miércoles, 18 de diciembre de 2013

Miklós Rózsa (Compositor)

Miklós Rózsa


Budapest (Hungria) 1907 - Los Ángeles (Estados Unidos) 1995.


La vida de este austrohúngaro presenta un gran parecido con la de otro compatriota suyo visto anteriormente, el Sr. Erich Wolfang Korngold. Ambos fueron niños prodigios que mantuvieron una carrera paralela como compositores clásicos y de música de cine, al igual que en su obra muestran, al menos en lo que lo que a su primer periodo se refiere, una fuerte influencia del tardorromanticismo. Igualmente, los dos terminaron con nacionalidad estadounidense componiendo para los grandes estudios norteamericanos y se hicieron un hueco entre las leyendas de la composición cinematográfica por sus trabajos en filmes de corte épico.
Pero si en algo se diferenciaron fue en la cantidad de obra dejada tras su muerte, donde algo tiene que ver la longevidad de cada uno de los autores, Korngold fallecía en 1957 a los 60 años, mientras que Rózsa llegaba en 1995 a la nada despreciable edad de 88 años.
Aunque puede que tuviera más que ver que, mientras el paso de Korngold por el cine fue algo traumático, teniendo que lidiar durante todo el periodo en el que estuvo componiendo para el cine contra la dura oposición de un padre, quien le recriminaría continuamente que desperdiciara su talento componiendo para un género menor como este. 
Miklós Rózsa por su parte, supo compaginar a la perfección ambos géneros (el clásico y el cinematográfico). Permitiéndose incluso el lujo de realizar algunos cambios en una música de cine que él consideraba muy conservadora.
Otra de las grandes diferencias entre ambos es el lugar de inicio, mientras Korngold aterriza directamente en los grandes estudios norteamericanos, Rózsa lo hará en el cine británico, no siendo hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial cuando arriba en los Estados Unidos, pero de eso hablaremos más adelante.

Hablar de Rózsa es hablar de música de cine, a él pertenecen muchas de esas grandes melodías que acompañaron las superproducciones de los  poderosos estudios americanos de los años 50 y 60, así como otros destacables trabajos realizados para filmes de prestigiosos directores como Alfred Hitchcock o Billy Wilder.
Pero como hemos comentado anteriormente, Rózsa comienza su carrera en el Séptimo Arte en las islas británicas. Siendo allí donde compone su primera banda sonora: "La condesa Alexandra" de Jacques Feyder . Película que en 1937 contaba con la diva alemana Marlene Dietrich para el papel protagonista.
Pero el espaldarazo definitivo viene de la mano de otro austrohúngaro afincado en Inglaterra, el productor y director Alexander Korda, quien en 1939 lo reclama para componer la banda sonora de una de sus producciones: "Las cuatro plumas", dirigida por su hermano Zoltan. 
Posteriormente, el Sr. Alexander Korda, hace lo mismo con el film que lo lanzará al estrellato: "El ladrón de Bagdad", mágico film que en 1940 es dirigido por: Ludwig Berger, Michael Powell y Tim Whelan, y a los que también se les atribuye la intervención de los propios hermanos Korda.
Esta última película es la responsable de que tanto los hermanos Korda, como el propio compositor terminen finalmente afincándose en los Estados Unidos, ya que el rodaje del film coincide con el inicio de La Segunda Guerra Mundial en Europa, por lo que deciden trasladarse a los E.E.U.U. para terminar de grabar. 
Si el film lograba convertirse en todo un clásico de aventuras fantásticas, el gran culpable de ello, en esta ocasión, es el visionario productor Alexander Korda, e indudablemente, gran parte del éxito se lo debemos a nuestro compositor, quien con su buen hacer nos deja una interesante muestra de lo que el futuro nos depararía.
Es cierto que, aunque en ella aún conserva esa fuerte influencia del romanticismo tardío, Rózsa nos deja entrever algunos indicios de lo que más adelante se convertirá en su sello característico, ese que tanto admiraron posteriores compositores de bandas sonoras como el carismático grecoamericano, Basil Poledouris.
Lógicamente, este asombroso trabajo no se iría de vacío y terminaría por convertirse en la primera de las 17 ocasiones en las que Rózsa aspiraría al Oscar.

