jueves, 24 de enero de 2013

Elmer Bernstein (Compositor)


Elmer Bernstein

Nueva York, 1922 - Ojai, California, 2004 (Estados Unidos).

Autor que, como el resto de sus coetáneos (Mancini, Barry, Williams,…) recibe mucha influencia del jazz; alternando en sus composiciones estilos jazzísticos y sinfónicos. Si bien hay que decir que, en cierta medida, era más que lógico, ya que durante la II Guerra Mundial formaría parte de la banda militar de Glenn  Miller.

Como nota aclaratoria, comentar que Elmer Bernstein no guarda relación alguna con el también compositor estadounidense Leonard Bernstein (La ley del silencio o West Side Story), salvo que comparten el mismo apellido.

En su dilatada carrera, más de cien trabajos para el cine, obtuvo catorce nominaciones al Oscar, alzándose con una presea por el musical: “Millie, una chica moderna” (George Roy Hill, 1967), dos Globos de Oro de siete nominaciones, dos nominaciones al Grammy y una al Emmy, entre otras.

Pero si Bernstein es recordado, no es especialmente por su obra premiada con el Oscar, así, entre sus trabajos más representativas tenemos dos de las composiciones más aclamadas del séptimo arte: “Los siete Magníficos” y “La gran evasión”; trabajos que veremos más detalladamente a continuación.

Para conocer la gran obra dejada por nuestro autor de hoy pasaremos, al igual que en anteriores ocasiones, a detallar su trayectoria por el séptimo arte de forma ordenada.

Así, comenzamos en sus inicios, periodo en el que nos dejaría grandes obras de acompañamiento.
Aunque su primera composición fuera para el film de David Miller “Saturday's Hero” en 1951. No es hasta cuatro años más tarde cuando consigue su primer éxito y primera nominación al Oscar. La banda sonora que haría esto posible sería la del film “El hombre del brazo de oro” (1955). Para ella, Bernstein, compondrá una obra puramente jazzística, todo ello propiciado por el argumento de la propia película, al versar sobre la sórdida vida de un pianista ex presidiario, heroinómano y jugador. Papel, interpretado por Frank Sinatra y su inconfundible estilo macarra.

Un año más tarde se confirmaría como un compositor a tener en cuenta en años venideros tras componer la banda sonora para el film Épico “Los diez mandamientos” (1956). Film donde  Cecil B. DeMille realiza su segunda versión de este pasaje bíblico sobre la vida de Moisés. Y ara la cual, le hace a Bernstein una extraña petición, al solicitarle que componga, no una banda sonora a la usanza, sino, varios leitmotiv, uno para cada personaje principal, así como algunos temas de amor.

Pasamos a los años sesenta, donde, recién comenzada la década, compondrá su tema más popular cuando se le pide acompañar el remake del clásico japones Los siete samuráis” de Akira KurosawaJohn Sturges nos traslada la historia al lejano Oeste en “Los siete magníficos” (1960). Célebre cinta encabezada por un reparto de verdadero lujo (Yul Brynner, Steve McQueen, Charles Bronson, Eli Wallach, James Coburn...) para la que Bernstein nos dejaba con una banda sonora de gran fuerza y ritmo, además de una composición que presenta partes bien diferenciadas con temas específicos para buenos y malos. Creación, que le valió la nominación al Oscar. Y que lograba fraguar en uno de los temas más recordados de la historia del cine. Claro ejemplo de como una película entretenida pero mediocre puede llegar a convertirse en un clásico gracias, en esta ocasión, al éxito de su gran banda sonora.

Tan solo un año más tarde, en 1961, compondría otra de sus grandes y recordadas obras. Nuevamente para un western, en esta ocasión protagonizado por el amigo del rifle, John Wayne, y dirigido por el solvente Michael Curtiz: “Los Comancheros”. Para esta nueva entrega el compositor mantendría ese estilo intenso y emocionante que empleara en la película vista anteriormente y, una vez más, compondría un espectacular tema principal que volvería a quedar grabado en las cabezas de todos los bsoadictos.

Afortunadamente, aunque bien es cierto que gran parte de sus trabajos recayeron en filmes de acción, también nos deja composiciones de gran belleza para filmes que necesitaban de melodías más sutiles y delicadas. Así, en 1962, compone para el magnífico film antirracista del direcctor Robert Mulligan: “Matar a un ruiseñor”. En él, un magistral Gregory Peck interpreta el papel del singular abogado Atticus Finch, único capaz de enfrentarse con un pueblo y una justicia que, a falta de un culpable correcto, se buscan uno cuya única culpabilidad era ser de color. 
Estupenda interpretación que le valió el Oscar al actor y la nominación al compositor; quien sí conseguía alzarse con el Globo de Oro.

Un año más tarde, en plena etapa dorada de nuestro autor, daba forma a otro de sus temas más populares, la banda sonora del film bélico “La gran evasión” (1963), de nuevo a las órdenes de Sturges.
Nuevamente en un film coral del director, donde vuelven a brillar algunos de los nombres que lo acompañaron en "Los siete magníficos" como Steve McQueen, Charles Bronson y James Coburn a los que se les unen otros como James Garner, Richard Attenborough o Donald Pleasence, nuestro autor crea una fenomenal banda sonora con tema principal muy pegadizo y sugerente de ligero aire marcial.

En 1965, siguiendo con su patrón compositivo para películas del Oeste Americano, nos deja, en esta nueva colaboración con el director John Sturges, la animada melodía de la comedia “La batalla de las colinas del Whisky”. Estupenda melodía a la que da, además de su  particular estilo de acción, otro de cariz más cómico.

