir una nominación para el Oscar a mejor banda sonora original, allá por el año 2005 (“El jardinero fiel”). Navarrete, tan sólo un año más tarde (2006), sería nominado al mismo galardón por la banda sonora del drama fantástico: “El laberinto del Fauno”, del mexicano Guillermo del Toro.

Aunque con una trayectoria algo desigual, Navarrete nos ha dejado grandes y variadas composiciones que le han servido para labrarse un futuro prometedor tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.
Trabajos, que han ido muy ligados al cine de terror, y en los que Navarrete, ha demostrado desenvolverse con magistral soltura. Creando un peculiar estilo en el que combina ritmos típicos de este género con otros que transitan desde una ligera atmósfera dramática hacia el suspense psicológico de Herrmann; e incluso, llegando a emplear algún que otro curioso arreglo sobre piezas de compositores muy alejados de este turbador género, con el que, sorprendentemente, Navarrete consigue dar ese toque sobrecogedor que le caracteriza y que tan necesarios son en los filmes de terror. Algo que podremos observar más adelante.

Como suele ocurrir en estos casos, no todo es terror en la obra de este emblemático autor. Así, con desigual fortuna ha compuesto para otros géneros cinematográficos. Pero no nos adelantaremos, ya que todo será tratado a su debido tiempo.

En cuanto al palmarés de nuestro compositor. Decir que es poseedor de un Emmy y un Ariel de la academia mexicana, además de las nominaciones al Oscar, Goya y Grammy.

Una vez puestos en situación, comenzaremos a desarrollar el trabajo realizado por nuestro autor.

Javier Navarrete inicia su carrera en la segunda mitad de los años ochenta, componiendo melodías para series de televisión y cortos. Con una temprana relación con el cine de terror, ya en 1987 componía la banda sonora del film “Tras el cristal”, del director Agustí Villaronga.
Las décadas de los 80 y 90, pasan sin pena ni gloria, acompañando películas de poca trascendencia, pero con las que Navarrete va fraguando su particular estilo personal, como podemos observar en el film “99.9 La frecuencia del terror”; de nuevo a las órdenes de Agustí Villaronga, sólo que diez años más tarde (1997).

Pero el espaldarazo definitivo vendrá a cargo del mexicano Guillermo del Toro y su primera colaboración juntos en: “El espinazo del diablo”. Aunque todo esto ocurría ya metidos en el nuevo milenio (2001).
Con este film vuelve a demostrar su valía para este complicado género, lo que sumado a la gran obra del ya consagrado director mexicano, le reportará cierta notoriedad fuera de nuestras fronteras.
Para el acompañamiento musical de la película, el compositor opta por una partitura de carácter dramático a la que imprime cierto aire de misterio, temas que nos recuerdan en muchos momentos a las composiciones de su amigo y antiguo compañero de liza, Alberto Iglesias, y por ende, al maestro Herrmann.

El año 2002 será el momento de acompañar al angustioso film de ciencia ficción “Stranded, náufragos” (María Lindón, “Luna”).
En un país donde no estamos acostumbrados a producir películas de viajes interplanetarios. La directora valenciana se arriesgará con este thriller espacial, muy alejado de los estereotipos de aventuras intergalácticas made in USA. Realizando un thriller donde toda la tensión recae sobre aspectos psicológicos. Algo que logra hacer de manera coherente, pero que conllevaría al alejamiento del gran público, ya de por sí lastrado al tratarse de un film de facturación nacional. Aun así, he de decir, que consigue una película de interesante visionado, aunque, ciertamente, aporta poco o nada nuevo.
Nuestro autor, opta por una composición plana que acentúa la soledad y desesperanza de los protagonistas.

Antes de su gran éxito compondrá dos bandas sonoras más. La primera, en la que mantiene su logrado estilo para filmes de terror: “Trece campanadas” (Xavier Villaverde, 2003). Y una segunda, muy diferente, para un film que no quiero clasificar: “La Máquina de Bailar” (Oscar Aibar, 2006).
Afortunadamente, ese mismo año de 2006, llegaría la gran composición para la mágica, estética y… dramática: “El laberinto del fauno”. Película en la que Guillermo del Toro nos vuelve a dejar con el corazón en un puño y en la que pudimos ver grandes interpretaciones a cargo de una joven, y poco conocida, Ivana Baquero, y de dos consagrados veteranos de la escena nacional como Sergi López y Maribel Verdú.
Nuestro autor no será menos, dejándonos una bella obra de corte dramático, en la que combina sobriamente tonos oníricos con otros dramáticos muy emotivos. Creando una partitura con la que, ni en sus momentos más brillantes, nos deja vislumbrar un atisbo de ventura. Con ella, encierra a la protagonista en un círculo sin salida… un laberinto… con el que hace consciente al espectador, que por más bifurcaciones que encuentre la joven… nunca logrará salir de él.
Queda patente que nuestro autor logra acertar plenamente en su objetivo, al  verse recompensado con el premio de la academia mexicana (Ariel), además de las nominaciones al Oscar, Goya y Grammy por este interesante trabajo. Consiguiendo de esta manera, convertirse en el segundo compositor nacional en lograr la prestigiosa nominación de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas norteamericana. 
Con lo que nuestro país, en tan sólo dos años, pasaba, de no haber tenido ningún compositor nominado al Oscar a mejor banda sonora original en todos los años precedentes... a tener dos. Hecho que, Alberto Iglesias, se ha ido encargando de ampliar en años posteriores y esperemos que alguno más se añada a la, hasta el momento, corta lista.