Su segundo gran trabajo vuelve a ser para los hermanos Korda, en esta ocasión con Zoltan Korda a la dirección de la adaptación de la obra de Rudyard Kipling: "El libro de la selva" (1942). Cinta en la que consigue con su música introducirnos en el exótico ambiente selvático, así como dotar musicalmente a los diferentes personajes que en ella habitan. Por ella, vuelve a lograr una nueva nominación al Oscar.

En 1944 compone para el genial Billy Wilder una obra en la que introduce ciertos cambios y que en algunos sectores del encorsetado Hollywood levanta ampollas: "Perdición". Aun así, Rótza, se niega a modificar una partitura que, finalmente, el mismísimo Hollywood termina por darle el valor que se merecía, siendo nominada al Oscar a mejor banda sonora original.

1945 nos trae dos grandes bandas sonoras con las que compite al Oscar, logrando alzarse por primera vez con una estatuilla. Lo mejor de todos es que esto ocurre con cierta controversia, ya que si Rózsa logra hacerse con el Oscar a mejor banda sonora original, este hecho vendría acompañado de una fuerte disputa entre el compositor y un furibundo y temperamental director, Hitchcock. Dando como resultado que su primer trabajo juntos sea también el último. Tanta tensión llegó a generarse entre ambos que no volverían a dirigirse la palabra el resto de sus vidas. Curiosamente, esto no es la primera vez que lo vemos con  el meticuloso Hitchcock, ya cuando tratamos a otro autor con el que guarda un gran paralelismo Rózsa, Bernard Herrmann, vimos como su relación terminaba con el mismo resultado, solo que en esta ocasión, antes de la ruptura, nos dejarían con algún que otro trabajo más juntos.
Lo cierto es que, si  Hitchcock no estaba conforme con el trabajo realizado por el compositor para "Recuerda" -score en el que un innovador Rótzsa usa el novedoso y distorsionado sonido del theremin para crear esa atmósfera de desasosiego que sufre su protagonista (Gregory Peck), incapaz de recordar los hechos de un acontecimiento pasado que le atormenta-; peor tuvo que sentirse cuando el compositor lograba hacerse con el Oscar a mejor banda sonora y él volver a conformarse con la nominación a mejor director -premio que se le resistió a lo largo de su exitosa y dilatada carrera, teniendo que conformarse con el honorífico de 1968-.
Pero como aquí no estamos para hablar de las sensaciones y sentimientos de nuestros personajes, que para eso ya hay suficiente prensa amarilla en el mundo, sigamos pues con nuestro repaso. Ya que ese mismo año, como comentábamos anteriormente, lograba una doble nominación al Oscar. Este otro trabajo es una nueva colaboración con otro genio cinematográfico, Billy Wilder. Para quien crea una obra similar a la anterior, ya que de nuevo tenemos a un personaje atormentado, solo que en esta ocasión sus problemas psicológicos se los acarrea una severa adicción al alcohol en "Días sin huella", y donde nuevamente, nuestro compositor tira del theremin para, con su distorsionada melodía, potenciar la pesadilla en que vive nuestro desdichado protagonista.

Con un Miklós Rózsa desenvolviéndose a la perfección en aquellos filmes que requieren generar una atmósfera de inestabilidad emocional para sus complejos protagonistas, lo vemos haciéndose con su segunda estatuilla. En este caso a las órdenes de otro gran director como George Cukor, pudiendo disfrutar en su filme "Doble vida" de la gran melodía de Rózsa y la fenomenal interpretación de todo un veterano, Ronald Colman, quien también consigue alzarse con la deseada presea.