Finalizando la década, nos deja con otra gran composición para su género más recurrente, el western. En esta ocasión lo hará para la primera versión de: “Valor de ley” (Henry Hathaway, 1969). Film en el que un veterano John Wayne interpreta al agente del Gobierno tuerto y alcohólico, Rooster Cogburn. Interpretación que le valdría el Oscar y a una nueva nominación a Bernstein por su composición.

Esta película daría fin a un periodo muy fructífero y exitoso, para dar comienzo a otro, que, aunque sí fue muy productivo, no llega a tener la grandiosidad de tiempos pasados. Sin que ello signifique, que no nos deje algunas obras de incalculable belleza.

Así, como comentábamos, comienza la década de los setenta. En él, aún conserva el crédito de sus éxitos pasados y compone para algunas películas más del género del Far west. Donde vuelve a repetir estilo, que, aunque sí conseguían el efecto deseado, dejan un cierto aire a manido en sus composiciones.
De esta manera llegamos a finales de la década, donde Bernstein empieza a componer para filmes de calidad cuestionable. Películas, que tienen, más que nada, el objetivo de entretener, encontrándonos entre otras con: “Desmadre a la americana” (John Landis, 1978), “Los incorregibles Albóndigas” (Ivan Reitman, 1979).
Aunque, afortunadamente, consigue algún trabajo con el que resarcirse, como ocurriera con el film de Douglas Hickox, Amanecer Zulú” ( 1979), cinta que era una precuela del film que en 1963 rodaba Cy Endfield: Zulú” . Para él, Bernstein compone una ecléctica obra, en donde realiza una selecta mezcla de estilos de anteriores éxitos, que da lugar a una obra efectista y agradable.
Pero esto no era más que un espejismo en la pesadilla en que Bernstein se encontraba sumergido, Así damos paso a la siguiente década, los ochenta, donde la realidad no mejoraba sus peores augurios. Así, nos deja composiciones para filmes, que, aunque, sí alcanzaron una gran popularidad, en ellas, sus acompañamientos son lo de menos; viéndose muchos  de ellos masacrados en pos de las canciones que los acompañaban.
Entre ellos tenemos: “Aterriza como puedas” (1980), “El pelotón chiflado” (1981), “Entre pillos anda el juego” (1983) curiosamente, por esta obtuvo la nominación a mejor adaptación musical, y para finalizar con la lista… ya que podríamos seguir: “Los Cazafantasmas” (1984).

Como no me parece de rigor dejar a este gran compositor con esta extraña sensación de él, obviaremos el resto de composiciones de esta etapa crítica y nos centraremos en otras más reseñables. Que, lamentablemente, aunque no fueran muchas… sí nos dejó alguna.
De esta manera tenemos obras como la bella melodía que acompañaba al film de animación en 1985: “Taron y el caldero mágico” (Ted Berman y Rick Rich, 1985). Banda sonora, en la que combina temas oscuros para los entes del mal, y brillantes y mágicos para nuestros héroes.

Pasamos a los 90, donde comenzamos la nueva década con buen pie, ya que, en 1990, compone la intimista banda sonora del film irlandés “El Prado” (Jim Sheridan, 1990), composición con un tono más romántico y ritmos celtas que dejan, junto a la fotografía del film y la fenomenal interpretación del veterano actor irlandés Richard Harris, un muy agradable visionado, aunque como no quiero llevar a nadie a confusiones, se trate de un duro drama al más puro estilo lorquiano. Interpretación por la que Harris conseguía la nominación al Oscar.

En 1993, compondrá para Martin Scorcesse la banda sonora del film “La edad de la inocencia”. En él, nos vuelve a deleitar con temas de corte clásico y grandes composiciones orquestales. Consiguiendo la nominación al Oscar y al Grammy.

Terminaremos dando un salto y yéndonos al año de 2002, donde compone la que sería su última obra nominada al Oscar antes de su fallecimiento, nominación que compartió junto con otra al Globo de Oro. La culpable de ello es la bella y dulce composición realizada para acompañar al melodrama “Lejos del cielo” (Todd Haynes). Film donde destacaba el papel de la actriz principal Julianne Moore, que conseguía entre otros las mismas nominaciones que el compositor: Oscar y Globo de Oro.

Espero que haya sido de vuestro agrado.

Un saludo.

2 comentarios:

  1. Después de una larga vida estos autores han dejado bastantes obras. Ya lo dices: "...ya que podríamos seguir ..."

    De los años maduros de Berstein hay algunas películas poco agraciadas, de escaso éxito, o ambas cosas a la vez, según veo en el enlace que facilitas. Algunos de estos títulos son "Oscar","Tres amigos" o "Espías como nosotros".

    Y otra cosa: también se puede leer por internet que Berstein compuso música para National Geografic.

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  2. Sí, como bien dices,Bernstein, también compuso para National Geographic.
    Como ya ha podido observar con otros grandes compositores, ya que veo que es usted un fiel seguidor de mis modestos aportes, es raro aquel que sólo dedica su trabajo a bandas sonoras de películas.
    Así, vemos que la gran mayoría reparten su trabajo con la pequeña pantalla, ya sea para series o documentales. Algunos abren sus vistas a nuevos campos como los videojuegos. Y, no muchos,se atreven a realizar obras sinfónicas u óperas, pero haberlos haylos, pondré un ejemplo de cada: John Williams (obra sinfónica)y Rota (ópera).

    En cuanto al otro tema que hace referencia... correremos un tupido velo.

    Gracias por sus comentarios.

    Un saludo.

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