Como cabía esperar, el éxito alcanzado con “El laberinto del fauno”, le abriría puertas en el extranjero. Y así, en 2007, compone para el film de nuestro país vecino la sencilla y alegre melodía en la comedia: “Su majestad Minor”.
Y aunque mantendría por un tiempo su relación con nuestro país, colaborando una vez más con la directora valenciana, Luna –directora a la que ha compuesto las bandas sonoras de sus tres filmes–.Y en esta ocasión,  haciéndolo en el género en el que mejor se ha desenvuelto nuestro autor, el de terror. Así, escribe el score que acompañará al tercero de los filmes de la directora:  “Moscow Zero”. 
Una vez más, como es común en ella, Luna se acompaña de un reparto internacional: Val Kilmer, Vincent Gallo, Joaquim de Almeida y Oksana Akinshina. Pero, esta vez sí lamento decir queni con esas, obtendría buenos resultados ni de público, ni de crítica.
A partir de aquí, nuestro autor despegaría de nuestro país para afianzarse fuera de nuestras fronteras. Y, de momento... no volver.

De esta manera llegamos a una cinta que tiene algo muy singular. No es que destaque especialmente el trabajo de nuestro autor, pero sí presenta cierto dato curioso que me gustaría compartir con vosotros, se trata del film estadounidense “Reflejos” (Alexandre Aja, 2008). Tema, el cual me gustaría que escucharais antes de leer lo que escribo a continuación.
Bien... ¿ya lo hemos hecho?... Pues sí, efectivamente, se trata de Albéniz. Suite española Op. 47, y más concretamente, la pieza: Asturias. A la que, Navarrete, hace algunas adaptaciones y arreglos e incorporará como tema principal al film de terror.
No sé, si lo hace por añoranza a nuestra tierra, por dar a conocer la obra de nuestros grandes maestros, o porqué. Lo cierto es, que me llamó la atención ver convertida la maravillosa obra de Albéniz en el tema principal de una obra, nada menos, que de terror, y dicho descubrimiento quería compartirlo con vosotros.
También de 2008 son dos nuevas bandas sonoras, que, afortunadamente en esta ocasión, no se trataron de cintas de terror.
La primera, la británica: “Corazón de tinta” (Iain Softley). Típica historia de aventuras fantásticas destinada al público juvenil, para la que Navarrete realiza un notable trabajo de aires mágico-épicos.
El segundo, el melodrama “Luciérnagas en el jardín” (Dennis Lee), que aunque contara con un reparto de lujo: Willem Dafoe, Emily Watson, Julia Roberts o Carrie-Anne Moss, se acabó quedando tan sólo en eso.
En cuanto a la bella obra creada por Navarrete, lamentablemente, esta sería reemplazada por otra de Jane Antonia Cornish para su distribución en Norteamérica, un hecho que, sin ser el primer compositor que lo sufre, no deja de ser lamentable.

2010 nos trae una de las bandas sonoras que más me llega a sorprender que haya sido compuesta por nuestro Javier Navarrete. Lo que a su vez demuestra, cuán versátil puede llegar a ser nuestro compositor cuando se lo requiere: “El camino del guerrero” (Sngmoo Lee).
En este híbrido de géneros tan distantes y a la vez tan parecidos como son: el western y el wuxia, surge un ecléctico Navarrete, para crear una difícil y brillante banda sonora en la que combina melodías de ambos géneros y culturas. Navarrete no sólo logra mezclar sonidos tan distantes y dispares sin caer en estridencias para dejarnos con esta bella y compleja composición, sino que hay momentos en los que nos recuerda a la etapa spaghetti western de Don Ennio Morricone, sólo que con un aire más sinfónico.

En 2012 nos encontramos al Navarrete más épico, tanto es así, que parece transformarse en el propio Zimmer... o alguno de sus discípulos. Pero lo cierto es, que hace lo que se espera de él; realizando una memorable composición de gran fuerza y ritmo que le viene como un guante al film que acompaña. Me refiero a la secuela de “Furia de Titanes” (Louis Leterrier, 2010):  “Ira de Titanes” (Jonathan Liebesman).
Si el compositor de la primera, el discípulo de Zimmer, el también germano Ramin Djawadi (Juego de tronos), nos dejaba una de esas partituras épicas a las que nos tiene acostumbrado su mentor y la Media Ventures. Navarrete no se queda atrás, e imprime un ritmo al que no nos tenía acostumbrados, y que a la vez que nos sorprende, nos agrada.
Ese mismo año de 2012, nos dejará otra gran banda sonora. La del telefilm por el que conseguiría el Emmy: “Hemingway & Gellhorn” (Philip Kaufman). Historia que narra el romance y los cinco posteriores años de matrimonio (1940-1945), entre el escritor y la corresponsal de guerra. Relación que daría lugar a la obra sobre la Guerra Civil Española: “Por quién doblan las campanas”.
Es por ello que, Navarrete, aplique a la banda sonora algunos temas de aire español como este “The joy of irrigation” con tonos de pasodoble, así como otros de marcado carácter dramático.

Para terminar, comentar que nuestro autor ha seguido bastante activo, pero muy alejado de nuestra tierra. Así, sus últimos proyectos han sido la cinta británica sobre vampiros: “Byzantium” (Neil Jordan, 2012), a la que pertenece este fantástico tema "Whore".

Por lo que vemos, parece ser que, sin llegar a despegarse del sambenito de compositor de obras de terror, nuestro autor empieza a tener una buena reputación dentro del difícil campo de la aventura épica. género muy complicado ya que cuenta con grandes y veteranos compositores, y en el que, para colmo, la potente factoría zimmeriana (la Remote Control Producction, antes Media Ventures) parece tener copado el mercado.

Pues, es todo por el momento, espero que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.