Pero es a comienzos de la década de los 50 cuando la carrera de Rózsa sufre un giro que trae como consecuencia el encumbramiento definitivo de nuestro autor. Es concretamente en 1951 cuando se hace cargo de componer la banda sonora del film de aventuras histórico-bíblicas "Quo Vadis" (Mervyn LeRoy), composición por la que logra una nueva nominación al Oscar. Y es gracias a este giro, que años más tarde otro autor, en este caso el grecoamericano Poledouris, nos dejara la que muchos han denominado como la mejor banda sonora de la historia: "Conan el barbaro". Ya que en ella podemos observar la clara influencia de nuestro autor, influencia que se ve refrendada con otras bandas sonoras que trataremos a continuación.

Tras esta vendrán otros scores para filmes de corte épico como "La nave del destino" de Clarence Brown o la aclamada "Ivanhoe" de Richard Thorpe, ambas en 1952.
Si con "Quo Vadis"  lograba entrar por la puerta grande en la década de los 50, con "Ivanhoe" lograba demostrar que era un compositor a tener muy en cuenta a la hora de realizar bandas sonoras para filmes de aventuras históricas. Así con ella volvía a entrar en el cajón de posibles a llevarse el Oscar.

Y lógicamente este trabajo no cae en saco roto, y nuestro autor, continuando en la brecha, nos deja nuevas bandas sonoras de una calidad encomiable para películas como: "La reina virgen" (George Sidney, 1953), film en el que una vez más se hace un heroico y romántico retrato de la Reina de Inglaterra Isabel I por parte de los estudios norteamericanos, en esta ocasión a cargo de la Metro-Goldwyn-Mayer. Retrato que buscaba más complacer al público que mantener fidelidad con el personaje, al menos en cuanto a su físico se trataba, ya que la actriz encargada de interpretarla no es otra que la dulce Jean Simmons, con un patrón de belleza muy alejado del de la verdadera Reina Virgen.
U otras como la de la reconocida película de aventuras náuticas "Todos los hermanos eran valientes" de nuevo a cargo de Richard Thorpe en 1953. "Los caballeros del Rey Arturo", otra de las obras de Thorpe de 1953 -director que estaba muy productivo y en racha-. O la adaptación de la obra para teatro de William Shakespeare: "Julio Cesar", gran producción de Joseph L. Mankiewicz con un reparto de lujo: Marlon Brando, Deborah Kerr, James Mason, 0 John Gielgud entre otros y por la que nuestro autor vuelve a ser nominado al Oscar.

La década de los 50 iba a ser muy intensa, así a las ya citadas les seguiría la bella banda sonora que acompañó el film de Vicente Minnelli sobre la atormentada vida de uno de los mayores genios de la pintura de los últimos tiempos, el impresionista neerlandés Van Gogh: "El loco del pelo rojo" (1956).

Y como broche final de los años cincuenta nos deja con la que posiblemente sea su obra culmen, la espectacular banda sonora de uno de los grandes clásicos del cine: "Ben-Hur" (William Wyler, 1959). Exquisita banda sonora que aporta melodía al término "cine de romanos".
Rózsa logra con su banda sonora lo que Wyler logra con su film, crear una obra que transcienda al tiempo sin perder un ápice de frescura con el paso del mismo. 
Era de esperar que tan magna película tuviera su recompensa en forma de premios, así logra alzarse entre otros con 11 Oscar,  los cuales incluían los más preciados: película, director, actor. Y lógicamente... banda sonora.

Afortunadamente para todo aquel entusiasta seguidor de la música de cine, en el comienzo de la década de los sesenta, nuestro autor logra mantener el listón bastante alto. Así en 1961 nos deja con dos grandes composiciones. La primera, para un nuevo film de corte histórico-bíblico: "Rey de Reyes" (Nicholas Ray). Película en la que la música de Rózsa se adapta magistralmente al cambio argumental del film, para ello Rózsa modificará, dentro de una melodía de contexto histórico, la épica de Ben-Hur por otra de ambiente algo más místico.
La otra es para el el sorprendente film realizado por Anthony Mann sobre uno de nuestros héroes patrios, Don Rodrigo Díaz de Vivar: "El Cid". Banda sonora en la que vuelve a retomar la épica y a la que añade certeramente un toque de aire hispano.
En ella, como ya vimos con el héroe egipcio "Ben-Hur", volvemos a tener a Charlton Heston en el papel protagonista, solo que en esta ocasión acompañado por la exuberante belleza latina de Sophia Loren, quien da vida a Doña Jimena. Al igual que volvemos a tener otra nueva banda sonora que pasa a formar parte de las muchas nominaciones al Oscar de nuestro compositor. En este caso por partida doble, ya que también lo haría en el apartado de mejor canción por el tema de amor: "The Falcon and the Dove" compuesta junto al letrista Paul Francis Webster.

La década de los 60 nos dejará alguna que otra buena muestra del buen hacer de nuestro autor, algunas en las que continua en esta faceta del cine histórico-bíblico como "Sodoma y Gomorra" (Robert Aldrich, 1962), y una vez agotado el filón de las películas de romanos, otras con las que retoma ese estilo más herrmanniano como "El poder" (Byron Haskin, 1968), para la que vuelve a crear una de esas melodías opresivas con las que había logrado una merecida reputación antes de su incursión en el cine histórico.

Y así llegamos a la década de los setenta, con un veterano compositor muy activo que no da señales de haber agotado su inspiración, pero al que nuevos compositores en liza irán desplazando a un segundo plano. Así y todo, aun nos tiene preparadas alguna que otra grata sorpresa con la que deleitarnos. Claro ejemplo de ello lo tenemos con la banda sonora de un director con el que ya había trabajado en otras ocasiones, solo que en su faceta más dramática, ahora, con un Billy Wilder convertido en todo un as de la comedia, nos deja la impresionante banda sonora con la que acompaña a un atribulado Sherlock Holmes en una de las mayores meteduras de pata de su intachable carrera: "La vida privada de Sherlock Holmes" (Billy Wilder, 1970). En ella podemos disfrutar de un gran tema romántico interpretada por un violín solista, al igual que de una poderosa obra para sus momentos más intensos.
Y esta no es un hecho aislado, ya que en 1974, gracias al rechazo de un Bernard Herrmann aburrido de realizar acompañamientos para filmes de aventuras fantásticas, llega a sus manos "El viaje fantástico de Simbad" (Gordon Hessler). Película en la que vuelve a componer melodías con la que acompañar a seres mitológicos, genios, brujos y correr grandes aventuras junto a un oriundo de Bagdad, como ya hiciera allá por los lejanos años cuarenta en "El ladrón de Bagdad". En la que rehuirá al uso de los ritmos utilizados en aquella ocasión para crear otros más en linea a una fusión entre el toque herrmanniano y su estilo histórico.

El último periodo en activo de nuestro compositor aún dará para alguna que otra melodía reseñable, como la de la película francesa "Providence" (Alain Resnais, 1977), por la que obtuvo el Cesar de la academia francesa, "Fedora" (Billy Wilder, 1978) o "El eslabón del Niágara" (Jonathan Demme, 1979) donde vuelve a crear esas intrigantes melodías en las que tanto él como Herrmann eran unos maestros.

En 1982 finaliza su carrera como compositor, y qué mejor para despedirse que hacerlo con todo un homenaje al cine negro, género en el que fue bastante prolijo. Solo que en esta ocasión, hacerlo en clave de comedia junto Steve Martin, en la parodia realizada por Carl Reinerque que este protagoniza: "Cliente muerto no paga" . Film para el que compone una banda sonora de gran fuerza con ese marcado estilo suyo para el género en cuestión.

Y es todo por hoy, ya que en 1995 tras una exitosa y productiva carrera, fallecía de un infarto cerebral a la edad de 88 años en su residencia de Hollywood, ya tiempo atrás alejado de la vorágine cinematográfica de los estudios hollywoodenses.

Espero que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.



4 comentarios:

  1. A este señor hay que ponerle un monumento.

    ¡Huy, no me he dado cuenta de que estoy mezclando mis impulsos neuronales con un marino vasco! ... Jo, qué obsesionado estoy ... Me estoy asustando a mí mismo ...

    A ver si me centro. Decía que merece un monumento porque sólo por El libro de la selva ya merece estar entre lo más granado de la historia del cine sonoro. En serio digo que esa película es, para mí, una de las mejores de todos los tiempos. Me gustó de joven, de gustó de menos joven, la he visto infinidad de veces, y me sigue gustando de menos joven todavía. Siempre perdurará en la memoria la canción de Mougli con Baloo, y la de este con Rey Lui.

    Simplemente, genial.

    Por si no era suficiente, resulta que tenemos películas como, Ben-Hur, El Cid (Chartlon Heston salía en todas, el tío), Ivanhoe, Quo Vadis, Julio César, Todos los hermanos eran valientes, Rey de Reyes ... tremendo. Y encima trabajando con gente de la categoría de George Cuckor o Alfred Hitchcock. Es tal el avasallamiento cinematográfico que me quedo sin palabras.

    Por cierto, Rolando, por una vez puedo decirlo bien alto y claro. ¡¡¡ EL NOMBRE DE ESTE MÚSICO SÍ QUE LO CONOCÍA !!!

    Aprovecho el momento para decirte algo aparte: he sido seguidor de la serie televisiva Isabel. Ya estoy inquieto esperando la tercera temporada. Hay momentos en esa serie que los encuentro muy bien acompañados por la música, siendo esta a veces tan emotiva que consiguió ponerme los ojos vidriosos. Ignoro quiénes son los responsables de la música pero dado el gran trabajo que han hecho no estaría mal que, cuando puedas, mentaras aquí en tu blog a esos genios, aunque solo sea para poner un párrafo. La estupenda serie televisiva y su gran acompañamiento musical lo merece.

    Un abrazo desde el pañol del contramaestre.

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  2. Muy buenas amigo Romero Landa.
    Lamento tener que desilusionarlo, aunque sea solo un poco, ya que "El libro de la selva" que aquí aparece es la película de 1942 y no la de Disney de 1967 cuya banda sonora corrió a cargo de George Bruns, Terry Gilkyson, Richard M. Sherman y, ciertamente, es estupenda (película y banda sonora).

    En cuanto al resto, está todo correcto, jajaja.

    En lo que se refiere a el autor de la serie "Isabel", no sé si lo desilusionaré, ya que no es un autor nacional, sino que es el argentino (aunque afincado en Madrid), Federico Jusid. Autor entre otras de las bandas sonoras de series como: "Hispania" y "Gran reserva".

    Espero haber resuelto su curiosidad.

    Un abrazo.

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  3. Sí, la has satisfecho. Me he llevado un chasco con la confusión de la versión de El libro de la selva. En cambio, no me importa que el autor de Isabel sea argentino, no me importa eso. La música me emocionó por momentos sin saber quién es el autor que ha hecho tan buen trabajo musical. Gran reserva nunca la ví, aunque sí que ví capítulos de Hispania, pero no llegó a gustarme como la de Isabel.

    Y como Federico Jusid es argentino vendría al caso decirle: ¡¡¡ Ché, mirá que sos macanudo !!!

    Gracias por aclararme las cosas tan rápidamente.

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  4. Sabía que no le importaría.

    No he tenido el gusto de ver ninguna de las series a las que ha puesto melodía, aunque sí he visto alguna de las películas a las que ha puesto banda sonora, y me parecen notables. Al igual que veo como en páginas especializadas en esta bella afición le dan una buena puntuación a sus composiciones, por lo que no descarto que aparezca por aquí en un futuro. Aunque dejaremos que vaya cogiendo un poco más de experiencia. Así podremos hablar con más argumento de este joven y prometedor compositor.

    Mil gracias por su criolla consideración, jajaja.

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